Barreda dice que la región necesita 637 hectómetros del Tajo y que no hay excedentes para Murcia
Jue, 29/07/2004
TOLEDO. El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, fue tajante en sus planteamientos sobre el trasvase Tajo-Segura con su homólogo de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, con quien se reunió ayer por la tarde en el Palacio de Fuensalida durante 45 minutos. «No más agua del Tajo, la Ley dice que sólo se trasvasará agua excedentaria y no la hay», subrayó Barreda firme y rotundo.
El jefe del Ejecutivo castellano-manchego calificó el encuentro con Valcárcel como «cordial», pero matizó que no había acuerdo posible porque los intereses de ambas Comunidades son contrapuestos. «El trasvase está fuera de plazo y de lugar. En 1971 la realidad de Castilla-La Mancha era otra que la de 2004; la transformación ha sido profunda y tenemos nuevas necesidades y prioridades para nuestro progreso y así se lo he indicado al presidente de Murcia», señaló Barreda.
El presidente regional explicó que el «espectacular» crecimiento demográfico que están experimentado las provincias de Guadalajara y Toledo ponen de manifiesto nuevas necesidades hidráulicas de abastecimiento que el Gobierno de Castilla-La Mancha ya ha cuantificado: un total de 637 nuevos hectómetros cúbicos. «Estoy a favor de Castilla-La Mancha y de los castellano-manchegos y mi obligación es defender los intereses de mis vecinos, no se trata de atacar a los murcianos», puntualizó.
Según Barreda, desde Castilla-La Mancha no se puede permitir que una «obra faraónica» realizada en 1971 tenga que seguir vigente en 2004, «porque exista no se tiene que mantener indefinidamente, pues no hay agua excedentaria», matizó el presidente autonómico.
Además precisó que los murcianos no pueden basar sus expectativas de desarrollo en un recurso que no es propio como el río Tajo. «En Castilla-La Mancha -afirmó- no tenemos alternativas; ellos sí, siempre pueden desalar agua del mar. No podemos colapsar el desarrollo de Castilla-La Mancha por una hipoteca», argumentó Barreda e invitó a los regantes murcianos a «cambiar de mentalidad».
También aseguró que la fecha de caducidad del trasvase Tajo-Segura debe ser «lo antes posible» y matizó que está agradecido porque «me se arropado por todas las fuerzas políticas y sociales y organizaciones de la Comunidad autónoma en la defensa de nuestros intereses».
José María Barreda, que también destacó la solidaridad de Castilla-La Mancha en materia hidráulica en los últimos 25 años, manifestó que «siempre que en Castilla-La Mancha haya agua disponible y Murcia lo necesite para abastecimiento, lo tendrán», y agregó que en estos momentos las posiciones son contrapuestas: «el presidente de Murcia quiere agua de donde sea y el presidente de Castilla-La Mancha dice que del Tajo no», concluyó.
Por su parte, Ramón Luis Valcárcel, quien reconoció que Castilla-La Mancha necesita agua para abastecimiento, apostó por buscar, de manera conjunta y también con el Ministerio de Medio Ambiente, fórmulas alternativas al trasvase del Tajo al Segura desde la cabecera. Aunque rechazó entrar en cuestiones técnicas, propuso como posibilidades los ríos Alberche y el embalse de Azután, del Tajo Medio, una propuesta que defenderá en futuros encuentros -invitó a Barreda a acudir a Murcia para continuar las reuniones-- en los que su región aportará toda la información de la que dispone.
Valcárcel, quien reconoció que el presidente castellano-manchego «ve difícil todo esto» a pesar de su disposición al diálogo, aseveró que no había venido a Castilla-La Mancha «a por agua del Tajo» y por este motivo afirmó que sigue defendiendo la posibilidad futura de un trasvase desde el Ebro.
Subrayó también que si la región castellano-manchega tiene prioridades, especialmente en consumo, «Murcia no puede reclamar agua y mejores posibilidades cuando Castilla-La Mancha la necesita para beber», y precisó que esa prioridad «no se va a cuestionar nunca desde Murcia».
A pesar de ello, Valcárcel agregó que Murcia necesita los volúmenes de agua del Tajo porque, de lo contrario, «estaría condenada al parón y el retroceso en su desarrollo», ya que, aunque según el anexo dos del Plan Hidrológico Nacional (PHN) esta región deberá hacer importantes inversiones en desalación, «no es la solución definitiva».
Respecto a la postura de Castilla-La Mancha apostando por el fin del trasvase, el presidente de Murcia admitió que la Ley que regula el trasvase «no es ilimitada», aunque defendió que nunca se debería adoptar ningún tipo de posición radical «sin ver alternativas para la región de Murcia».
El jefe del Ejecutivo castellano-manchego calificó el encuentro con Valcárcel como «cordial», pero matizó que no había acuerdo posible porque los intereses de ambas Comunidades son contrapuestos. «El trasvase está fuera de plazo y de lugar. En 1971 la realidad de Castilla-La Mancha era otra que la de 2004; la transformación ha sido profunda y tenemos nuevas necesidades y prioridades para nuestro progreso y así se lo he indicado al presidente de Murcia», señaló Barreda.
El presidente regional explicó que el «espectacular» crecimiento demográfico que están experimentado las provincias de Guadalajara y Toledo ponen de manifiesto nuevas necesidades hidráulicas de abastecimiento que el Gobierno de Castilla-La Mancha ya ha cuantificado: un total de 637 nuevos hectómetros cúbicos. «Estoy a favor de Castilla-La Mancha y de los castellano-manchegos y mi obligación es defender los intereses de mis vecinos, no se trata de atacar a los murcianos», puntualizó.
Según Barreda, desde Castilla-La Mancha no se puede permitir que una «obra faraónica» realizada en 1971 tenga que seguir vigente en 2004, «porque exista no se tiene que mantener indefinidamente, pues no hay agua excedentaria», matizó el presidente autonómico.
Además precisó que los murcianos no pueden basar sus expectativas de desarrollo en un recurso que no es propio como el río Tajo. «En Castilla-La Mancha -afirmó- no tenemos alternativas; ellos sí, siempre pueden desalar agua del mar. No podemos colapsar el desarrollo de Castilla-La Mancha por una hipoteca», argumentó Barreda e invitó a los regantes murcianos a «cambiar de mentalidad».
También aseguró que la fecha de caducidad del trasvase Tajo-Segura debe ser «lo antes posible» y matizó que está agradecido porque «me se arropado por todas las fuerzas políticas y sociales y organizaciones de la Comunidad autónoma en la defensa de nuestros intereses».
José María Barreda, que también destacó la solidaridad de Castilla-La Mancha en materia hidráulica en los últimos 25 años, manifestó que «siempre que en Castilla-La Mancha haya agua disponible y Murcia lo necesite para abastecimiento, lo tendrán», y agregó que en estos momentos las posiciones son contrapuestas: «el presidente de Murcia quiere agua de donde sea y el presidente de Castilla-La Mancha dice que del Tajo no», concluyó.
Por su parte, Ramón Luis Valcárcel, quien reconoció que Castilla-La Mancha necesita agua para abastecimiento, apostó por buscar, de manera conjunta y también con el Ministerio de Medio Ambiente, fórmulas alternativas al trasvase del Tajo al Segura desde la cabecera. Aunque rechazó entrar en cuestiones técnicas, propuso como posibilidades los ríos Alberche y el embalse de Azután, del Tajo Medio, una propuesta que defenderá en futuros encuentros -invitó a Barreda a acudir a Murcia para continuar las reuniones-- en los que su región aportará toda la información de la que dispone.
Valcárcel, quien reconoció que el presidente castellano-manchego «ve difícil todo esto» a pesar de su disposición al diálogo, aseveró que no había venido a Castilla-La Mancha «a por agua del Tajo» y por este motivo afirmó que sigue defendiendo la posibilidad futura de un trasvase desde el Ebro.
Subrayó también que si la región castellano-manchega tiene prioridades, especialmente en consumo, «Murcia no puede reclamar agua y mejores posibilidades cuando Castilla-La Mancha la necesita para beber», y precisó que esa prioridad «no se va a cuestionar nunca desde Murcia».
A pesar de ello, Valcárcel agregó que Murcia necesita los volúmenes de agua del Tajo porque, de lo contrario, «estaría condenada al parón y el retroceso en su desarrollo», ya que, aunque según el anexo dos del Plan Hidrológico Nacional (PHN) esta región deberá hacer importantes inversiones en desalación, «no es la solución definitiva».
Respecto a la postura de Castilla-La Mancha apostando por el fin del trasvase, el presidente de Murcia admitió que la Ley que regula el trasvase «no es ilimitada», aunque defendió que nunca se debería adoptar ningún tipo de posición radical «sin ver alternativas para la región de Murcia».