La red de agua del Casco Viejo de Vitoria revienta a causa de una partida defectuosa de tuberías

Dom, 25/07/2004

El País

Vitoria
José Antonio Pizarro, el concejal de Medio Ambiente y presidente de la empresa pública Amvisa que lleva el servicio de aguas de Vitoria llegó a anunciar la pasada semana en rueda de prensa que había estado pensando en suicidarse. Pese a su extremosidad, la confesión no sorprendió a los periodistas. Cualquiera en su lugar barajaría esa posibilidad, después de que el Casco Viejo de la ciudad hubiera hecho agua, nunca mejor dicho, con una frecuencia desconocida. Sólo desde el 30 de junio, las cañerías del barrio han sufrido cuatro reventones, que han afectado a un centenar largo de portales y lonjas, además de dejar sin suministro durante horas a los vecinos de sus calles en cada ocasión.
Afortunadamente, el concejal se lo pensó dos veces y consideró que era mejor investigar qué es lo que estaba pasando con las tuberías del Casco Viejo y resolver el problema. Sobre todo porque las fiestas de La Blanca están a la vuelta de la esquina y las calles afectadas son uno de los principales núcleos festivos.
Los reventones comenzaron en agosto del año pasado y, desde entonces, las averías registradas en las calles de Herrería, Zapatería y Correría y la plaza de Aldave han concentrado la mayor parte de las incidencias registradas en toda la red de aguas del barrio antiguo. Las consecuencias han sido nefastas para las decenas de bares y pequeños comercios afectados, muchos de ellos con instalaciones en los sótanos.
La causa principal de este rosario imparable de fugas se ha descubierto esta pasada semana: las tuberías que abastecen estas calles del Casco Viejo se colocaron a principios de los años 80, siendo alcalde de Vitoria José Angel Cuerda. Se emplearon conducciones de fibrocemento, un material de moda hace veinte años, pero que ha resultado defectuoso, al menos en estos tramos de la capital alavesa. El Ayuntamiento de la ciudad ha emprendido con carácter de urgencia la sustitución de la red de distribución en estas calles, cambiando las tuberías de fibrocemento por otras de hierro fundido y cemento.
¿Cómo no se habían detectado estas deficiencias antes, cuando las canalizaciones y el pavimento de esas calles se haan cambiado varias veces? 'Es que han sido siempre intervenciones parciales, para introducir el cable telefónico, el gas o para reparar el pavimento, y en esas obras no se había apreciado un deterioro de esa magnitud', explica un portavoz del Ayuntamiento,que insiste en la excepcionalidad de este fenómeno: 'Somos la ciudad de nuestro entorno con la red de agua más sana y eso que tenemos unas 200 fugas y reventones al año'.
Pero lo de estos días ha sobrepasado esa normalidad. El 20 de mayo llegó el primer reventón en la plaza de la Virgen Blanca, que afectó a tres bares y tres portales; el 3 de junio, le tocó a la Herrería, con una avería que dejó la calle sin agua durante 11 horas; el 30 de ese mes, otro reventón inundó 51 portales; un día después, otra rotura en la calle Zapatería dejó anegados 40 portales.
Ante este panorama, el Ayuntamiento decidió intervenir en esta calle, con resultados contraproducentes: el 15 de julio una excavadora rompió una tubería, lo que provocó la inundación de cinco locales. El domingo 18, el agua volvió a buscar la superficie en la calle Herrería, la gota que colmó el vaso de la paciencia vecinal y de las autoridades municipales.
El plan de urgencia prevé, además de tasar los daños de los locales y portales afectados, la renovación de las tuberías de los principales tramos de estas calles antes del próximo mes de noviembre. Además, para febrero de 2005 se pretende terminar la renovación de tuberías en otras zonas del Casco Viejo que conservan conducciones de fibrocemento de la misma partida que las que ahora han sufrido los reventones.
No sólo han sido bares, como el popular Blanco y Negro, y comercios y particulares los afectados por estas averías. Entre las víctimas, también se encuentra la asociación SOS Racismo, que parece que lleva la maldición encima. Hace quince meses, el 11 de marzo de 2003, un reventón inundó su sede de la calle Zapatería, 59. Se perdieron miles de expedientes de inmigrantes que habían solicitado los servicios de esta ong para formalizar su residencia en Vitoria. En meses sucesivos, otros dos reventones, el último el 1 de julio, también anegaron su nueva sede, en el número 15 de Zapatería. Ahora, como el resto de los afectados, SOS Racismo espera que el Ayuntamiento resuelva la correspondiente indemnización, para poder seguir con su tarea.