Huesca y el agua: una difícil relación
Mié, 21/07/2004
MONTEARAGÓN, el pantano marcado por la reivindicación hidráulica de la capital altoaragonesa, y cuyo proyecto fue producto del Real Decreto contra la sequía de 1992, sigue consumiendo plazos, en forma de años y lustros, sin que termine de ejecutarse. La última fecha prevista es la del verano del año que viene, aunque a efectos del abastecimiento a la ciudad de Huesca es como si todavía no se hubiera empezado, por cuanto se van a iniciar los trámites para elaborar el proyecto por el que el agua embalsada se integre en su red de abastecimiento. Nos encontramos ante una obra con el sello característico de la capital altoaragonesa, donde cualquier empresa tiende a prolongarse indefinidamente, aunque se trate de una como la que nos referimos que nació bajo el signo de la urgencia, por si se repetía otro verano como aquél del 92 y, además, ha sido considerada -en estos tiempos de anti-pantanos- un modelo de pieza de regulación hidráulica por no causar ni impacto social ni ambiental.
Es de esperar que la propuesta del nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro sea la definitiva, produciéndose de inmediato el acuerdo con la empresa Necso para concluir en un año las obras de la presa, y que durante los dos siguientes, considerados de prueba, se realicen las conducciones necesarias para acoplarse a la red de abastecimiento. Con ello Huesca no habrá solucionado las graves carencias hídricas que amenazan su futuro, ya que tiene ante sí el grave problema de las deficiencias de la red actual, obsoleta y necesitada de una modernización y mejora generalizada, a fin de superar la situación un tanto tercermundista que padece. Y una vez resuelto todo ello, Huesca debe resolver su gran reto, seguramente el más importante y el que va a marcar como ningún otro su desarrollo futuro: recibir caudales de uno de los ríos pirenaicos que rompan los limitaciones que ofrecen los tres que discurren por La Hoya, procedentes de las sierras interiores, y que dejan a esta zona como la única gran área de la provincias que carece del abastecimiento de uno de nuestros grandes ríos, como son Aragón, Gállego, Cinca, Ésera y Noguera Ribagorzana. Éste que debiera ser ya una realidad, resulta un proyecto poco menos que novedoso y extraordinario, ante las urgencias y problemas actuales que nos retrotraen a una fase que hace años debía estar superada.
Es de esperar que la propuesta del nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro sea la definitiva, produciéndose de inmediato el acuerdo con la empresa Necso para concluir en un año las obras de la presa, y que durante los dos siguientes, considerados de prueba, se realicen las conducciones necesarias para acoplarse a la red de abastecimiento. Con ello Huesca no habrá solucionado las graves carencias hídricas que amenazan su futuro, ya que tiene ante sí el grave problema de las deficiencias de la red actual, obsoleta y necesitada de una modernización y mejora generalizada, a fin de superar la situación un tanto tercermundista que padece. Y una vez resuelto todo ello, Huesca debe resolver su gran reto, seguramente el más importante y el que va a marcar como ningún otro su desarrollo futuro: recibir caudales de uno de los ríos pirenaicos que rompan los limitaciones que ofrecen los tres que discurren por La Hoya, procedentes de las sierras interiores, y que dejan a esta zona como la única gran área de la provincias que carece del abastecimiento de uno de nuestros grandes ríos, como son Aragón, Gállego, Cinca, Ésera y Noguera Ribagorzana. Éste que debiera ser ya una realidad, resulta un proyecto poco menos que novedoso y extraordinario, ante las urgencias y problemas actuales que nos retrotraen a una fase que hace años debía estar superada.