Chaves cierra una desaladora y multa a otras dos, como las que propone el PSOE, por contaminación
Sáb, 17/07/2004
El PSOE expedienta sus propios proyectos. La desalación, principal baza de Cristina Narbona durante esta legislatura, ha sido vetada en Andalucía. La Junta ha abierto un expediente sancionador por verter salmuera y emitir CO2 a la desaladora de Carboneras. Además, ha interpuesto una multa de 36.000 euros a la de Palomares por los mismos motivos. La guerra del agua no cesa. La planta de Cabo de Gata ha tenido que cerrar porque la UE ha reducido los niveles de boro permitidos y su agua ya no es legalmente potable. La de Pulpí también se ha visto abocada al fracaso: extraer el agua desde 160 metros de profundidad no salía rentable. Un dato más: la de Marbella, terminada en 1997, no ha producido ni una sola gota de agua.
Madrid- ¿Es la desalación una alternativa a los trasvases? ¿Es un proyecto rentable económica y medioambientalmente? Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, dice que sí. La Junta de Andalucía, en manos de su propio partido, no lo tiene tan claro. En contra de lo que la titular de esta cartera viene vendiendo como la «panacea», la Junta ha abierto, en los últimos meses, un expediente sancionador contra una desaladora, ha interpuesto una multa de 36.000 euros a otra, ha cerrado una más por fabricar agua no apta para el consumo y ha construido otra que no ha dado ni una sola gota de agua. Así, la desaladora de Carboneras (Almería), que aun a pesar de ser la mayor de Europa sólo ha funcionado al ocho por ciento, se enfrentó el pasado 18 de febrero a la interposición, por parte de la Junta, de un expediente sancionador y a la suspensión inmediata del vertido de salmuera al mar. Además, aunque esta planta prometía a los regantes el metro cúbico de agua a 30 céntimos de euro, Rafael Hernando, diputado del PP por Almería asegura que «cuesta alrededor de 50 céntimos cuando la experiencia del trasvase Tajo-Segura nos ha demostrado que se puede obtener la misma cantidad de agua por sólo 14 céntimos».La planta de Palomares, también en Almería, fue sancionada por el mismo motivo y se vio obligada a pagar una multa de 36.000 euros sólo dos meses después de comenzar a funcionar. Lo paradójico es que la planta fue subvencionada por la propia Junta andaluza.Pero ahí no queda. Los constantes cambios en la normativa europea han obligado a que la planta de desalación de Cabo de Gata tenga que cerrar sus puertas, ya que el agua que fabrica artificialmente no cumple los requisitos que marcó el año pasado la Comisión. Así, el 17 de mayo de este año, la Junta de Andalucía declaró que el agua que salía de estas instalaciones, en su mayoría de abastastecimiento urbano, no era apta para el consumo porque los niveles de boro que contiene son superiores a los permitidos. La de Pulpí, en la misma provincia andaluza que las anteriores, también se vio abocada al fracaso, ya que extraer agua a 160 metros de profundidad no era rentable.Por su parte, la desaladora que terminó de construirse en Marbella en el año 1997, lleva siete años sin producir ni una sola gota de agua. Las expectativas no son buenas. La batalla del agua no ha hecho más que empezar. Mientras Narbona planea la construcción de 20 nuevas desaladoras con las mismas características que las que han sido sancionadas por su propio partido, el PP centra todos sus esfuerzos en demostrar que la desalación puede ser una actuación complementaria, pero no una alternativa total al Plan Hidrológico Nacional. Así, Rafael Hernando, diputado del PP por la provincia de Almería, asegura que «no se puede confiar en un sistema como la desalación. A parte de ser mucho más caro, y en esta provincia está demostrado porque tenemos experiencia de trasvase y de desalación, provoca muchos problemas sanitarios y de contaminación medioambiental». «Además ironiza quiero que la señora Narbona nos explique cómo va a obtener esos 1.063 hectómetros cúbicos de los que habla. Para producir esa cantidad son necesarios 5.000 megavatios, lo que significa que son imprescindibles cinco centrales nucleares como la de Trillo (Guadalajara). Nuestro país no tiene capacidad. ¡Si este verano hemos sufrido apagones! Que nos diga de dónde va a obtener esos 5.000 megavatios».Hernando, que como los miembros de su partido cree que la desalación es una actuación más pero no la única, no entiende porque España no aprovecha sus propios recursos. Se justifica afirmando que «No entiendo como se puede traer petróleo de dónde se traiga y no sé puede traer agua de Tortosa. Es de locos». Además, asegura que un trasvase es una obra para toda la vida, mientras que una desaladora tiene una vida media de 12 años. Por ello, y porque los planes de Narbona no permitirían ni cumplir con el protocolo de Kioto, Hernando se mostró tajante y aseveró que «el trasvase del Ebro se va a hacer y se hará con el PSOE o sin el PSOE».La alternativa al trasvase del Ebro que propone Medio Ambiente calificada como «Nuevas actuaciones de interés general» en el Real Decreto Ley de Modificación del PHN, recoge 120 actuaciones que se basan en la construcción de 20 nuevas plantas desaladoras en las principales cuencas hidrográficas, que aportarán, según el Gobierno, 621 hectómetros cúbicos anuales. La Titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha asegurado, en repetidas ocasiones, que la paralización de las obras supone un ahorro «inmediato» de 400 millones de euros, y que el ahorro total se estima en unos 1.600 millones.La reutilización de las aguas residuales, y la recuperación hidrográfica, potabilización, construcción de embalses y mejoras en los canales actuales de regadío completan el plan de su gabinete, que aportará 1.063 hectómetros cúbicos anuales a Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, y que prevé inversiones de casi 4.000 millones de euros. Con su plan alternativo, Narbona promete, además, obtener un ahorro de 253 hectómetros cúbicos de agua al año. Esta cantidad equivale a 253.000 millones de litros. Se trata de un volumen de agua superior a la mitad del embalse de El Atazar que, con una capacidad de 425 hectómetros cúbicos, es el más grande de la Comunidad de Madrid. Una cantidad que serviría para llenar 400.000 piscinas olímpicas. Algunas de las actuaciones se basan en términos como «modernización», «remodelación» de las conducciones, o «medidas urgentes para dotar de recursos», poco precisos.Se construirán desaladoras en el Campo de Dalías, Níjar y el Bajo Almanzora y se ampliarán las plantas de Carboneras y el Poniente Almeriense. Se remodelará la planta de Marbella. En la cuenca del Segura se edificará una desaladora en Campo de Cartagena para garantizar los regadíos del trasvase Tajo-Segura.
Madrid- ¿Es la desalación una alternativa a los trasvases? ¿Es un proyecto rentable económica y medioambientalmente? Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, dice que sí. La Junta de Andalucía, en manos de su propio partido, no lo tiene tan claro. En contra de lo que la titular de esta cartera viene vendiendo como la «panacea», la Junta ha abierto, en los últimos meses, un expediente sancionador contra una desaladora, ha interpuesto una multa de 36.000 euros a otra, ha cerrado una más por fabricar agua no apta para el consumo y ha construido otra que no ha dado ni una sola gota de agua. Así, la desaladora de Carboneras (Almería), que aun a pesar de ser la mayor de Europa sólo ha funcionado al ocho por ciento, se enfrentó el pasado 18 de febrero a la interposición, por parte de la Junta, de un expediente sancionador y a la suspensión inmediata del vertido de salmuera al mar. Además, aunque esta planta prometía a los regantes el metro cúbico de agua a 30 céntimos de euro, Rafael Hernando, diputado del PP por Almería asegura que «cuesta alrededor de 50 céntimos cuando la experiencia del trasvase Tajo-Segura nos ha demostrado que se puede obtener la misma cantidad de agua por sólo 14 céntimos».La planta de Palomares, también en Almería, fue sancionada por el mismo motivo y se vio obligada a pagar una multa de 36.000 euros sólo dos meses después de comenzar a funcionar. Lo paradójico es que la planta fue subvencionada por la propia Junta andaluza.Pero ahí no queda. Los constantes cambios en la normativa europea han obligado a que la planta de desalación de Cabo de Gata tenga que cerrar sus puertas, ya que el agua que fabrica artificialmente no cumple los requisitos que marcó el año pasado la Comisión. Así, el 17 de mayo de este año, la Junta de Andalucía declaró que el agua que salía de estas instalaciones, en su mayoría de abastastecimiento urbano, no era apta para el consumo porque los niveles de boro que contiene son superiores a los permitidos. La de Pulpí, en la misma provincia andaluza que las anteriores, también se vio abocada al fracaso, ya que extraer agua a 160 metros de profundidad no era rentable.Por su parte, la desaladora que terminó de construirse en Marbella en el año 1997, lleva siete años sin producir ni una sola gota de agua. Las expectativas no son buenas. La batalla del agua no ha hecho más que empezar. Mientras Narbona planea la construcción de 20 nuevas desaladoras con las mismas características que las que han sido sancionadas por su propio partido, el PP centra todos sus esfuerzos en demostrar que la desalación puede ser una actuación complementaria, pero no una alternativa total al Plan Hidrológico Nacional. Así, Rafael Hernando, diputado del PP por la provincia de Almería, asegura que «no se puede confiar en un sistema como la desalación. A parte de ser mucho más caro, y en esta provincia está demostrado porque tenemos experiencia de trasvase y de desalación, provoca muchos problemas sanitarios y de contaminación medioambiental». «Además ironiza quiero que la señora Narbona nos explique cómo va a obtener esos 1.063 hectómetros cúbicos de los que habla. Para producir esa cantidad son necesarios 5.000 megavatios, lo que significa que son imprescindibles cinco centrales nucleares como la de Trillo (Guadalajara). Nuestro país no tiene capacidad. ¡Si este verano hemos sufrido apagones! Que nos diga de dónde va a obtener esos 5.000 megavatios».Hernando, que como los miembros de su partido cree que la desalación es una actuación más pero no la única, no entiende porque España no aprovecha sus propios recursos. Se justifica afirmando que «No entiendo como se puede traer petróleo de dónde se traiga y no sé puede traer agua de Tortosa. Es de locos». Además, asegura que un trasvase es una obra para toda la vida, mientras que una desaladora tiene una vida media de 12 años. Por ello, y porque los planes de Narbona no permitirían ni cumplir con el protocolo de Kioto, Hernando se mostró tajante y aseveró que «el trasvase del Ebro se va a hacer y se hará con el PSOE o sin el PSOE».La alternativa al trasvase del Ebro que propone Medio Ambiente calificada como «Nuevas actuaciones de interés general» en el Real Decreto Ley de Modificación del PHN, recoge 120 actuaciones que se basan en la construcción de 20 nuevas plantas desaladoras en las principales cuencas hidrográficas, que aportarán, según el Gobierno, 621 hectómetros cúbicos anuales. La Titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha asegurado, en repetidas ocasiones, que la paralización de las obras supone un ahorro «inmediato» de 400 millones de euros, y que el ahorro total se estima en unos 1.600 millones.La reutilización de las aguas residuales, y la recuperación hidrográfica, potabilización, construcción de embalses y mejoras en los canales actuales de regadío completan el plan de su gabinete, que aportará 1.063 hectómetros cúbicos anuales a Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, y que prevé inversiones de casi 4.000 millones de euros. Con su plan alternativo, Narbona promete, además, obtener un ahorro de 253 hectómetros cúbicos de agua al año. Esta cantidad equivale a 253.000 millones de litros. Se trata de un volumen de agua superior a la mitad del embalse de El Atazar que, con una capacidad de 425 hectómetros cúbicos, es el más grande de la Comunidad de Madrid. Una cantidad que serviría para llenar 400.000 piscinas olímpicas. Algunas de las actuaciones se basan en términos como «modernización», «remodelación» de las conducciones, o «medidas urgentes para dotar de recursos», poco precisos.Se construirán desaladoras en el Campo de Dalías, Níjar y el Bajo Almanzora y se ampliarán las plantas de Carboneras y el Poniente Almeriense. Se remodelará la planta de Marbella. En la cuenca del Segura se edificará una desaladora en Campo de Cartagena para garantizar los regadíos del trasvase Tajo-Segura.