El agua de todos
Vie, 16/07/2004
En los últimos meses estamos asistiendo atónitos a los acontecimientos que se suceden en torno a la problemática del agua que padece todo el Levante español, Cataluña incluida. Es preocupante ver cómo gobernantes, sin un plan alternativo serio, estudiado, riguroso, científico, se atreven a derogar la Ley más solidaria que la Democracia española ha dado jamás. El famoso trasvase del Ebro, ahora ya inexistente, no era en modo alguno la totalidad del PHN. El anejo II del denostado PHN planeaba, y no con un número pequeño, la creación de desaladoras en el litoral levantino. También se contemplaban medidas de ahorro y reutilización, aumento del número de estaciones depuradoras de aguas residuales, planes de actuación contra las avenidas, etc.
Existen párrafos y párrafos sobre el tema en cuestión, opiniones contrarias y favorables al trasvase, pero todas, eso sí, con un denominador común: la falta de agua en el Levante y Sureste español.
El plan alternativo, «las desaladoras por doquier», a mi juicio, es una frivolidad. Las desaladoras paliarán el déficit hídrico del litoral, probablemente a varios kilómetros del mismo, pero en las comarcas interiores se plantea el mismo inconveniente que se le achacaba al trasvase del Ebro: el bombeo del agua a cotas importantes, por ejemplo, en el caso del Altiplano (con una media de 600 metros por encima del nivel del mar, y en algunos sitios, incluso más). Se abre así el debate energético.
Los precios del bombeo del agua son iguales, el consumo energético, sea del mar o sea del Ebro, es el mismo; ahora bien, es evidente que las longitudes de las conducciones no lo son. El agua del Ebro era gratis, ahora habrá que invertir para poder extraer esa agua de mar. Esto supone aumentar costes energéticos, cuando no sobra la energía.
Las desaladoras tienen una vida limitada. ¿Se ha contado con ello? ¿Y con los emisarios de salmuera? ¿Se ha previsto ya una solución para que el Mediterráneo no sufra el impacto de altas concentraciones salinas cerca del litoral? Una desaladora no se construye en dos semanas ni en dos meses, así que el problema se volverá a presentar transcurridos unos años. El agua desalada necesita un tratamiento para su consumo humano, nada desdeñable en cuanto a precios y controles sanitarios. El agua del Ebro también tenía que ser tratada, pero su tratamiento no era tan costoso. Hay que valorar, muchas cosas y en el término medio estará la solución.
Desalar, sí; trasvases, también; pero, ¿de dónde? ¿Del Ebro? ¿Del Duero? Que sean los científicos y no los políticos los que dispongan de dónde es más conveniente trasvasar agua. Cierto es que hay informes favorables y desfavorables acerca del trasvase del Ebro, y no menos cierto es que los desfavorables están avalados siempre por los mismos. Uno lee los dos tipos de informe y los dos tienen razón, dependiendo de su posicionamiento ideológico.
Para posicionarse en el conflictivo tema del agua hay que conocer las dos partes y, seguramente, se optaría por consensuar ambos planes. Trasvase sí, pero complementado con desaladoras. Algo que defendía y defiende desde la firmeza y la seguridad, el presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y como era de sentido común, muchos dirigentes socialistas, a los cuales tuve la ocasión de ver en la manifestación de Valencia el año pasado que posaban en la foto al lado de los dirigentes del P.P. ¿Qué ha pasado para que los segundos cambien de opinión?
José Bono, anterior presidente de Castilla-La Mancha firmó y estaba de acuerdo con el PHN, porque colmaba las demandas de esa Comunidad Autónoma. Ahora calla. ¿Alguien lo entiende? Mientras este circo político tiene lugar, nuestros campos se mueren de sed.
De otra parte, se habla mucho de los costes energéticos de las desaladoras. Si se sigue con la política energética actual, en la que el petróleo y el carbón son los responsables de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, y se renuncia a la nuclear, que al fin y al cabo, es algo prometido en el programa electoral del PSOE, se aumentará la emisión de gases de efecto invernadero. ¿De dónde vendrá esa energía adicional que necesitará el levante español?
Dependemos energéticamente, y mucho, del exterior. No se puede crear plantas desaladoras a lo loco sin tener en cuenta si van a poder funcionar o no. ¿Energía eólica para las desaladoras? ¿Serán autosuficientes? ¿Se ha estudiado el impacto medioambiental de parques eólicos en el litoral? El Congreso de los Diputados rechazó estudiar el impacto ambiental de todas estas obras alternativas. ¿Los grupos ecologistas están de acuerdo en que no se realice el Estudio de Impacto Ambiental de las actuaciones propuestas? Ahora aceptamos un plan que no tiene Estudio de Impacto Ambiental, que dicen que se realizará cuando se ponga en marcha. ¿Entiende esto alguien? El PHN sí que tenía todos los informes.
Muchos son los interrogantes que se plantean ante la incertidumbre que se nos avecina. Creo que se está improvisando, y la improvisación es mala consejera. Hace falta investigar más en la resolución del problema del agua. El PHN contentaba a todos y su derogación contenta a Maragall, a Carod Rovira y a Marcelino Iglesias, porque ellos siguen teniendo el agua asegurada para sus ciudadanos, y mientras, aquí, dando ejemplo de utilización y reutilización del agua, de modernización de regadíos, de aprovechamiento hasta la última gota de agua, porque sabemos que es un bien escaso y nuestro futuro depende de ella. No me gusta el «nuevo talante». Se habla de diálogo y a los murcianos no nos han pedido la opinión. Nos han quitado el agua, sin más
Existen párrafos y párrafos sobre el tema en cuestión, opiniones contrarias y favorables al trasvase, pero todas, eso sí, con un denominador común: la falta de agua en el Levante y Sureste español.
El plan alternativo, «las desaladoras por doquier», a mi juicio, es una frivolidad. Las desaladoras paliarán el déficit hídrico del litoral, probablemente a varios kilómetros del mismo, pero en las comarcas interiores se plantea el mismo inconveniente que se le achacaba al trasvase del Ebro: el bombeo del agua a cotas importantes, por ejemplo, en el caso del Altiplano (con una media de 600 metros por encima del nivel del mar, y en algunos sitios, incluso más). Se abre así el debate energético.
Los precios del bombeo del agua son iguales, el consumo energético, sea del mar o sea del Ebro, es el mismo; ahora bien, es evidente que las longitudes de las conducciones no lo son. El agua del Ebro era gratis, ahora habrá que invertir para poder extraer esa agua de mar. Esto supone aumentar costes energéticos, cuando no sobra la energía.
Las desaladoras tienen una vida limitada. ¿Se ha contado con ello? ¿Y con los emisarios de salmuera? ¿Se ha previsto ya una solución para que el Mediterráneo no sufra el impacto de altas concentraciones salinas cerca del litoral? Una desaladora no se construye en dos semanas ni en dos meses, así que el problema se volverá a presentar transcurridos unos años. El agua desalada necesita un tratamiento para su consumo humano, nada desdeñable en cuanto a precios y controles sanitarios. El agua del Ebro también tenía que ser tratada, pero su tratamiento no era tan costoso. Hay que valorar, muchas cosas y en el término medio estará la solución.
Desalar, sí; trasvases, también; pero, ¿de dónde? ¿Del Ebro? ¿Del Duero? Que sean los científicos y no los políticos los que dispongan de dónde es más conveniente trasvasar agua. Cierto es que hay informes favorables y desfavorables acerca del trasvase del Ebro, y no menos cierto es que los desfavorables están avalados siempre por los mismos. Uno lee los dos tipos de informe y los dos tienen razón, dependiendo de su posicionamiento ideológico.
Para posicionarse en el conflictivo tema del agua hay que conocer las dos partes y, seguramente, se optaría por consensuar ambos planes. Trasvase sí, pero complementado con desaladoras. Algo que defendía y defiende desde la firmeza y la seguridad, el presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y como era de sentido común, muchos dirigentes socialistas, a los cuales tuve la ocasión de ver en la manifestación de Valencia el año pasado que posaban en la foto al lado de los dirigentes del P.P. ¿Qué ha pasado para que los segundos cambien de opinión?
José Bono, anterior presidente de Castilla-La Mancha firmó y estaba de acuerdo con el PHN, porque colmaba las demandas de esa Comunidad Autónoma. Ahora calla. ¿Alguien lo entiende? Mientras este circo político tiene lugar, nuestros campos se mueren de sed.
De otra parte, se habla mucho de los costes energéticos de las desaladoras. Si se sigue con la política energética actual, en la que el petróleo y el carbón son los responsables de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, y se renuncia a la nuclear, que al fin y al cabo, es algo prometido en el programa electoral del PSOE, se aumentará la emisión de gases de efecto invernadero. ¿De dónde vendrá esa energía adicional que necesitará el levante español?
Dependemos energéticamente, y mucho, del exterior. No se puede crear plantas desaladoras a lo loco sin tener en cuenta si van a poder funcionar o no. ¿Energía eólica para las desaladoras? ¿Serán autosuficientes? ¿Se ha estudiado el impacto medioambiental de parques eólicos en el litoral? El Congreso de los Diputados rechazó estudiar el impacto ambiental de todas estas obras alternativas. ¿Los grupos ecologistas están de acuerdo en que no se realice el Estudio de Impacto Ambiental de las actuaciones propuestas? Ahora aceptamos un plan que no tiene Estudio de Impacto Ambiental, que dicen que se realizará cuando se ponga en marcha. ¿Entiende esto alguien? El PHN sí que tenía todos los informes.
Muchos son los interrogantes que se plantean ante la incertidumbre que se nos avecina. Creo que se está improvisando, y la improvisación es mala consejera. Hace falta investigar más en la resolución del problema del agua. El PHN contentaba a todos y su derogación contenta a Maragall, a Carod Rovira y a Marcelino Iglesias, porque ellos siguen teniendo el agua asegurada para sus ciudadanos, y mientras, aquí, dando ejemplo de utilización y reutilización del agua, de modernización de regadíos, de aprovechamiento hasta la última gota de agua, porque sabemos que es un bien escaso y nuestro futuro depende de ella. No me gusta el «nuevo talante». Se habla de diálogo y a los murcianos no nos han pedido la opinión. Nos han quitado el agua, sin más