La agricultura pierde por la desertificación 71 millones

Jue, 24/06/2004

Diario de Cádiz

Cada año la superficie de olivar disminuye en 80 millones de toneladas de suelo, la agricultura andaluza pierde 71,5 millones de euros (una media de 17,26 euros por hectárea y año) y los pantanos y embalses reducen su capacidad en 18 hectómetros cúbicos. Todo ello debido al proceso de desertificación –degradación de las tierras hasta perder la productividad biológica o económica– que soporta Andalucía, que disminuye dos centímetros de suelo al año por esta causa. Un 15 por ciento de la comunidad tiene un grado de desertificación alto o muy alto y un 22 por ciento, medio.
Para poner freno a este avance, la Consejería de Medio Ambiente prevé poner en marcha el Plan Andaluz de Control de la Desertificación: 200 medidas con una inversión total para los próximos diez años de 7.500 millones de euros. Para ello, la Junta ha elaborado un amplio análisis:
Almería
Factores naturales y malos usos agrícolas
Más del 18 por ciento de la superficie almeriense tiene un grado de desertificación alto o muy alto, un índice por encima de la media andaluza. Además de las escasas lluvias y la elevada insolación que caracterizan a esta tierra, entre las principales causas del proceso se halla la erosión, la salinización y la contaminación del suelo, que afectan sobre todo a los terrenos de nueva agricultura en las zonas de litoral, por el uso de pesticidas y fertilizantes. La sobreexplotación y contaminación de acuíferos son otros graves problemas.
Cádiz
Los recursos hídricos, clave para el futuro
El terreno llano de buena parte de la provincia y la vegetación en las zonas escarpadas consiguen contrarrestar la incidencia de un alto poder erosivo de la lluvia. En la Sierra de Líjar se hallan los valores más altos de desertificación, afectando al cultivo de olivar y a las zonas forestales con escasa protección vegetal. Destacan la sobreexplotación e intrusión marina en algunas zonas de regadío y en acuíferos litorales, así como la contaminación de aguas subterráneas con las que se abastece la agricultura intensiva en Chipiona y Sanlúcar, y que además origina contaminación de suelos.
Córdoba
Casos puntuales con problemas de erosión
La vegetación natural de Sierra Morena protege de forma efectiva de la erosión. Sin embargo, en los terrenos acolinados de las campiñas Alta y Baja se dan grandes tasas de erosión. La zona más afectada es el Norte de la Sierra de los Puntales y las subbéticas, donde los olivos y cultivos extensivos son el centro del problema. El acuífero que surte los regadíos del tramo bajo del Guadalquivir está contaminado por nitratos. Las técnicas de conservación de suelos y las buenas prácticas agrícolas son claves contra la desertificación.
Granada
Erosión, salinización y contaminación de suelo
Los factores que hacen vulnerable a esta provincia son: las lluvias torrenciales, sobre todo en la costa, y los terrenos fácilmente erosionables. En la media andaluza, las principales causas de desertificación son la erosión, que afecta a las zonas serranas con cultivos leñosos en pendiente (Sierra de Alhama, Almijara, Sierra Nevada o La Contraviesa), la salinización y la contaminación del suelo. Esto último afecta a los terrenos de nueva agricultura en el litoral, por la utilización de fertilizantes.
Huelva
La Sierra de Aracena y el río Tinto, puntos negros
La provincia destaca por tener una tasa baja de erosión hídrica en más del 85 por ciento de su superficie, si bien sí que se observan las consecuencias de una incipiente actividad erosiva en los cauces, sobre todo en la costa y Doñana. La Sierra de Aracena y la margen izquierda del río Tinto en su confluencia con el Odiel presentan los peores índices de desertificación. Algunas zonas mineras como río Tinto, Tharsis o Cala también sufren sus efectos.
Jaén
El problema afecta a la mitad del terreno
Jaén presenta una de las peores situaciones. El problema se manifiesta en casi la mitad de su territorio. La erosión en el olivar supone la generación de un volumen de sedimentos tal que, en tan sólo 50 años, equivaldría a la capacidad total de embalse de la provincia de Jaén. El valle del Guadalquivir padece contaminación por el uso de fitosanitarios en la agricultura, mientras que los pantanos acumulan cada día más sedimentos.
Málaga
A salvo sólo un 21 por ciento de la provincia
Sólo un 21 por ciento de la provincia se salva de los efectos de la desertificación. Los cambios de uso forestal hacia cultivos más intensivos y la urbanización en la franja costera son algunos de los graves problemas a los que se enfrenta Málaga. La sobreexplotación y la contaminación de acuíferos con especial relevancia para las aglomeraciones urbanas costeras y las vegas de regadíos están aún por resolver, según recoge el Plan Andaluz de la Desertificación.
Sevilla
Favorecida por la suavidad del relieve
Las cifras de desertificación ofrecen valores algo menores que los totales de Andalucía en cuanto a porcentaje de superficie afectada, pero, sin embargo, alcanza un 19 por ciento de terreno con un grado de desertificación alto o muy alto. La suavidad del relieve y las llanuras configuran un medio poco susceptible a la erosión, si bien hay problemas en las cornisas del Aljarafe, del Alcor y en la Sierra Sur. Se detecta la explotación excesiva de acuíferos para su uso en regadíos, contaminación de aguas subterráneas en la Vega del Guadalquivir y de suelos por el uso de fertilizantes y pesticidas en la campiña.
La degradación de los suelos provoca, entre otros efectos, que cada año se reduzca la superficie de olivar y la capacidad de embalse de los pantanos