El nuevo rumbo del Plan Hidrológico reaviva el interés por la calidad de las aguas
Mié, 23/06/2004
Madrid, 18 de junio de 2004. - La actual política de agua del Ministerio de Medio Ambiente supone un cambio de orientación respecto a la concepción inicial del Plan Hidrológico, que dará más relevancia al control de la calidad de las aguas. Medio Ambiente abogará por la calidad como factor decisivo de garantía de suministro y de mejora en la gestión de los recursos hídricos en general. El nuevo planteamiento del Ministerio gira en torno a una gestión sostenible del agua e incide en la necesidad de “dar valor a otras actuaciones, como la recuperación de cauces de ríos o estudios sobre aguas subterráneas“, según afirmó recientemente la titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona.
En este contexto, la necesidad de paliar la contaminación de las aguas constituye un objetivo prioritario, especialmente en el caso de la contaminación por nitratos de origen agrícola que afecta a amplias regiones de España. Con el fin de reducir el problema y adoptar medidas preventivas, el Consejo Europeo aprobó el 12 de diciembre de 1991, la Directiva 91/676/CEE, relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura y traspuesta a la legislación española por el RD 261/96 de 16 de febrero. La Directiva impone a los Estados Miembros la obligación de identificar las aguas que se hallen afectadas por la contaminación por nitratos, establecer criterios para designar zonas vulnerables frente a este tipo de contaminación y poner en funcionamiento programas de acción con la finalidad de eliminar, o al menos minimizar, los efectos de los nitratos sobre las aguas.
El Estado Español ha mostrado un limitado e insuficiente progreso en la implementación de esta Directiva, lo que ha llevado a la Comisión Europea y a la Corte de Justicia a emprender acciones legales al respecto en repetidas ocasiones. Ahora, más que nunca, España se enfrenta al reto de asumir los compromisos y obligaciones que la Directiva impone, si se quiere preservar la calidad de las aguas dentro de unos límites aceptables. Es el momento de considerar las dificultades que están surgiendo en la implantación de la Directiva y plantear las posibles soluciones. Estos y otros asuntos serán examinados en las Jornadas Técnicas sobre la Directiva Europea de Nitratos, organizadas por Miliarium.com, que se celebrarán el próximo 29 de junio en el Palacio de Congresos de Madrid, en las que participan el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las Confederaciones Hidrográficas del Ebro y del Júcar, entre otros organismos (más información Miliarium).
EL MARCO EUROPEO DEL AGUA
La estrategia española en materia de aguas está en consonancia con la reestructuración que la Unión Europea ha llevado a cabo en su política a través de la Directiva Marco del Agua (Directiva 60/2000/CE). Los elementos clave en la nueva política europea de aguas radican primordialmente en la protección de todas las aguas (ríos, lagos, aguas subterráneas y costeras), el establecimiento de referencias de calidad y eliminación progresiva de sustancias peligrosas, la gestión basada en el ámbito de las cuencas hidrográficas, la aplicación de instrumentos económicos en apoyo de los objetivos medioambientales y la integración de todas las aguas, y la legislación europea relativa, dentro de un ámbito de gestión coherente. El desafío es que todas las aguas alcancen el objetivo de buena calidad en 2015.
En este contexto, la necesidad de paliar la contaminación de las aguas constituye un objetivo prioritario, especialmente en el caso de la contaminación por nitratos de origen agrícola que afecta a amplias regiones de España. Con el fin de reducir el problema y adoptar medidas preventivas, el Consejo Europeo aprobó el 12 de diciembre de 1991, la Directiva 91/676/CEE, relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura y traspuesta a la legislación española por el RD 261/96 de 16 de febrero. La Directiva impone a los Estados Miembros la obligación de identificar las aguas que se hallen afectadas por la contaminación por nitratos, establecer criterios para designar zonas vulnerables frente a este tipo de contaminación y poner en funcionamiento programas de acción con la finalidad de eliminar, o al menos minimizar, los efectos de los nitratos sobre las aguas.
El Estado Español ha mostrado un limitado e insuficiente progreso en la implementación de esta Directiva, lo que ha llevado a la Comisión Europea y a la Corte de Justicia a emprender acciones legales al respecto en repetidas ocasiones. Ahora, más que nunca, España se enfrenta al reto de asumir los compromisos y obligaciones que la Directiva impone, si se quiere preservar la calidad de las aguas dentro de unos límites aceptables. Es el momento de considerar las dificultades que están surgiendo en la implantación de la Directiva y plantear las posibles soluciones. Estos y otros asuntos serán examinados en las Jornadas Técnicas sobre la Directiva Europea de Nitratos, organizadas por Miliarium.com, que se celebrarán el próximo 29 de junio en el Palacio de Congresos de Madrid, en las que participan el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las Confederaciones Hidrográficas del Ebro y del Júcar, entre otros organismos (más información Miliarium).
EL MARCO EUROPEO DEL AGUA
La estrategia española en materia de aguas está en consonancia con la reestructuración que la Unión Europea ha llevado a cabo en su política a través de la Directiva Marco del Agua (Directiva 60/2000/CE). Los elementos clave en la nueva política europea de aguas radican primordialmente en la protección de todas las aguas (ríos, lagos, aguas subterráneas y costeras), el establecimiento de referencias de calidad y eliminación progresiva de sustancias peligrosas, la gestión basada en el ámbito de las cuencas hidrográficas, la aplicación de instrumentos económicos en apoyo de los objetivos medioambientales y la integración de todas las aguas, y la legislación europea relativa, dentro de un ámbito de gestión coherente. El desafío es que todas las aguas alcancen el objetivo de buena calidad en 2015.