Las constructoras esperan que el negocio de la desalación se duplique en tres años

Lun, 14/06/2004

Expansión

La decisión del Gobierno de impulsar la desalación como alternativa al trasvase del Ebro generará un suculento negocio para las constructoras. El plan de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, incluye la puesta en marcha de 11 desaladoras y la ampliación de otras dos, con una inversión de 632 millones de euros.

Las grandes constructoras, a las que el parón del trasvase del Ebro ha obligado a replantear sus planes de inversión hidráulica, esperan poder participar en los nuevos proyectos de desalación. Fuentes del sector constructor prevén que la facturación por la construcción y explotación de desaladoras se duplique en un plazo de entre tres y cuatro años.

En la actualidad, el mercado español de desalación mueve entre 270 y 340 millones de euros al año. El negocio generado por las grandes constructoras supera los 142 millones de euros. "El plan del Gobierno elevará en un 50% la capacidad de desalación que existe en España", señala un ejecutivo de una constructora.

Las empresas confían en su experiencia en desalación en España y en el exterior para ganar los nuevos contratos. Por ejemplo, OHL, a través de su filial Inima (con una facturación de 55,5 millones de euros en este negocio), es la única empresa española de desalación presente en Estados Unidos. Además, ha participado en proyectos en Chile, Israel, Turquía y Brasil.

PROYECTOS EN EL EXTERIOR

El arco mediterráneo es uno de los principales focos de atracción de las constructoras españolas. Especialmente, Argelia, cuyo Gobierno ha puesto en marcha un plan de desalación. El consorcio formado por Cobra (filial de ACS), Sadyt (filial de Sacyr Vallehermoso), Befesa (de Abengoa) y Codesa se han adjudicado la construcción y explotación de las plantas argelinas en Skikda y Orán, con una inversión de 230 millones de euros.

José Antonio Medina, presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (Aedyr), afirma que "en España, hay doce empresas que tienen un nivel tecnológico muy alto, con gran renombre en el extranjero". Junto a las grandes constructoras, en España operan Abengoa; Pridesa, perteneciente al grupo alemán RWE, y Degrémont, de la constructora francesa Ondeo Degrémont. Por su parte, Uralita fabrica tubos utilizados en desaladoras (su negocio de tuberías supone el 16,5% de sus ventas).

Según Medina, "en el Golfo Pérsico, el 1% de las plantas las han construido empresas locales. En España, todas las desaladoras están construidas por compañías nacionales".

Algunos de los componentes de una desaladora (como las membranas para filtrar el agua) provienen del extranjero. Pero las empresas españolas son punteras en la ingeniería de las plantas aplicada a su diseño y construcción. "Las plantas de tecnología española son las más eficientes del mundo", apunta Medina.

El reto actual es elevar la eficiencia energética de las desaladoras y reducir el consumo de energía para limitar, además, sus emisiones contaminantes. Ya se han logrado avances: hace dos años, desalar un metro cúbico de agua consumía 5 kilovatios hora; ahora, poco más de 3.

Sadyt, que ha construido 45 plantas desde 1995 (sobre todo, en el sudeste español), facturó por desalación 8,5 millones de euros en 2003. José Luis Hervás, presidente de Valoriza (filial de servicios de Sacyr), prevé que el negocio de Sadyt alcance los 60 millones en 2006, casi cinco veces más que su facturación actual (10,4 millones). "Casi todo el crecimiento en agua vendrá de la desalación", apunta Hervás, que explica que Sadyt tiene capacidad para construir entre 20 y 25 plantas, hasta 2006. "Podemos generar energías renovables suficientes para desalar el agua sin impacto ambiental y con la máxima eficiencia energética, a través de nuestras filiales Finerge y Valoriza Energía", añade.

Por su parte, FCC, que explota 10 plantas (a través de Aqualia) y ha construido otras 8, espera facturar 60 millones de euros por el negocio de desalación en 2004, lo que equivale al 12% de la cifra de negocio prevista para Aqualia.

En el caso de Ferrovial, la desalación supone el 20% de la facturación de su filial de aguas Cadagua, que asciende a 90 millones de euros. La compañía ha desarrollado proyectos en Chipre, Túnez y Arabia Saudí. ACS, a través de Tedagua (perteneciente a Cobra), tiene 70 plantas en Canarias y 15 en Levante.

Las constructoras reconocen que la nueva política hidráulica del PSOE les ha llevado a plantear planes estratégicos para potenciar el negocio desalador. Según Aedyr, el 25% del mercado mundial está en España. "Empiezan a visitarnos empresas extranjeras, pero les cuesta entrar. Es un mercado muy maduro, donde hay una competencia tremenda y cierta guerra de precios", apunta Medina.

Narbona inició la semana pasada una ronda de reuniones con las patronales de la construcción (Seopan y Confederación Nacional de la Construcción), en las que no faltaron los máximos ejecutivos de las constructoras. Pronto se verá con empresas especializadas en desalación y las consultoras de obra hidráulica y ambiental. ¿El mensaje? No hay parón a la obra hidráulica, sino un giro: desalación y reutilización en lugar de trasvase.

LAS CIFRAS DEL MERCADO

-- El mercado español de desalación mueve entre 270 y 340 millones de euros al año, lo que equivale al 25% del mercado mundial, según datos de Aedyr (Asociación Española de Desalación y Reutilización de Aguas).

-- El negocio desalador generado por las grandes constructoras en España supera los 142 millones de euros.

-- En España, existen 3.000 desaladoras (la mayoría son pequeñas), con una capacidad de 1,5 millones de metros cúbicos al día (parámetro usado para medir las plantas), lo que equivale a las plantas que anualmente se ponen en marcha en todo el mundo.

-- Aedyr prevé que la capacidad en España se duplique en los próximos diez años. Desde el punto de vista de la facturación prevista, las constructoras estiman que el negocio, al menos, se duplique en un plazo de entre tres y cuatro años.

-- El mercado mundial mueve 1.352 millones de euros al año.

-- El plan del Gobierno prevé una inversión de 632 millones de euros para construir 11 desaladoras