«Hay que revisar los regadíos desde la sostenibilidad»
Mar, 25/05/2004
Su discurso no atiende a más consideraciones que las que impone la lógica. Y ésta le dicta a Pedro Arrojo (Madrid, 1951) la defensa de una postura que, en más de una ocasión, topa con un difícil encaje entre arcaicas estrategias de gestión de aguas o desmesuradas obras hidráulicas, pese a quién le pese. Preside la Fundación Nueva Cultura del Agua y, desde ese prisma, se ha convertido en un referente internacional en la defensa de cuestiones medioambientales. No en vano, un premio Goldman -similar a un Nobel en Ecología- jalona su currículum. Su formación académica y su sensibilidad social le llevaron a liderar movimientos de tan hondo calado como las protestas contra el fallido Plan Hidrológico Nacional, ideado por el anterior Gobierno central. Bajo estas premisas, Arrojo no oculta sus reticencias ante los planes de regadíos previstos para Álava. «Creo que hay que revisarlos todos», explica. Aduce para ello que éstos quedarán fuera de la legislación europea. Y lo dice desde la perspectiva de aquel que ha analizado todos ellos en el estudio Directrices para un plan estratégico de gestión de aguas en Álava, informe encargado por la Diputación alavesa y que aún no ha visto la luz, pese a estar en sus manos desde diciembre de 2002.Sea como fuere, Arrojo apuesta por la apertura en el herrialde de un debate social para encauzar las futuras políticas de regadíos. ¿Cómo se gestó el informe que cuestiona el plan de regadíos previsto para Álava?El informe fue encargado por la propia Diputación a requerimiento de una propuesta del PSE en las Juntas Generales de Álava. Lo realizamos con la colaboración de ayuntamientos de la provincia y sindicatos agrarios, entre otros colectivos. En total, participaron unas 40 organizaciones. Sobre esa base de información obtenida, la Fundación Nueva Cultura del Agua hizo sus cálculos y sugerencias.¿Qué le parece que la Diputación Foral de Álava no haya publicado el informe en cuestión pese a tenerlo en su poder desde finales de 2002? No me parece bien. No porque se cuestione o no. Ese no es el problema. El regadío requiere de grandes inversiones de dinero público. Hay una serie de complejas valoraciones que hay que tener en cuenta antes de implantarlo. La clave es que estos temas estén abiertos al debate social, político y técnico. Eso es lo más valioso, la apertura del debate ciudadano. Es importante que sea publicado para que se conozca y se debata y, en consecuencia, que la Diputación Foral de Álava adopte una decisión. Esta institución es totalmente legítima a la hora de seguir las recomendaciones si es que está de acuerdo con ellas, o símplemente no hacerlo.Sea como fuere, parece evidente que ustedes, su informe, discrepa con los planes de regadíos previstos para Araba...Creemos que hay que revisarlos todos desde la sostenibilidad. Y hay que hacerlo porque no se amoldan a la legislación europea, la DMA (Directiva Marco de Aguas), que exige unos requisitos ambientales y de sostenibilidad, mínimos que antes no existían, pero que serán de obligado cumplimiento en 2015. No se pueden crear expectativas de desarrollo entre los futuros regantes con unos planes que estarán fuera de la Ley. En ese debate social que anhela, ¿tendrían cabida los condicionantes económicos inherentes a los regadíos?En nuestra opinión hay que redimensionar los planes de regadíos. En este sentido, hicimos nuestros cálculos y vimos que la inversión necesaria en infraestructuras para la extensión del riego a determinadas zonas de Álava será cuantiosa y de dudosa recuperación. Hay que pensar también bajo el prisma de la sostenibilidad económica. Ahí reside el debate: ¿hay que subvencionar los regadíos con fuertes sumas de dinero público o no hacerlo y apostar por estrategias de gestión de la demanda, ahorro e incrementos de la eficiencia del uso de los ecosistemas hídricos en la perspectiva de un desarrollo sostenible? Estas cuestiones las tienen que saber los ciudadanos. ¿Cómo fueron sus relaciones con la Diputación alavesa durante la redacción del estudio de marras? Lo cierto es que trabajamos en estrecha colaboración con ellos y con otras asociaciones. Buscábamos información. Hubo cuestiones en las que la propia Diputación se vio muy bien reconocida, no sé si por mor de la situación política que vive la provincia. Sucedió en casos como en los que se concluía que Vitoria había modernizado su red de suministro de aguas mucho mejor que Bilbao. Pero en otras cuestiones, como en los regadíos, no se mostraron en absoluto de acuerdo con nuestras recomendaciones