Millones de litros de agua sin depurar convierten el río Sar en una cloaca
Mar, 25/05/2004
Aproximadamente la tercera parte de las aguas que llegan cada año a la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de A Silvouta desbordan su capacidad y se vierten al río directamente por los aliviaderos, sin ningún tipo de tratamiento. Se calcula que son aproximadamente diez millones de metros cúbicos de aguas residuales las que simplemente entran y salen en los tanques de la saturada estación, y llegan sin más al río.
Aunque ya en el año 2000 se había alcanzado un acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente para buscar soluciones a esta carencia —que se relaciona con la elevada mortandad de peces en el río Sar, aguas abajo de la depuradora— lo cierto es que tampoco durante el año 2004 habrá avances en esta materia. Los presupuestos, elaborados por el anterior Gobierno central, no incluyen siquiera la partida que permitiría hacer un estudio sobre las necesidades en materia de dimensiones y capacidad de trabajo de la nueva depuradora.
Así las cosas, en lo que queda de 2004, todo el año 2005 —en que será necesario aprobar el presupuesto, sacar a concurso el proyecto y las obras— y lo que podría pasar del año 2006 antes de que, en el mejor de los casos, pudiese entrar en funcionamiento la nueva depuradora, A Silvouta habrá vertido al río directamente más de veinte millones de metros cúbicos de agua, es decir, veinte mil millones de litros.
Además del hecho de que la depuradora se ha ido quedando pequeña para una ciudad en expansión, en la situación de A Silvouta influye la propia estructura de la red de saneamiento, en la que las aguas pluviales y las residuales comparten la canalización. Eso supone que, en jornadas de lluvias intensas, toda la red se colapse y la depuradora no dé abasto con toda el agua que recibe.
Aunque las aguas residuales que en estos casos llegan al río no resultan tan contaminantes, por ir disueltas en metros y metros cúbicos de lluvia, la situación no es, ni mucho menos, la deseable.
Peticiones a Madrid
Uno de los objetivos de la reunión que el alcalde de Santiago tiene previsto mantener con la nueva ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, es conseguir que los plazos para la construcción de la nueva depuradora se reduzcan todo lo posible.
El coste de la nueva instalación, después de que en una primera visita de los técnicos de la Confederación Hidrográfica se descartase ampliar la de A Silvouta, por lo caro de la obra y la dificultad que implicaría, se calcula en más de 36 millones de euros. Sería necesaria, además, una superficie cercana a la de la actual EDAR con unas dimensiones de, como mínimo, cien mil metros cuadrados para cubrir tanto las necesidades actuales de la capital gallega como las que tendrá en el futuro, cuando se terminen las nuevas urbanizaciones ya en desarrollo.
Malestar por el mal olor en Bertamiráns
Los vecinos de Bertamiráns (Ames) se preguntaban ayer la razón por la que no habían sido retirados los restos de peces muertos en el entorno del puente de A Condomiña, aparecidos durante el fin de semana y acentuados por las fuertes tormentas.
El cambio de la dirección del viento hizo todavía más intenso y pestilente el olor que despedían los peces, ya en avanzado estado de descomposición, y que, debido al cambio del viento, invadía casi la totalidad de la capital municipal amiense, en especial la parte más cercana al río y el paseo fluvial
Aunque ya en el año 2000 se había alcanzado un acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente para buscar soluciones a esta carencia —que se relaciona con la elevada mortandad de peces en el río Sar, aguas abajo de la depuradora— lo cierto es que tampoco durante el año 2004 habrá avances en esta materia. Los presupuestos, elaborados por el anterior Gobierno central, no incluyen siquiera la partida que permitiría hacer un estudio sobre las necesidades en materia de dimensiones y capacidad de trabajo de la nueva depuradora.
Así las cosas, en lo que queda de 2004, todo el año 2005 —en que será necesario aprobar el presupuesto, sacar a concurso el proyecto y las obras— y lo que podría pasar del año 2006 antes de que, en el mejor de los casos, pudiese entrar en funcionamiento la nueva depuradora, A Silvouta habrá vertido al río directamente más de veinte millones de metros cúbicos de agua, es decir, veinte mil millones de litros.
Además del hecho de que la depuradora se ha ido quedando pequeña para una ciudad en expansión, en la situación de A Silvouta influye la propia estructura de la red de saneamiento, en la que las aguas pluviales y las residuales comparten la canalización. Eso supone que, en jornadas de lluvias intensas, toda la red se colapse y la depuradora no dé abasto con toda el agua que recibe.
Aunque las aguas residuales que en estos casos llegan al río no resultan tan contaminantes, por ir disueltas en metros y metros cúbicos de lluvia, la situación no es, ni mucho menos, la deseable.
Peticiones a Madrid
Uno de los objetivos de la reunión que el alcalde de Santiago tiene previsto mantener con la nueva ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, es conseguir que los plazos para la construcción de la nueva depuradora se reduzcan todo lo posible.
El coste de la nueva instalación, después de que en una primera visita de los técnicos de la Confederación Hidrográfica se descartase ampliar la de A Silvouta, por lo caro de la obra y la dificultad que implicaría, se calcula en más de 36 millones de euros. Sería necesaria, además, una superficie cercana a la de la actual EDAR con unas dimensiones de, como mínimo, cien mil metros cuadrados para cubrir tanto las necesidades actuales de la capital gallega como las que tendrá en el futuro, cuando se terminen las nuevas urbanizaciones ya en desarrollo.
Malestar por el mal olor en Bertamiráns
Los vecinos de Bertamiráns (Ames) se preguntaban ayer la razón por la que no habían sido retirados los restos de peces muertos en el entorno del puente de A Condomiña, aparecidos durante el fin de semana y acentuados por las fuertes tormentas.
El cambio de la dirección del viento hizo todavía más intenso y pestilente el olor que despedían los peces, ya en avanzado estado de descomposición, y que, debido al cambio del viento, invadía casi la totalidad de la capital municipal amiense, en especial la parte más cercana al río y el paseo fluvial