La sal en el pantano del Guadalhorce obliga a tirar el agua que consume Málaga en dos años

Mar, 18/05/2004

SUR

La corrección de los vertidos salinos del manantial de Meliones está pendiente desde hace una década La Concepción también ha arrojado al mar decenas de hectómetros por su falta de capacidad y continúa a la espera de las obras para su recrecimiento
MÁLAGA. Sería excesivo llegar a la conclusión de que las persistentes lluvias de este año solo han traído problemas a Málaga (inundaciones, cortes de carreteras, suspensión de desfiles procesionales y reservas en Semana Santa, etc.), pero es evidente que sus beneficios no han sido tantos como debieran. La agricultura de la provincia se ha visto beneficiada, pero los embalses han visto pasar con más pena que gloria una de las temporadas más húmedas que se recuerdan (febrero, marzo y abril fueron los más lluviosos de las tres últimas décadas). Las graves carencias de los pantanos malagueños se resumen en un dato: la presa del Guadalhorce ha tirado al mar en menos de tres semanas el agua que consume la capital en dos años.

Según pudo confirmar ayer este periódico de fuentes de la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), entre el 26 de abril y el 12 de mayo, el pantano del Guadalhorce desembalsó casi 100.000 millones de litros (100 hectómetros cúbicos). De estar casi lleno, con 117,7 hm3, ha pasado a almacenar 18,6 hm3, que representan únicamente el 15% de su capacidad total.

La 'sangría' del Guadalhorce ha sido obligada por la alta concentración de sal que tiene el agua de esta presa. De hecho, durante el citado periodo y tras el pertinente aviso de la Confederación, los agricultores de la comarca han tenido cerradas las acequias para no recibir agua del cauce del río, ya que su salinidad hubiera arruinado los cultivos. No es la primera vez que este embalse, conocido por los regantes como 'el gigante inútil', arroja agua directamente al mar, pero en esta ocasión el volumen desembalsado ha superado todos los registros.

Tampoco será la última vez que se abran las compuertas. Las obras del pantano acabaron en 1973, y tras comprobarse que dos manantiales (Cañavalejos y Meliones) contaminaban el embalse con una concentración de sal que quintuplica la del agua del mar, se intentó buscar una solución al problema. En 1993, tras años de debate entre los ingenieros, se acometió una tubería para desviar el agua salinizada, pero aquella obra -con un coste de más de seis millones de euros- no dio los resultados esperados.

La importancia de este embalse, el tercero más grande de la provincia con 126 hectómetros cúbicos de capacidad, llevó al Gobierno del PP a buscar otra fórmula para aprovechar sus recursos. En 2000, el Ministerio de Medio Ambiente incluyó en el llamado 'Plan Málaga' el proyecto de corrección de los vertidos salinos al pantano, con un presupuesto de ejecución de 30 millones de euros y que, sucintamente, preveía aislar los manantiales contaminantes mediante unos diques de tierra de 30 metros de altura y encauzar su caudal hacia la conducción ya construida.

Según los plazos ofrecidos por el anterior Gobierno, en 2004 deberían estar culminadas las obras. La realidad ha sido muy distinta por el nulo impulso dado al citado plan: solo hace unos meses que concluyó el proyecto técnico, que está todavía pendiente de su aprobación definitiva.

Salvo sorpresa mayúscula, ese paso previo a la licitación de las obras será uno de los primeros que dará el nuevo equipo de la Confederación Hidrográfica del Sur. El nuevo presidente de este organismo, Antonio Rodríguez Leal, tomó precisamente ayer posesión del cargo, y anoche, en declaraciones a SUR, comentó al respecto del problema del Guadalhorce: «Es muy pronto, pero tenga por seguro que si el proyecto es viable técnicamente y ofrece garantía de éxito se va a acometer, porque se trataría de aprovechar una infraestructura ya existente y una de nuestras apuestas en la gestión del agua va a ser aprovechar al máximo los recursos».

Pese a la lógica cautela de Rodríguez Leal, que hoy empezará a conocer en profundidad la herencia del anterior Gobierno en materia de aguas en la provincia, la propia ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, citó días atrás -tras su entrevista con el presidente de la Junta, Manuel Chaves- el proyecto para acabar con la contaminación del pantano del Guadalhorce entre las prioridades del nuevo Ejecutivo.

Erosión

Volviendo a los desembalses realizados las últimas semanas, fuentes de la CHS explicaron que el volumen de agua arrojada al cauce del Guadalhorce ha sido mayor que en otras ocasiones porque la presa estaba totalmente llena y el agua empezaba a erosionar la zona por la que se producen los vertidos de los manantiales salinos, agravando así el problema.

Otras carencias de los pantanos siguen pendientes y, entre ellas, destaca la necesidad de recrecer el embalse de La Concepción, situado entre Marbella e Istán. Éste solo puede contener 56 hectómetros cúbicos, una capacidad que impide aprovechar los aportes de agua que recibe desde el trasvase - construido en 1995 tras una inversión de 45 millones de euros- de los ríos Guadalmina, Guadaiza y Guadalmansa. El bloqueo del recrecimiento, incluido también en el Plan Málaga, provoca que las compuertas de La Concepción lleven meses abiertas de par en par, una cruel paradoja en una provincia que vive bajo la amenaza de la sequía.