«Incorporaré valores ambientales a la Confederación del Duero»
Sáb, 15/05/2004
La dirigente socialista anuncia «un cambio muy profundo» en el organismo que dirige la política del agua para modernizarlo con una gestión «más transparente»
Texto de/J. I. Foces. Fotografía de H. Sastre.
La nueva presidenta de la CHD, ayer junto al río Pisuerga.
EL Consejo de Ministros nombró ayer a la procuradora socialista por Valladolid Helena Caballero presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero. Comienza así una etapa que no tiene nada que ver con los 76 años de vida del organismo del que depende toda la política del agua.
-Admitirá que empieza con buen pie: la reserva de los embalses del Duero alcanza ahora mismo el 90%.
-Esa reserva es un buen augurio. Lo primero que tengo que hacer es encarar los problemas y coger las riendas. Eso se mezcla con algo que no se ha hecho nunca, el PP no lo hizo desde luego, y es un giro completo de las confederaciones hidrográficas.
-¿Un giro completo?
-Hasta ahora funcionan como se pensó a comienzos del siglo pasado. En enero ha entrado en vigor la normativa europea de agua y el PSOE asume el reto de hacer el cambio que no ha hecho nadie.
-¿Cuáles son los ejes que marcarán ese gran cambio que anuncia en la Confederación del Duero bajo su presidencia?
-El primero, rescatar el agua como bien público y hacer una gestión diferente; no la del hormigón, aunque sí las obras imprescindibles, con el abastecimiento como prioridad. Hay que incorporar ya la vertiente medioambiental a las confederaciones. El agua vale más como río que tiene vida que como agua solo. En Castilla y León, además, el Duero vertebra el territorio de la comunidad y conecta los distintos ecosistemas que tiene alrededor, algo que no se había contemplado desde la Confederación. Hay que incorporarla los valores ambientales.
-Sí, pero la Confederación gestiona un recurso que afecta a muchos usuarios.
-Claro, por eso otra línea clara que pretendo que marque mi gestión es la de la participación ciudadana. Hasta ahora el concepto de la confederación es que quien interviene en el agua como individuo es el usuario, el titular de una concesión. A partir de ahora no va a ser así: quienes van a intervenir son los ciudadanos. El agua es un bien público y patrimonio de todos.
Cooperación
-Como tal bien público, también afecta a otras administraciones.
-Claro está. Desde ahora se intentará que las confederaciones estén muy relacionadas con las comunidades autónomas y con los ayuntamientos para que haya una relación perfecta entre todas las administraciones implicadas. De hecho, documentos del PSOE hablan ya de que esta reforma y esta concertación debería cristalizar anualmente en un debate en el Senado sobre la política del agua, en el que todas las confederaciones informen sobre su actividad.
-No sé si se puede hablar de revolución, pero está planteando un cambio radical en la concepción que tiene la sociedad de la Confederación del Duero, ¿no?
-La reforma que vamos a hacer es muy profunda: administrativa, de personal, filosófica, social, hacia fuera, con la transparencia como eje. Una de las cosas que tengo muy clara es que hay que abrir la confederación más, que hay que ser mucho más transparente en la gestión. Hay que hacer ese cambio, pero los medios con que se cuenta son todavía del sigo XIX. Hay que dar el salto del XIX al XXI, interno, como funcionamiento administrativo, externo, hacia la sociedad; y, a la vez, ver la manera de solucionar los problemas que han dejado los gestores anteriores. La tarea es tremenda, francamente. Pero pondré una voluntad titánica.
-Usted tiene fama de guiarse por postulados ecologistas. ¿No teme que choquen en un organismo tan clásico como la CHD?
-El cambio que yo planteo es el que defiende el PSOE. En la nueva política del agua que imprime la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, el giro es total y yo el acento lo voy a poner en las carencias de la CHD, tanto en la participación ciudadana como en la política ambiental. Obras haremos las imprescindibles, insisto, asegurando como prioritario el abastecimiento a las poblaciones. En lo demás, habrá que buscar más alternativas porque en otras disciplinas, como los trazados de carreteras o de líneas férreas, cada proyecto tiene varias alternativas. Sin embargo, tengo la impresión de que en el agua los propios profesionales no se han modernizado para buscar alternativas. Hay que trabajar en equipos multidisciplinares. Ese es el primer cambio.
-¿Castrovido sí o Castrovido no?
-El embalse de Castrovido ya está en marcha. El anterior Gobierno del PP lo dejó contratado, atado y bien atado y cuesta una millonada incluso no hacer nada. Por otra parte, el objetivo de esa obra es el abastecimiento a 30.000 personas. No está en sintonía con la nueva política del agua, pero está en marcha y pondremos el acento en buscar el mejor plan de medidas compensatorias para los municipios que no se ven beneficiados por la obra.
-Con el PSOE, ¿la Sociedad de obras Aguas del Duero tiene los días contados?
-Sí. La idea es que este tipo de sociedades no sigan incrementando sus trabajos para que concluyan los que tienen contratados y nada más.
Conflicto de los regantes
-Respecto a los conflictos por las tasas del agua que la CHD pretende cobrar a los regantes del Carrión y del Páramo Bajo, que el Gobierno del PP no solucionó, ¿qué piensa hacer usted?
-No voy con ideas preconcebidas. Escucharé a todos y estudiaré todas las soluciones que puedan existir, no sólo en el momento en que me lo hayan dejado. Hay que dar soluciones más imaginativas y voy a intentar que las comunidades de regantes propongan alternativas y que estén de acuerdo entre sí. Y trataré de conseguir que la Junta de Castilla y León arrime el hombro. La solución dependerá de todos.
-¿Qué papel debe tener, a su juicio, la comunidad autónoma en la gestión del Duero?
-En el modelo de confederaciones hidrográficas del PSOE las comunidades autónomas tienen mucha más participación, de acuerdo con el plan de mayor concertación entre administraciones. Ahí creo que me va a ayudar mi actividad en las Cortes, porque en estos meses, haciendo oposición crítica, mi trato con los consejeros con los que ahora me relacionaré ha sido de debates leales, sobre ideas, y con la honestidad de tratar de mejorar las cosas. Eso creo que ayudará a concertar políticas con la Junta.
Texto de/J. I. Foces. Fotografía de H. Sastre.
La nueva presidenta de la CHD, ayer junto al río Pisuerga.
EL Consejo de Ministros nombró ayer a la procuradora socialista por Valladolid Helena Caballero presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero. Comienza así una etapa que no tiene nada que ver con los 76 años de vida del organismo del que depende toda la política del agua.
-Admitirá que empieza con buen pie: la reserva de los embalses del Duero alcanza ahora mismo el 90%.
-Esa reserva es un buen augurio. Lo primero que tengo que hacer es encarar los problemas y coger las riendas. Eso se mezcla con algo que no se ha hecho nunca, el PP no lo hizo desde luego, y es un giro completo de las confederaciones hidrográficas.
-¿Un giro completo?
-Hasta ahora funcionan como se pensó a comienzos del siglo pasado. En enero ha entrado en vigor la normativa europea de agua y el PSOE asume el reto de hacer el cambio que no ha hecho nadie.
-¿Cuáles son los ejes que marcarán ese gran cambio que anuncia en la Confederación del Duero bajo su presidencia?
-El primero, rescatar el agua como bien público y hacer una gestión diferente; no la del hormigón, aunque sí las obras imprescindibles, con el abastecimiento como prioridad. Hay que incorporar ya la vertiente medioambiental a las confederaciones. El agua vale más como río que tiene vida que como agua solo. En Castilla y León, además, el Duero vertebra el territorio de la comunidad y conecta los distintos ecosistemas que tiene alrededor, algo que no se había contemplado desde la Confederación. Hay que incorporarla los valores ambientales.
-Sí, pero la Confederación gestiona un recurso que afecta a muchos usuarios.
-Claro, por eso otra línea clara que pretendo que marque mi gestión es la de la participación ciudadana. Hasta ahora el concepto de la confederación es que quien interviene en el agua como individuo es el usuario, el titular de una concesión. A partir de ahora no va a ser así: quienes van a intervenir son los ciudadanos. El agua es un bien público y patrimonio de todos.
Cooperación
-Como tal bien público, también afecta a otras administraciones.
-Claro está. Desde ahora se intentará que las confederaciones estén muy relacionadas con las comunidades autónomas y con los ayuntamientos para que haya una relación perfecta entre todas las administraciones implicadas. De hecho, documentos del PSOE hablan ya de que esta reforma y esta concertación debería cristalizar anualmente en un debate en el Senado sobre la política del agua, en el que todas las confederaciones informen sobre su actividad.
-No sé si se puede hablar de revolución, pero está planteando un cambio radical en la concepción que tiene la sociedad de la Confederación del Duero, ¿no?
-La reforma que vamos a hacer es muy profunda: administrativa, de personal, filosófica, social, hacia fuera, con la transparencia como eje. Una de las cosas que tengo muy clara es que hay que abrir la confederación más, que hay que ser mucho más transparente en la gestión. Hay que hacer ese cambio, pero los medios con que se cuenta son todavía del sigo XIX. Hay que dar el salto del XIX al XXI, interno, como funcionamiento administrativo, externo, hacia la sociedad; y, a la vez, ver la manera de solucionar los problemas que han dejado los gestores anteriores. La tarea es tremenda, francamente. Pero pondré una voluntad titánica.
-Usted tiene fama de guiarse por postulados ecologistas. ¿No teme que choquen en un organismo tan clásico como la CHD?
-El cambio que yo planteo es el que defiende el PSOE. En la nueva política del agua que imprime la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, el giro es total y yo el acento lo voy a poner en las carencias de la CHD, tanto en la participación ciudadana como en la política ambiental. Obras haremos las imprescindibles, insisto, asegurando como prioritario el abastecimiento a las poblaciones. En lo demás, habrá que buscar más alternativas porque en otras disciplinas, como los trazados de carreteras o de líneas férreas, cada proyecto tiene varias alternativas. Sin embargo, tengo la impresión de que en el agua los propios profesionales no se han modernizado para buscar alternativas. Hay que trabajar en equipos multidisciplinares. Ese es el primer cambio.
-¿Castrovido sí o Castrovido no?
-El embalse de Castrovido ya está en marcha. El anterior Gobierno del PP lo dejó contratado, atado y bien atado y cuesta una millonada incluso no hacer nada. Por otra parte, el objetivo de esa obra es el abastecimiento a 30.000 personas. No está en sintonía con la nueva política del agua, pero está en marcha y pondremos el acento en buscar el mejor plan de medidas compensatorias para los municipios que no se ven beneficiados por la obra.
-Con el PSOE, ¿la Sociedad de obras Aguas del Duero tiene los días contados?
-Sí. La idea es que este tipo de sociedades no sigan incrementando sus trabajos para que concluyan los que tienen contratados y nada más.
Conflicto de los regantes
-Respecto a los conflictos por las tasas del agua que la CHD pretende cobrar a los regantes del Carrión y del Páramo Bajo, que el Gobierno del PP no solucionó, ¿qué piensa hacer usted?
-No voy con ideas preconcebidas. Escucharé a todos y estudiaré todas las soluciones que puedan existir, no sólo en el momento en que me lo hayan dejado. Hay que dar soluciones más imaginativas y voy a intentar que las comunidades de regantes propongan alternativas y que estén de acuerdo entre sí. Y trataré de conseguir que la Junta de Castilla y León arrime el hombro. La solución dependerá de todos.
-¿Qué papel debe tener, a su juicio, la comunidad autónoma en la gestión del Duero?
-En el modelo de confederaciones hidrográficas del PSOE las comunidades autónomas tienen mucha más participación, de acuerdo con el plan de mayor concertación entre administraciones. Ahí creo que me va a ayudar mi actividad en las Cortes, porque en estos meses, haciendo oposición crítica, mi trato con los consejeros con los que ahora me relacionaré ha sido de debates leales, sobre ideas, y con la honestidad de tratar de mejorar las cosas. Eso creo que ayudará a concertar políticas con la Junta.