Por fin habló el Eo

Dom, 02/05/2004

La Nueva España


Cuando el pasado 9 de abril publicaba en estas mismas páginas mi artículo titulado «Resucitar el Navia», rememorando jornadas infantiles de pesca en el tramo que quedó anegado tras la construcción de la última de las presas de este río, no conocía la existencia de la Plataforma de Defensa de la Vega de Arbón. La amabilidad de Tomás García González, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, me dio a conocer este interesante movimiento vecinal, originado en una reivindicación de defensa del territorio en que han nacido y al que no puedo sino apoyar desde aquí. Sus sentimientos e ideales son francamente coincidentes con los míos, aunque mis raíces se asienten al otro lado de las montañas en las que el Navia tiene sus fuentes.

Tampoco había tenido conocimiento de la celebración, a comienzos de marzo, de un debate sobre el agua en la villa de Navia. Mi atento informador participó con una conferencia que me ha hecho llegar y en la que expone una nueva problemática que se cierne sobre esa zona y que no es otra que el proyecto de un gran abastecimiento de agua para captar desde el propio embalse de Arbón.

El profesor García González finalizó su alocución proponiendo «una lucha por la recuperación integral del río, que le devuelva su natural salud y riqueza como uno de los ríos más salmoneros de Asturias». Ello, apostilló, «pasaría por el desmantelamiento del embalse de Arbón».

Una buena, pero que muy buena amiga, con la que durante años juveniles compartí muchas jornadas de pesca, siempre me decía que, habiendo casi seis mil millones de habitantes en el planeta, era muy lógico que las buenas ideas -que hay muy pocas- sean coincidentes. ¡Qué alegría el saber que las personas sensibles del occidente astur ya habían planteado la recuperación de sus bienes naturales!

«Campanu» en el Eo. El Eo, el más tempranero de los ríos y que en la zona compartida con Galicia ya había dado el primer salmón de la temporada el mismo día de la apertura, el 21 de marzo, con la consabida polémica de si era o no el «campanu» asturiano, proporcionó la primera captura bendecida como tal el pasado sábado día 24 en el pozo de El Cairo. El afortunado deportista que ha inscrito su nombre en el Olimpo de los primeros ha sido Carlos Manuel Pérez Feito, y el peso, en la tónica más general del año, 4.750 gramos.

Casi todos los aficionados llevan unos años comentando el rápido remonte que los salmones hacen ahora desde que entran en el Eo y que contrasta con lo que ocurría antaño, cuando los cotos y zonas bajas del río proporcionaban la mayoría de las capturas tempranas.

No hace mucho tiempo escuché a un ingeniero de montes gallego, gran conocedor de la biología y de la gestión del salmón, que la razón tal vez hubiera que buscarla en la atracción olfativa que suponía la piscifactoría existente en Ribera de Piquín, en la que se crían los peces que luego servirán para repoblar el Eo y en la que colaboran Galicia y Asturias.

Otra explicación, tal vez menos científica pero no por especulativa menos coherente, es la que comentaba un ecologista sobre la gran transformación de la cuenca del Eo en sus zonas bajas, con un extraordinario incremento de las plantaciones de eucalipto y una gran aportación de sustancias ajenas a nuestras aguas que no favorecerían la estancia de los salmones en dicho territorio. Una u otra pueden ser causa o no, pero sí que deberían ser estudiadas si queremos recuperar este hermoso cauce que hermana a gallegos y a asturianos.

«Lehenbiziko». Hace apenas una década, tras una buena gestión del Gobierno de Navarra, consistente, fundamentalmente, en rescatar las concesiones hidráulicas del río más oriental del Cantábrico, el saneamiento y la repoblación, ocurrió el llamado «milagro del Bidasoa». Miles de salmones regresaron a sus frezaderos y recomenzó la pesca, muy controlada a través de un cupo anual para el río, del rey de los peces. Hoy en día, aunque no es oro todo lo que reluce y los salmones regresan en menor proporción de la prevista, se sigue pescando.

Abierta la temporada el pasado 21 de marzo, hubo que esperar a esta semana para que un irunés, Eduardo Uranga, consiguiera el primero, el «lehenbiziko», su particular «campanu», merecedor del trofeo que entrega la Asociación de Cazadores y Pescadores de Bera. Allí siempre ha estado prohibida la venta.

La necesidad de coordinar la gestión del salmón en el ámbito ibérico, la unión que siempre hizo la fuerza, fue acertadamente planteada por la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, que, en colaboración con el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de Oviedo (Indurot), promovió las I Jornadas sobre el salmón atlántico en la península Ibérica, que se celebraron a finales de 1999.

En el año 2002, Navarra acogió la 4.ª edición y uno de los puntos fuertes de las jornadas fue la visita al Bidasoa para mostrar su experiencia. Aunque este tipo de reuniones tienden a hacerse reiterativas, a juicio de algunos de los técnicos asistentes, sería conveniente no olvidar sus inicios, cuando en Oviedo se reunían gestores, científicos, políticos, ecologistas y pescadores para debatir y concluir la necesaria toma de posición de España en el control de las capturas de salmón en la mar, pues éste es uno de los talones de Aquiles de la biología de la especie.

Volviendo a Asturias, siguen las capturas cotidianas, pero que se cuentan con los dedos de una mano y, así todo, sobran algunos. La jornada del miércoles destacó porque el Narcea aportó tres ejemplares, de regular peso, y el primero del coto Carbajal. El balance general sigue siendo muy bajo.

Así las cosas, mientras escribo estas líneas desde tierras lacianiegas, me comentan que desde el miércoles llueve fuertemente en toda Asturias. Esperemos que un ligero aumento de las aguas y el descanso semanal de los jueves propicie un fin de semana más animado en capturas. Ánimo a todos y mucha suerte a las gentes de Arbón. Seguiremos informando.

Teresa F. del Río es escritora y periodista de información ambiental.