Molina y el agua del Ebro

Mar, 27/04/2004

La Verdad

La paralización del trasvase del Ebro a nuestra cuenca no es, desde luego, una buena noticia. Cuando todos estamos de acuerdo en que la cuenca del Segura es deficitaria, y cuando ese déficit está aquilatado en su cuantía, no es tampoco una buena noticia que se pretenda rebajar el déficit, proponiendo un nuevo cálculo del mismo a la baja, por aquello de que el papel lo aguanta todo.
Más natural parece la aportación de nuevos caudales de agua. Algo tan sencillo como aplicar una ley que ha presentado un gobierno legítimo, que fue aprobada por unas Cortes legítimas y que otro Gobierno, igualmente legítimo, debería hacer cumplir. Me refiero naturalmente a la ley del PHN.
La realidad es indiscutible: falta el agua y se habían iniciado las obras para traerla. Así de sencillo. Si alguien decide que las puede detener, podrá emplear ríos de tinta para explicar lo malo que es el PHN que ha hecho el PP, pero aquí seguiremos sin agua y con el futuro hipotecado.
Molina ha experimentado un crecimiento de población de más del 40% en apenas una década. De un censo que no llegaba a los 38.000 habitantes a principios de los 90, a los más de 52.000 de la actualidad. El crecimiento de la población ha ido acompañado, también, de un fuerte desarrollo de la industria, el comercio y de la agricultura. El aumento de viviendas en estos años es muy importante y la ampliación del casco urbano se hace indispensable para dar cabida a la demanda de suelo urbano residencial.
Además, existe una demanda importante del tipo de vivienda unifamiliar, que, por motivos obvios, sólo se puede satisfacer en las urbanizaciones de nueva creación. Esto constituye una nueva vía de desarrollo de nuestra ciudad, que puede y debe aprovechar esta oportunidad. Un desarrollo por descontado con los criterios de nuestro tiempo, respetuoso con el ambiente, sostenible y con condiciones exigentes. El efecto de esta actividad en la economía de nuestra ciudad se traduce en un incremento de la actividad comercial y de servicios; por tanto, en nuevos yacimientos de empleo de mejor calidad.
Para ello, es preciso asegurar la dotación de agua. Hablar de cupos es hablar de restricciones y eso equivale a desanimar los proyectos de inversión económica y, por tanto, de creación de riqueza. Y los números son tozudos: para equilibrar la situación son precisas aportaciones de otras cuencas. El río Ebro tira mucha más agua al mar de la que aquí necesitamos. Esta mañana le oí decir a un huertano que no entendía eso de dejar que se fuera el agua dulce al mar para que se salara y luego tomarla del mar y tener que desalarla para poderla utilizar. Las posibilidades que nos ofrecen los que nos niegan el trasvase pasan por el ahorro, la reutilización y la desalación. En Molina ,y esto es general para toda nuestra Región, eso ya lo hacemos. Molina de Segura tiene más de 370 Km. de red de distribución de agua potable, con un rendimiento del 82,5 muy cerca del máximo posible técnicamente, con inversiones anuales de 600.000 (100 millones de pts) en mejora de redes. Hemos logrado un acuerdo unánime de la Corporación (PP, PSOE e IU) para reutilizar el agua de la depuradora de Campotéjar por parte de los regantes y una pequeña parte para riego de jardines municipales. Si hemos sido capaces de ponernos de acuerdo los tres grupos, parece lógico que la Confederación sea sensible a la petición que basado en ese acuerdo se hizo.
Se ha celebrado en Molina, organizada por la AV Sagrado Corazón, una semana sobre el agua. Quiero aprovechar este artículo para felicitar a sus organizadores, con su presidente José Antonio Cano a la cabeza, y a todos los ponentes de todos los sectores e ideologías; un ambiente, de verdad, plural. Pero, sobre todo, a los vecinos que en número de 200 acudían a los debates hasta las 12 de la noche y eran los auténticos protagonistas con sus aportaciones. La semana que culmina con un viaje de vecinos de Molina a un pueblo de Aragón y que esperamos que nos devuelvan la visita, estrechará los lazos entre ambas comunidades. La idea es explicarles nuestras necesidades y oír las suyas. ¿Cómo cambiarían las cosas, si algunos políticos simplemente abrieran la ventana para ver lo que esta pasando en la calle!
En los últimos debates va desapareciendo aquello de que nuestros agricultores tienen una especial voracidad por las roturaciones ilegales. Afortunadamente, se va limitando la demagogia en ese sentido. Habría que dar un paso más y decir a determinados sectores que hablan despectivamente del ladrillo, que el desarrollo turístico y urbano puede ser perfectamente compatible con el medio y, además, puede asegurar la prosperidad de nuestra Región.
Eduardo Contreras Linares es alcalde de Molina de Segura