Desalar 400 hectómetros adicionales supone emitir hasta 3,3 millones de toneladas más de CO2 en 2010

Lun, 26/04/2004

ABC

Si el Gobierno duplica la cantidad de agua que se desala en España se incrementaría en un punto el porcentaje de emisiones permitido por Kioto en un año
MADRID. La producción de agua desalada en España roza ya los 400 hectómetros cúbicos al año, abasteciendo a una población de dos millones y medio de personas. En las cifras se incluyen tanto la desalación de aguas salobres -agua subterránea salinizada, ya sea de acuíferos costeros en contacto directo con el mar o de acuíferos aislados del mismo- como de aguas marinas. Aproximadamente, la mitad de la producción correspondería a aguas marinas y la otra a aguas salobres, aunque el número de plantas para desalar agua de mar es menor que el de salobre, pues éstas son de menor capacidad. Así, de unas 750 plantas desalinizadoras que hay en España, unas 200 son de agua de mar, cada vez con mayor capacidad y mejores tecnologías.Las últimas desaladoras puestas en marcha en nuestro país son parte de las 41 que se contemplan dentro del Plan Hidrológico Nacional (PHN) -de las que doce se encuentran en la zona receptora del trasvase del Ebro-, que prevé duplicar el volumen de agua desalada hasta alcanzar unos 450 hectómetros cúbicos anuales en 2008. Pero serán más. El Gobierno propone como alternativa al trasvase del Ebro, que pretende derogar en pocas semanas, otros 404 hectómetros cúbicos de agua obtenida por desalación. Pero no hay que olvidar que las plantas desaladoras son grandes consumidoras de energía y emiten a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero.Gran consumo energéticoLas previsiones del PHN para que estas desaladoras estén todas a pleno funcionamiento se refieren al año 2008, mientras que para los 404 hectómetros cúbicos adicionales propuestos por el actual Gobierno se marca un plazo de cinco años. Es decir, que para 2010 podríamos estar por encima de los 850 hectómetros cúbicos anuales de agua desalada. Esta cifra se acerca a los 860 hectómetros cúbicos de agua que el trasvase del Ebro preveía para las cuencas del Júcar, Segura y Sur.Análisis realizados por técnicos del Ministerio de Medio Ambiente calcularon que para desalar esos 860 hectómetros cúbicos de agua sería necesario un consumo energético de 3.300 millones de kilowatios hora. Con este consumo energético, España incrementaría en casi un punto el porcentaje de emisiones permitido por el Protocolo de Kioto para nuestro país en un año.Teniendo en cuenta que, aproximadamente, cada gigawatio hora que se genera equivale a la emisión de 1.000 toneladas de dióxido de carbono para una central de carbón y 425 toneladas de CO2 en el caso del gas, las emisiones procedentes de desalar 860 hectómetros cúbicos de agua serían de 3,3 millones de toneladas de CO2 en el primer caso y de 1,4 millones en el segundo. Para encajar la magnitud de estas cifras basta tener en cuenta que la cantidad de emisiones de CO2 que prevé evitar el Plan de Fomento de las Energías Renovables entre 1999 y 2010 en lo que a generación de electricidad se refiere es de más de 36,5 millones de toneladas. Por tanto, desalar esa cantidad implicaría emitir en 2010 entre un 3,84% y un 9% del total de CO2 cuya emisión pretende evitar el citado plan.Y es que existen cuatro consumos energéticos básicos asociados a la desalación de agua de mar: el bombeo de la toma hasta el depósito de entrada, el proceso de desalación en sí (ósmosis inversa con bombas de alta presión y recuperación de energía), el bombeo del agua producto hasta la balsa de salida y la elevación del agua producto desde la balsa de salida hasta la entrega.Conscientes de este consumo energético, y después de que su plan alternativo fuera duramente criticado por las organizaciones ecologistas, el PSOE concretó que buena parte de esa agua desalada provendría de plantas que se alimentaran con energías limpias, tales como la eólica, solar y la biomasa. Sin embargo, y por poner sólo un ejemplo, la alternativa socialista para Almería de obtener 160 hectómetros cúbicos a partir de procesos de desalación ya ha revelado que no funcionarán con energía renovable. Según aseguró el secretario provincial del PSOE en Almería, las desaladoras funcionarán mediante electricidad convencional, si bien podrían incorporarse a esas nuevas instalaciones desaladoras «proyectos de investigación sobre energías alternativas».Y es que la discontinuidad de las fuentes de energía renovables no las hace viables para atender grandes demandas, si bien se han desarrollado proyectos piloto con resultados positivos en plantas muy pequeñas, por ejemplo, que dan agua desalada a complejos turísticos. Por tanto, para grandes producciones no es viable. En el caso de la solar, por la gran cantidad de superficie que requiere. Así, para desalar 400 hectómetros cúbicos de agua -los que propone el Gobierno- sería necesario una superficie de placas fotovoltaicas de casi 6,8 millones de metros cuadrados. En el caso de la energía eólica la dificultad reside en la discontinuidad del suministro. Los expertos coinciden en que la aplicación que podría tener posibilidades es la pila de hidrógeno, porque permite producir energía en continuo, pero no se espera que se pongan en marcha proyectos piloto hasta dentro de cuatro años, como mínimo. La alternativa del nuevo Gobierno da un plazo de cinco años para la puesta en marcha de desaladoras.Vertidos de salmuera. Además de las emisiones contaminantes, el otro gran problema de las desaladoras son los vertidos hipersalinos (vertidos de salmuera) con efectos negativos en la fauna y flora marinas, especialmente la Posidonia oceánica en el mar Mediterráneo. Aunque se trabaja en mejores técnicas para reducir los impactos del vertido de salmuera, como distribuir en el emisario diversos difusores para que la dilución natural sea más rápida y llegue a la zona de Posidonia con una dilución soportable para esta especie; mezclar la salmuera con agua de refrigeración de centrales térmicas; dilución con propia agua de mar; mejoras en los difusores para que los vertidos se produzcan en unas condiciones y con una inclinación determinada; inyección en un acuífero costero en contacto directo con el mar..., lo cierto es que los efectos persisten.