Los regadíos del Tajo-Segura, grandes sumideros de CO2 en la lucha frente al cambio climático

Mié, 28/04/2021

Hoy miércoles 28 de abril, el Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (SCRATS), la Cátedra Trasvase y Sostenibilidad José Manuel Claver Valderas e iAgua, han celebrado un encuentro digital para presentar el estudio del “Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura”, en el que se analiza el impacto en distintos escenarios de sustitución de las aguas del trasvase por agua desalada.

Así, Bernardo Martín, catedrático de Universidad en el Área de Ingeniería Agroforestal en la Universidad Politécnica de Cartagena y uno de los autores de este estudio, ha presentado los principales aspectos del mismo: “La agricultura de regadío es parte de la solución para mitigar el cambio climático”, ha comenzado. Así, el principal objetivo es medir la sostenibilidad de los cultivos de la zona regable del Trasvase Tajo-Segura según la fuente de agua. Para ello se han contemplado tres tipos de escenarios: Concesional (según el Plan de cuenca 2015/21), Actual; y de Sustitución del Trasvase Tajo Segura por Agua Marina Desalinizada (AMD). Para hacer el balance de Carbono, Bernardo ha señalado que se trata de la resta entre las emisiones de CO2 (calculadas mediante la metodología de Análisis del Ciclo de Vida) y la remoción de cultivos CO2 (a partir del proyecto LessCO2).

En cuanto a los principales resultados del balance de carbono por cultivos, estos muestran que, en el Escenario Concesional, donde el riego es el responsable del 36% de las emisiones de GEI, todos los cultivos son sumideros de CO2, siendo más eficientes los leñosos que los hortícolas. En cuanto al Escenario Actual, donde el riego es el responsable del 43% de las emisiones de GEI, el balance de carbono disminuye el rol de todos los cultivos como sumidero de CO2. Finalmente, en el último escenario —sustitución de TTS por desalación y donde el riego sería el responsable del 57% de las emisiones de GEI— todos los cultivos hortícolas se convertirían en fuentes de CO2, mientras que los cultivos leñosos, tanto cítricos como no cítricos, se mantendrían como fijadores netos de carbono. Asimismo, atendiendo a la clasificación por grupo de cultivo, conforme se intensifica la energía específica del suministro de agua de riego las emisiones de GEI se incrementan, haciendo menos favorable el balance de carbono de cada grupo. “El estudio demuestra que una de las estrategias para incrementar la sostenibilidad puede ser la mezcla controlada de agua desalinizada con otras fuentes de menor energía específica”, ha señalado.

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Fuente: Iagua
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