¿Limitará el agua nuestro futuro energético?
Jue, 30/01/2014
Banco Mundial
Los sistemas energéticos del mundo están muy conectados con los sistemas hídricos.
Debido al aumento de la demanda de ambos recursos, la escasez de agua puede poner en peligro la viabilidad a largo plazo de los proyectos energéticos y obstaculizar el desarrollo.
A fin de mitigar estos riesgos, el Banco Mundial lanzó la iniciativa mundial Thirsty Energy, que ayuda a los países desde ahora a prepararse para un futuro incierto mediante la cuantificación de compensaciones y la identificación de sinergias entre la gestión del agua y de la energía.
La seguridad energética e hídrica es fundamental para el desarrollo humano y económico. Ambos recursos están ahora más interconectados que nunca: se necesitan grandes cantidades de agua en casi todos los procesos de generación de energía, ya sea la producción de energía hidroeléctrica, la refrigeración y otros fines en las centrales térmicas, o la extracción y procesamiento de combustibles. A la inversa, el sector hídrico requiere energía –principalmente en forma de electricidad– para extraer, tratar y transportar el agua. Tanto la energía como el agua se usan en la producción de cultivos, incluidos aquellos que se emplean para generar energía a través de los biocombustibles.
Pero los recursos hídricos y energéticos están bajo una presión sin precedentes, ya que las personas, las industrias, los ecosistemas y las economías en crecimiento compiten cada vez más por su uso. Cuando la población mundial llegue a los 9000 millones de personas, la alta demanda requerirá un aumento de un 50% en la producción agrícola y un 15% en la extracción de agua, que ya enfrenta dificultades. Para 2035, el consumo mundial de energía subirá un 35%, lo que a su vez incrementará el uso de agua en un 15% y el consumo en un 85%, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
El cambio climático añadirá más incertidumbre a través del aumento de la variabilidad hídrica y las inundaciones y sequías más graves y frecuentes. Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los efectos de este fenómeno. A medida que aumenta la temperatura, se calientan los ríos y lagos de donde las centrales obtienen su agua de refrigeración, lo que hará más difícil generar electricidad en las próximas décadas.
“Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los impactos del cambio climático, lo que hace aumentar la incertidumbre y los riesgos”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial en cuestiones de cambio climático del Grupo del Banco Mundial. “Si no se abordan de inmediato, estos problemas pueden poner en peligro los logros del desarrollo alcanzados hasta el momento y hacer caer aún más a las personas en la pobreza. El momento es ahora”, agregó.
Riesgos para el sector energético
La escasez de agua ya amenaza la viabilidad a largo plazo de los proyectos energéticos en todo el mundo. Solo el año pasado, la falta de este recurso obligó a cerrar centrales térmicas en India, provocó la baja de la producción de energía en centrales de Estados Unidos, y puso en peligro la capacidad hidroeléctrica en muchos países, entre ellos Sri Lanka, China y Brasil.
Casi el 93% de las reservas de petróleo en tierra de Oriente Medio está expuesto a riesgos medianos y muy altos de carencia de agua. Los países en desarrollo son los más vulnerables, ya que con frecuencia no tienen la capacidad para satisfacer el rápido aumento de la demanda.
A pesar de estas preocupaciones, la actual planificación y producción energética se hace a menudo sin tener en cuenta las limitaciones presentes y futuras de agua y los riesgos de eventos extremos. La directora ejecutiva de la AIE, Maria van der Hoeven, explicó que: “Los encargados del planeamiento y la toma de decisiones de ambos sectores suelen estar mal informados sobre qué factores impulsan estos desafíos, cómo abordarlos, y los méritos de las distintas opciones técnicas, políticas, de gestión y de gobernabilidad. La falta de una planificación integrada es insostenible”.
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Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los impactos del cambio climático, lo que hace aumentar la incertidumbre y los riesgos. Si no se abordan de inmediato, estos problemas pueden poner en peligro los logros del desarrollo alcanzados hasta el momento y hacer caer aún más a las personas en la pobreza. El momento es ahora. Close Quotes
Rachel Kyte
Vicepresidenta y enviada especial en cuestiones de cambio climático del Grupo del Banco Mundial
Soluciones deben ser adaptadas para abordar cuestiones complejas
Existen varias soluciones para enfrentar el desafío hídrico y energético y muchos países ya están adoptando medidas audaces. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha tratado de diversificar su combinación de energías alejándose del gas y acercándose a la energía limpia. Su Gobierno planea construir la planta de desalinización a energía solar más grande del mundo que procesará más de 22 millones de galones de agua potable diarios y generará 20 MW de electricidad. EAU ya cuenta con la mayor central energética y de desalinización, un gran ejemplo de una solución integrada en esta materia.
Además, los países pueden reducir la dependencia del agua mediante el uso de sistemas de refrigeración alternativos en las centrales térmicas y explorando opciones de aguas salobres y salinas, y mejorar la eficiencia de las centrales energéticas, reemplazando las plantas antiguas e ineficientes.
Estas soluciones dependen, sin embargo, de muchos factores, tales como la tecnología, el medioambiente y el financiamiento, y son específicas de cada lugar. Combinar la toma de decisiones sobre inversión y la planificación puede garantizar que todas las cuestiones complejas relacionadas con la energía y el agua sean abordadas de manera adecuada.
Aprovechar el impulso
Para mitigar los riesgos hídricos y energéticos, el Banco Mundial puso en marcha la nueva iniciativa Thirsty Energy, lanzada formalmente en la Cumbre Mundial sobre la Energía del Futuro que se celebra esta semana en Abu Dhabi, EAU.
Thirsty Energy es una iniciativa mundial destinada a ayudar a los Gobiernos a prepararse ahora para un futuro incierto mediante la ruptura de los silos disciplinarios que impiden la planificación intersectorial y la cuantificación de compensaciones y sinergias entre la gestión de los recursos hídricos y energéticos.
Uno de los aspectos clave de esta iniciativa es que el sector energético es la puerta de ingreso para la promoción del diálogo y la búsqueda de soluciones y adaptación de estrategias en función de los recursos disponibles y las realidades institucionales y políticas de un país.
La iniciativa demuestra la importancia de los enfoques combinados a través del trabajo basado en la demanda en varios países, lo que proporciona ejemplos de cómo las herramientas operativas con base empírica en la gestión de los recursos pueden mejorar el desarrollo sostenible. El conocimiento que se genere será compartido de manera más amplia con otros países que enfrentan desafíos similares.
Pero los recursos hídricos y energéticos están bajo una presión sin precedentes, ya que las personas, las industrias, los ecosistemas y las economías en crecimiento compiten cada vez más por su uso. Cuando la población mundial llegue a los 9000 millones de personas, la alta demanda requerirá un aumento de un 50% en la producción agrícola y un 15% en la extracción de agua, que ya enfrenta dificultades. Para 2035, el consumo mundial de energía subirá un 35%, lo que a su vez incrementará el uso de agua en un 15% y el consumo en un 85%, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
El cambio climático añadirá más incertidumbre a través del aumento de la variabilidad hídrica y las inundaciones y sequías más graves y frecuentes. Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los efectos de este fenómeno. A medida que aumenta la temperatura, se calientan los ríos y lagos de donde las centrales obtienen su agua de refrigeración, lo que hará más difícil generar electricidad en las próximas décadas.
“Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los impactos del cambio climático, lo que hace aumentar la incertidumbre y los riesgos”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial en cuestiones de cambio climático del Grupo del Banco Mundial. “Si no se abordan de inmediato, estos problemas pueden poner en peligro los logros del desarrollo alcanzados hasta el momento y hacer caer aún más a las personas en la pobreza. El momento es ahora”, agregó.
Riesgos para el sector energético
La escasez de agua ya amenaza la viabilidad a largo plazo de los proyectos energéticos en todo el mundo. Solo el año pasado, la falta de este recurso obligó a cerrar centrales térmicas en India, provocó la baja de la producción de energía en centrales de Estados Unidos, y puso en peligro la capacidad hidroeléctrica en muchos países, entre ellos Sri Lanka, China y Brasil.
Casi el 93% de las reservas de petróleo en tierra de Oriente Medio está expuesto a riesgos medianos y muy altos de carencia de agua. Los países en desarrollo son los más vulnerables, ya que con frecuencia no tienen la capacidad para satisfacer el rápido aumento de la demanda.
A pesar de estas preocupaciones, la actual planificación y producción energética se hace a menudo sin tener en cuenta las limitaciones presentes y futuras de agua y los riesgos de eventos extremos. La directora ejecutiva de la AIE, Maria van der Hoeven, explicó que: “Los encargados del planeamiento y la toma de decisiones de ambos sectores suelen estar mal informados sobre qué factores impulsan estos desafíos, cómo abordarlos, y los méritos de las distintas opciones técnicas, políticas, de gestión y de gobernabilidad. La falta de una planificación integrada es insostenible”.
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Los sistemas energéticos son cada vez más vulnerables a los impactos del cambio climático, lo que hace aumentar la incertidumbre y los riesgos. Si no se abordan de inmediato, estos problemas pueden poner en peligro los logros del desarrollo alcanzados hasta el momento y hacer caer aún más a las personas en la pobreza. El momento es ahora. Close Quotes
Rachel Kyte
Vicepresidenta y enviada especial en cuestiones de cambio climático del Grupo del Banco Mundial
Soluciones deben ser adaptadas para abordar cuestiones complejas
Existen varias soluciones para enfrentar el desafío hídrico y energético y muchos países ya están adoptando medidas audaces. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha tratado de diversificar su combinación de energías alejándose del gas y acercándose a la energía limpia. Su Gobierno planea construir la planta de desalinización a energía solar más grande del mundo que procesará más de 22 millones de galones de agua potable diarios y generará 20 MW de electricidad. EAU ya cuenta con la mayor central energética y de desalinización, un gran ejemplo de una solución integrada en esta materia.
Además, los países pueden reducir la dependencia del agua mediante el uso de sistemas de refrigeración alternativos en las centrales térmicas y explorando opciones de aguas salobres y salinas, y mejorar la eficiencia de las centrales energéticas, reemplazando las plantas antiguas e ineficientes.
Estas soluciones dependen, sin embargo, de muchos factores, tales como la tecnología, el medioambiente y el financiamiento, y son específicas de cada lugar. Combinar la toma de decisiones sobre inversión y la planificación puede garantizar que todas las cuestiones complejas relacionadas con la energía y el agua sean abordadas de manera adecuada.
Aprovechar el impulso
Para mitigar los riesgos hídricos y energéticos, el Banco Mundial puso en marcha la nueva iniciativa Thirsty Energy, lanzada formalmente en la Cumbre Mundial sobre la Energía del Futuro que se celebra esta semana en Abu Dhabi, EAU.
Thirsty Energy es una iniciativa mundial destinada a ayudar a los Gobiernos a prepararse ahora para un futuro incierto mediante la ruptura de los silos disciplinarios que impiden la planificación intersectorial y la cuantificación de compensaciones y sinergias entre la gestión de los recursos hídricos y energéticos.
Uno de los aspectos clave de esta iniciativa es que el sector energético es la puerta de ingreso para la promoción del diálogo y la búsqueda de soluciones y adaptación de estrategias en función de los recursos disponibles y las realidades institucionales y políticas de un país.
La iniciativa demuestra la importancia de los enfoques combinados a través del trabajo basado en la demanda en varios países, lo que proporciona ejemplos de cómo las herramientas operativas con base empírica en la gestión de los recursos pueden mejorar el desarrollo sostenible. El conocimiento que se genere será compartido de manera más amplia con otros países que enfrentan desafíos similares.