Principio de acuerdo mundial para luchar contra la sequía
Jue, 21/03/2013
Por primera vez, en una conferencia de alto nivel de las Naciones Unidas se sentaron las bases de unas políticas nacionales sobre la sequía prácticas y proactivas con el fin de aumentar la resiliencia ante el peligro natural más destructivo del mundo, que se está viendo agravado por el cambio climático.
La Reunión de alto nivel de políticas nacionales sobre la sequía constituyó el primer intento coordinado a nivel mundial para avanzar hacia una reducción del riesgo de sequía basada en la ciencia y dejar de recurrir a las onerosas respuestas fragmentadas de gestión de crisis, que a menudo llegan demasiado tarde para evitar la muerte, el desplazamiento y la destrucción.
En la Reunión se emitió una declaración en la que se exhortaba a los gobiernos a elaborar y aplicar políticas nacionales de gestión de la sequía acordes con sus objetivos de desarrollo. Además, en ella se facilitaba orientación científica y normativa detallada acerca de cómo alcanzar ese fin (enlace a la declaración y a los documentos científicos y normativos).
La Reunión, celebrada del 11 al 15 de marzo, fue organizada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la FAO y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), junto con otras organizaciones asociadas. Congregó a más de 300 instancias decisorias gubernamentales, organismos para el desarrollo y científicos e investigadores destacados.
Se ha estimado que las sequías son el desastre natural más costoso del mundo, que representa un gasto situado entre 6.000 y 8.000 millones de dólares de Estados Unidos al año y que afecta a más personas que ninguna otra forma de desastre natural. Desde 1900, más de 11 millones de personas han muerto como consecuencia de las sequías y 2 000 millones de personas han resultado afectadas. Como resultado del cambio climático, está previsto que aumenten la frecuencia, intensidad y duración de las sequías, lo que provocará un incremento de las pérdidas humanas y económicas.
Desde el decenio de 1970, la superficie de las tierras afectadas por la sequía se ha duplicado, socavando los medios de subsistencia, anulando los beneficios en términos de desarrollo y afianzando aún más la pobreza de millones de personas que dependen directamente de las tierras. Las mujeres, los niños y las personas de edad suelen ser quienes pagan el precio más alto.
Conclusiones
Las presentaciones realizadas en la reunión mostraron que actualmente se puede llevar a cabo una planificación proactiva de la gestión de la sequía gracias a los importantes progresos científicos y tecnológicos y a los conocimientos sobre la gestión sostenible de la tierra. Asimismo existen diversas innovaciones en materia de control nacional y regional de la sequía, sistemas de alerta temprana, respuestas basadas en los riesgos así como en las estrategias de mitigación y gestión de la sequía.
La reunión elaboró una declaración aprobada por consenso en la que se destacaba la necesidad de adoptar políticas nacionales de gestión de la sequía. En particular, instaba a los gobiernos a:
Diseñar medidas proactivas de planificación y prevención de las sequías y de mitigación de sus efectos y, gestión de riesgos, promoción de la ciencia, tecnología apropiada e innovación, sensibilización del público y gestión de los recursos como elementos clave de una política nacional eficaz sobre la sequía.
Promover una mayor colaboración para reforzar la calidad de las redes de observación y sistemas de suministro locales, nacionales, regionales y mundiales.
Mejorar la sensibilización del público con respecto a la sequía, así como su preparación en caso de sequía.
Examinar, en la medida de lo posible dentro del marco jurídico de cada país, los instrumentos económicos y las estrategias financieras, incluidos los mecanismos de reducción, repartición y transferencia del riesgo en los planes de gestión de la sequía.
Crear planes para el socorro de emergencia basados en la gestión adecuada de los recursos naturales y en la autoayuda en los niveles de gobernanza apropiados.
Vincular los planes de gestión de la sequía a las políticas locales y nacionales de desarrollo.
La elaboración de estrategias de gestión de sequías más adecuadas es una de las prioridades del Marco Mundial para los Servicios Climáticos (MMSC) que los gobiernos están aplicando actualmente con el apoyo de las Naciones Unidas. Los servicios climáticos tienen por objeto aumentar la resiliencia frente a las sequías mediante la mejora de la información y los servicios climáticos, en especial para los más vulnerables y, para ello, aprovechan las capacidades de predicción climática que están mejorando rápidamente.
El MMSC pretende dar acceso mundial a mejores servicios para cuatro sectores prioritarios, esto es, seguridad alimentaria y agricultura, agua, salud y reducción de riesgos de desastres para finales de 2017.
La Reunión de alto nivel de políticas nacionales sobre la sequía constituyó el primer intento coordinado a nivel mundial para avanzar hacia una reducción del riesgo de sequía basada en la ciencia y dejar de recurrir a las onerosas respuestas fragmentadas de gestión de crisis, que a menudo llegan demasiado tarde para evitar la muerte, el desplazamiento y la destrucción.
En la Reunión se emitió una declaración en la que se exhortaba a los gobiernos a elaborar y aplicar políticas nacionales de gestión de la sequía acordes con sus objetivos de desarrollo. Además, en ella se facilitaba orientación científica y normativa detallada acerca de cómo alcanzar ese fin (enlace a la declaración y a los documentos científicos y normativos).
La Reunión, celebrada del 11 al 15 de marzo, fue organizada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la FAO y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), junto con otras organizaciones asociadas. Congregó a más de 300 instancias decisorias gubernamentales, organismos para el desarrollo y científicos e investigadores destacados.
Se ha estimado que las sequías son el desastre natural más costoso del mundo, que representa un gasto situado entre 6.000 y 8.000 millones de dólares de Estados Unidos al año y que afecta a más personas que ninguna otra forma de desastre natural. Desde 1900, más de 11 millones de personas han muerto como consecuencia de las sequías y 2 000 millones de personas han resultado afectadas. Como resultado del cambio climático, está previsto que aumenten la frecuencia, intensidad y duración de las sequías, lo que provocará un incremento de las pérdidas humanas y económicas.
Desde el decenio de 1970, la superficie de las tierras afectadas por la sequía se ha duplicado, socavando los medios de subsistencia, anulando los beneficios en términos de desarrollo y afianzando aún más la pobreza de millones de personas que dependen directamente de las tierras. Las mujeres, los niños y las personas de edad suelen ser quienes pagan el precio más alto.
Conclusiones
Las presentaciones realizadas en la reunión mostraron que actualmente se puede llevar a cabo una planificación proactiva de la gestión de la sequía gracias a los importantes progresos científicos y tecnológicos y a los conocimientos sobre la gestión sostenible de la tierra. Asimismo existen diversas innovaciones en materia de control nacional y regional de la sequía, sistemas de alerta temprana, respuestas basadas en los riesgos así como en las estrategias de mitigación y gestión de la sequía.
La reunión elaboró una declaración aprobada por consenso en la que se destacaba la necesidad de adoptar políticas nacionales de gestión de la sequía. En particular, instaba a los gobiernos a:
Diseñar medidas proactivas de planificación y prevención de las sequías y de mitigación de sus efectos y, gestión de riesgos, promoción de la ciencia, tecnología apropiada e innovación, sensibilización del público y gestión de los recursos como elementos clave de una política nacional eficaz sobre la sequía.
Promover una mayor colaboración para reforzar la calidad de las redes de observación y sistemas de suministro locales, nacionales, regionales y mundiales.
Mejorar la sensibilización del público con respecto a la sequía, así como su preparación en caso de sequía.
Examinar, en la medida de lo posible dentro del marco jurídico de cada país, los instrumentos económicos y las estrategias financieras, incluidos los mecanismos de reducción, repartición y transferencia del riesgo en los planes de gestión de la sequía.
Crear planes para el socorro de emergencia basados en la gestión adecuada de los recursos naturales y en la autoayuda en los niveles de gobernanza apropiados.
Vincular los planes de gestión de la sequía a las políticas locales y nacionales de desarrollo.
La elaboración de estrategias de gestión de sequías más adecuadas es una de las prioridades del Marco Mundial para los Servicios Climáticos (MMSC) que los gobiernos están aplicando actualmente con el apoyo de las Naciones Unidas. Los servicios climáticos tienen por objeto aumentar la resiliencia frente a las sequías mediante la mejora de la información y los servicios climáticos, en especial para los más vulnerables y, para ello, aprovechan las capacidades de predicción climática que están mejorando rápidamente.
El MMSC pretende dar acceso mundial a mejores servicios para cuatro sectores prioritarios, esto es, seguridad alimentaria y agricultura, agua, salud y reducción de riesgos de desastres para finales de 2017.