El problema del agua no se arreglará siendo un conflicto político

Vie, 07/12/2012

El Economista

Alba Brualla La problemática del agua tiene que convertirse en un asunto técnico y dejar de ser un conflicto político para poder alcanzar una solución. Ésta es una de las conclusiones que se extraen de la última jornada de debate organizada por el Foro del Agua de la Fundación Botín.

Según Eduardo Olier, presidente del Instituto Choiseul en España, que ha publicado un libro sobre La gestión estratégica del agua, "hay que dejar de politizar ese problema pera analizarlo desde un punto de vista global".

En este sentido, los expertos que participaron en el debate calificaron el Plan Hidrológico español como una asignatura pendiente. "Debería existir un gran pacto político, pero no lo va a haber, porque la lucha entre partidos es muy fuerte", indicó el exministro de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa.

Por su parte, Alberto Garrido, subdirector del Observatorio del Agua de la Fundación Botín, explicó el nuevo concepto de huella hídrica, que consiste en medir el agua que se utiliza de forma directa o indirecta para la elaboración de un producto. De este modo Garrido indicó que una taza de café tiene una huella hídrica de 200 litros, mientras que la ropa que vestimos puede llegar a los 14.000 litros.

La escasez de agua en algunas regiones ha generado que se desarrolle un "comercio de agua agrovirtual" mediante productos agrarios. En este sentido, Lamo aseguró que no hay tierras suficientes para abastecer a toda la población creciente. Teniendo en cuenta estas previsiones, "muchos países están queriendo garantizar su seguridad alimentaria, por eso potencias como China se dedican a comprar terreno para asegurar su supervivencia en un futuro".

En la misma línea, Ramón Llamas, director del Observatorio del Agua, explicó que la mayor parte del agua se usa para producir artículos que tienen poco valor, por lo que hay alimentos, como el trigo, que es mejor importarlos y destinar el agua a otros alimentos. De hecho, en algunos sitios como Egipto han decidido dejar de producir alimentos cuyo gasto en agua es muy elevado, de este modo invierten por ejemplo en la producción Es la huella hídrica de una taza de cafe, es decir, la cantidad de agua que se utiliza para su eleboración. de fruta u hortalizas e importan los otros productos.

Por otro lado, el director del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados, Eloy García, explicó que las aguas urbanas tienen que dejar de ser un problema para convertirse en una solución. Según García, las aguas residuales son un producto de gran pureza, compuestas en un 99,5 por ciento de agua. Por eso el directivo considera que este tipo de aguas, convenientemente tratadas, deberían reutilizarse en riego agrícola, ya que contienen muchos nutrientes.

Del mismo modo García defiende su uso como agua potable, aunque es consciente de que esta idea puede no ser muy bien acogida por temas culturales.