Los pantanos de la CHD viven la peor situación del último medio siglo
Dom, 23/09/2012
Aunque precisa que hace medio siglo no había los mismos embalses que ahora, Valín asegura a este periódico que la media del caudal circulante por la cuenca del Duero es «el peor de los últimos 50 años». Sin embargo, descarta cortes en el suministro y hace un llamamiento a que el agua se administre «con mucho cuidado».
En la actualidad, el abastecimiento de agua para el consumo «no tiene problemas a un trimestre vista» y el máximo responsable de la Confederación Hidrográfica del Duero no considera la posibilidad de adoptar medidas excepcionales a corto plazo, teniendo en cuenta que el mayor volumen de agua iba destinado al regadío y la campaña ha finalizado.
Eso no quiere decir que el panorama no sea preocupante, especialmente a menos de un año vista para los agricultores de la Comunidad si el otoño y el invierno vienen más secos de lo habitual. Según José Valín, aunque las necesidades de abastecimiento a la población estarían aseguradas, no ocurriría lo mismo con la capacidad de riego.
El presidente de la CHD es claro en este sentido y asegura que la campaña de riego del próximo año sería «nula» si las lluvias no llegan en la medida necesaria y los embalses de la cuenca siguen estando muy por debajo de su capacidad en los últimos años. Reconoce que se trata de una situación «delicada».
Al margen de la sequía, Valín recupera el discurso con el que tomó posesión de su cargo hace unos meses, para incidir en la necesidad de regular los cauces de la cuenca del Duero, de manera que Castilla y León pueda almacenar agua durante el invierno, para utilizarla en verano. En este sentido, considera inexplicable que un río como el Duero tenga un tercio de la capacidad de almacenamiento que el Guadalquivir. Las cifras son evidentes, 2.771 hectómetros cúbicos del primero, frente a los 8.000 del río andaluz.
Por ello, el presidente de la CHD insiste en que el Duero «necesita más regulación y de forma urgente» para superar con más tranquilidad situaciones críticas como la actual. En este sentido, recuerda cómo en la época de Felipe González se llegó a abordar la regulación del Órbigo, en León, el Carrión, en Palencia, el Eresma, en Segovia y el Arlanza, en Burgos.
De todos ellos, sólo ha salido adelante este último, el de Castrovido, en Burgos, cuyas obras están paralizadas, aunque podrían reanudarse en el plazo de un mes. Sin embargo, la situación actual es la que es y resulta especialmente en pantanos como el del leonés de Barrios de Luna, que apenas se sitúa en el 10% de su capacidad para abastecer a León y al regadío del páramo vinculado al Órbigo.
El panorama no es mucho mejor en los embalses palentinos de Requejada, Cervera y Aguilar, que no llegan al 11% de sus potenciales reservas. Con todo, «lo más preocupante», a juicio de Valín, se encuentra en el sistema del Pisuerga, donde el agua no sólo va destinada el riego, sino que una parte se destina a Valladolid, lo que hace necesario «más caudal circulante» por la existencia de vertidos. Por fortuna, el agua que abastece Valladolid procede del Canal de Castilla, tras ser derivado en Alar del Rey sin recibir esos vertidos.
En el resto de provincias la situación, aunque algo mejor, no está para confiarse. De hecho, el embalse de las Cogotas, en Ávila, se encuentra al 16%, y en la capital abulense se ha constituido por primera vez esta semana la Mesa de la Sequía.
En la actualidad, el abastecimiento de agua para el consumo «no tiene problemas a un trimestre vista» y el máximo responsable de la Confederación Hidrográfica del Duero no considera la posibilidad de adoptar medidas excepcionales a corto plazo, teniendo en cuenta que el mayor volumen de agua iba destinado al regadío y la campaña ha finalizado.
Eso no quiere decir que el panorama no sea preocupante, especialmente a menos de un año vista para los agricultores de la Comunidad si el otoño y el invierno vienen más secos de lo habitual. Según José Valín, aunque las necesidades de abastecimiento a la población estarían aseguradas, no ocurriría lo mismo con la capacidad de riego.
El presidente de la CHD es claro en este sentido y asegura que la campaña de riego del próximo año sería «nula» si las lluvias no llegan en la medida necesaria y los embalses de la cuenca siguen estando muy por debajo de su capacidad en los últimos años. Reconoce que se trata de una situación «delicada».
Al margen de la sequía, Valín recupera el discurso con el que tomó posesión de su cargo hace unos meses, para incidir en la necesidad de regular los cauces de la cuenca del Duero, de manera que Castilla y León pueda almacenar agua durante el invierno, para utilizarla en verano. En este sentido, considera inexplicable que un río como el Duero tenga un tercio de la capacidad de almacenamiento que el Guadalquivir. Las cifras son evidentes, 2.771 hectómetros cúbicos del primero, frente a los 8.000 del río andaluz.
Por ello, el presidente de la CHD insiste en que el Duero «necesita más regulación y de forma urgente» para superar con más tranquilidad situaciones críticas como la actual. En este sentido, recuerda cómo en la época de Felipe González se llegó a abordar la regulación del Órbigo, en León, el Carrión, en Palencia, el Eresma, en Segovia y el Arlanza, en Burgos.
De todos ellos, sólo ha salido adelante este último, el de Castrovido, en Burgos, cuyas obras están paralizadas, aunque podrían reanudarse en el plazo de un mes. Sin embargo, la situación actual es la que es y resulta especialmente en pantanos como el del leonés de Barrios de Luna, que apenas se sitúa en el 10% de su capacidad para abastecer a León y al regadío del páramo vinculado al Órbigo.
El panorama no es mucho mejor en los embalses palentinos de Requejada, Cervera y Aguilar, que no llegan al 11% de sus potenciales reservas. Con todo, «lo más preocupante», a juicio de Valín, se encuentra en el sistema del Pisuerga, donde el agua no sólo va destinada el riego, sino que una parte se destina a Valladolid, lo que hace necesario «más caudal circulante» por la existencia de vertidos. Por fortuna, el agua que abastece Valladolid procede del Canal de Castilla, tras ser derivado en Alar del Rey sin recibir esos vertidos.
En el resto de provincias la situación, aunque algo mejor, no está para confiarse. De hecho, el embalse de las Cogotas, en Ávila, se encuentra al 16%, y en la capital abulense se ha constituido por primera vez esta semana la Mesa de la Sequía.