Agricultura tardará un año en arreglar las filtraciones del embalse del Júcar-Vinalopó

Mar, 18/09/2012

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La cuadratura del círculo. Algo así es lo que parece tratar de conseguir el Ministerio de Agricultura con la ejecución de las obras el trasvase Júcar-Vinalopó. Firmado el acuerdo para que 20.000 agricultores de la provincia comiencen a recibir pasado mañana los alrededor de 5 hm que quedan de los 12 hm de agua del Júcar que se almacenaron hace dos años en Villena, ahora el embalse de San Diego tendrá que cerrarse en enero para reparar las fugas detectadas por los defectos de construcción, y deberá someterse a una remodelación que, según los técnicos, se prolongará, como mínimo durante un año.

Un periodo en el que la Confederación Hidrográfica del Júcar deberá cerrar el acuerdo definitivo con la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó para ponerlo en marcha, porque las posturas sobre la calidad del agua de Cullera (Azud de la Marquesa) siguen estancadas, y a años luz del acuerdo. Andrés Martínez, presidente de la junta, exige al PP, como lo hizo con el PSOE, la segunda toma en Cortes de Pallás, punto donde se garantiza agua para todos los usos.

De no llegarse al acuerdo mientras se reparan las filtraciones del embalse regulador de San Diego, el agua del Júcar no podrá volver a utilizarse en Alicante y sólo para riego hasta el año 2016, al volverse a repetir el escenario actual. El caudal que desde mañana comenzará a llegar a las comunidades de regantes del Vinalopó ha estado dos años al sol en Villena, lo que ha servido para que se decantara y pueda utilizarse ahora en el regadío. De no llegar al acuerdo entre Gobierno y futuros usuarios del agua la situación volverá a bloquearse, porque los usuarios insisten en que el caudal que llegue de Valencia a la provincia tiene que servir para uso doméstico.

Por otro lado, los regantes alicantinos que recibirán el agua del Júcar y cuyo uso se ha desbloqueado por la sequía y la necesidad de reparar el embalse, abonarán unos 900.000 euros, en concepto de pago del agua y amortización del préstamo que suscribieron para hacer la conducción y que todavía debían tras el aval del Consell. La operación durará tres meses, y a partir de enero, una vez vacío, el Ministerio de Medio Ambiente tendrá que repararlo tras haberse gastado 40 millones de euros en su construcción.

Una operación que, por otro lado, paralizará durante varios meses cualquier posibilidad de que el agua del Júcar riegue la provincia, abriéndose así una nueva etapa en la ejecución de un proyecto que ha costado 400 millones de euros y cuyo futuro sigue en el aire por la mala calidad del caudal que llega a Cullera. Recientemente y según datos oficiales en la toma de muestreo del Huerto de Mulet, aguas arriba del Azud de la Marquesa han aparecido 1.600.000 coliformes.

La balsa o embalse de San Diego, ubicada entre los términos municipales de La Font de la Figuera (Valencia) y Villena es el punto final del trasvase Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera. Puede almacenar más de 20 millones de m de aguas procedentes del curso bajo del río Júcar, suficiente para regar 10.000 hectáreas de cultivo. Y lo que es más importante, en épocas de bonanza hídrica, San Diego podría llenarse hasta 4 veces al año, siempre que se hubiera construido bien.

El embalse tiene unas dimensiones extraordinarias y fue clasificada como Presa de Categoría A por la Dirección General de Obras Hidráulicas del Ministerio de Medio Ambiente. Su perímetro supera los 4 kilómetros de longitud; presenta una altura máxima de 35,2 metros al pie de talud y de 38,5 metros sobre el eje de los cimientos; el ancho de coronación tiene 7,5 metros y el ancho de base de talud llega a alcanzar en algunos puntos los 200 metros. El agua almacenada, en su cota máxima, tendrá 22 metros de profundidad, es decir, cubriría un edificio de 7 plantas.

La Junta Central de Regantes reitera que para que el trasvase sea viable debe construirse la toma de Cortes