El agua alimenta un vergel
Mié, 22/08/2012
Tiene sentido en estos tiempos seguir hablando y debatiendo sobre las infraestructuras hidráulicas y de regadío en el viejo reino
La respuesta a la pregunta anterior exige antes que nada, conocer lo que se tiene y enmarcarlo dentro del escenario económico y social de la provincia.
Respecto a la primera cuestión el conocimiento de lo que se tiene quizá por tenerlo tan cerca, no seamos suficientemente conscientes del impresionante patrimonio hidráulico constituido sobre el Esla y sus afluentes en tierras leonesas.
Todo el mundo en estas latitudes conoce o al menos, ha oído hablar, de las grandes presas de Riaño, el Porma o Barrios de Luna. Pero pocos tienen conciencia exacta de los más de trescientos kilómetros de grandes canales que, dominando cerca de 160.000 Hectáreas, configuran el entramado económico y social más importante del solar leonés.
Sobre la amplísima red fluvial del territorio se superpone una compleja malla de tomas, azudes o «puertos» (en el argot tradicional) que alimentan las grandes arterias de los regadíos estatales u oficiales, además de las numerosas y antiguas «presas» - la vieja voz local que designa las acequias principales en los riegos tradicionales que proporcionan a muchas comarcas su peculiar fisonomía vinculada a los prados, los maizales, la remolacha o el lúpulo que matizan las vegas en las que las choperas en realidad otro cultivo regable han pasado a constituir la nota vertical dominante en el paisaje.
Una descripción sucinta de ese conjunto de infraestructuras hidráulicas y agrarias podría iniciarse con las alimentadas desde el Porma, cuya gran presa - dirigida en su día por Juan Benet, el ingeniero literato creador del territorio imaginario de Región - permite, tras recibir las aguas trasversales del Curueño, abastecer holgadamente más de 38.000 Hectáreas regables.
A ellas llega el agua, por el Canal de Arriola responsable de casi 5.000 Hectáreas, el Canal de la Margen Izquierda del Porma entre sus fases I y II abastecen más de 17.500 Hectáreas el denominado Canal del Esla, cuyas 11.200 Hectáreas regables están vinculadas hidráulicamente al Porma, así como un nutrido grupo de «presas» que alimentan otras 4.500 Hectáreas de riegos tradicionales o concesionales del cauce.
Por su parte, el Esla, desde el emblemático y controvertido embalse de Riaño, proporciona en la actualidad recursos hidráulicos a cerca de 40.000 Hectáreas leonesas. A ellas se distribuye el caudal mediante múltiples azudes o «puertos» de los riegos tradicionales del Esla que suministran agua a más de 12.000 Hectáreas, o mediante el impresionante bombeo de Villalobar que aporta el flujo necesario para alimentar el Canal del Páramo Alto desde el que se dominan cerca de 24.000 Hectáreas.
Riaño también proporciona caudal a los riegos ribereños del Cea y a las cerca de 6.000 Hectáreas ya desarrolladas dependientes del Canal Alto de Payuelos que arrancando desde el gran azud ubicado aguas debajo de Cistierna dibuja una amplísima curva de ballesta hasta el Cea no lejos de Villamartín de Don Sancho.
La infraestructura hidráulica vinculada a Payuelos que incluye tres grandes arterias laterales dependientes del Canal Alto se complementará con el Canal Bajo actualmente en construcción con un presupuesto total cercano a 150 Millones de euros.
El conjunto de esas grandes arterias cuya inversión conjunta la ya realizada y la actualmente en construcción supera los 320 Millones de euros, sin contar las instalaciones agrarias, avanza, aunque con lentitud, hacia su objetivo: el desarrollo de 40.000 Hectáreas regables que harán de Payuelos una de las más amplias zonas regables del territorio nacional y por supuesto convertirán el sistema Esla en el más importante en superficie regable del territorio leonés.
Riaño proporciona, además, caudal a cerca de 12.000 Hectáreas de la zona palentina del Carrión. Caudal que irá siendo sustituido paulatinamente por la aportación de tres pequeños embalses previstos en el Plan Hidrológico del Duero sobre afluentes de aquel cauce palentino en el Horizonte de Planificación inmediato.
Pero acaso el sistema hidráulico más complejo de León y el más asentado desde antiguo en sus instituciones de organización y gobierno de los sistemas de riego, sea el vinculado a las aguas del Órbigo, del que se tienen también los más antiguos testimonios medievales del regadío provincial. Baste decir que, sin contar las 5.000 Hectáreas abastecidas por el embalse de Villameca en la zona regable del río Tuerto, el gran tributario occidental del Esla alimenta - con el apoyo de las aguas reguladas en Los Barrios de Luna a más de 52.300 Hectáreas, a través de una vasta red de canales y «presas» que toman de nueve grandes azudes o «puertos», auténticas obras de ingeniería que pueden contemplarse en su recorrido por el cauce.
Por su importancia y ubicación hay que mencionar en primer lugar el contraembalse de Selgas de Ordás, del que arranca el Canal Principal del Órbigo que, tras sus tramos hidroeléctricos, y sus derivaciones de los Canales de Velilla y de Villadangos, proporcionan caudal al Canal General del Páramo a través de sus arterias, los Canales de Matalobos, de Grisuela, de Santa María, de Urdiales y de la Mata. Todos ellos en la margen izquierda del río.
Aguas debajo de Selgas, el azud de Mataluengas, antes de recibir al Omaña, alimenta el Canal de Carrizo y la antigua «presa» Cerrajera. Siguiendo el curso del río, el azud de Alcoba y el de Santa Marina aportan los recursos a otros regadíos emblemáticos de la margen derecha del cauce, los del Canal de Villares y la «presa» de la Tierra, así como la «presa» grande de Villamor y el Canal de Castañón en la margen izquierda. El río vuelve a recogerse en el azud de la Toma de la Vega de A., ya junto a Villoria de Órbigo, que permite abastecer importantes riegos tradicionales en el área de Veguellina y de la famosa vega mencionada. Y todavía tiene recursos el cauce para alimentar otro importante grupo de riegos concesionales del Órbigo Bajo que captan sus aguas por encima del azud de Cebrones del Río.
Riegos del Órbigo bajo que se extienden hasta el final de la provincia y aún alcanzan a verdear en las tierras zamoranas en las que el Canal de Manganeses domina una amplia zona con aguas captadas desde el azud de Villbrázaro.
En su conjunto, un total de 9 azudes, 8 canales estatales con más de 38.0000 Hectáreas y otras 14.000 vinculadas a concesiones tradicionales que son servidas por miles de kilómetros de acequias y «presas» y constituyen el gran entramado hidráulico del Órbigo.
La administración de este complejo sistema de infraestructuras se encuentra compartido entre la Confederación Hidrográfica del Duero que se ocupa de los grandes elementos hidráulicos el suministro en «alta» las presas y el Sindicato Central de Riegos de Barrios de Luna, en el que tienen representación las Comunidades de Regantes, con presencia destacada, por su tamaño, las del Páramo.
Son el Sindicato Central y las Comunidades de Regantes los auténticos artífices de la delicada administración y reparto del agua proporcionada por la Confederación y sólo gracias a la profesionalidad de estas instituciones asentadas en la tradición y en la normativa, se consiguen llevar a término campañas de riego como la de este año, en el que la escasez habitual de recursos del Órbigo se ve acrecentada por una sequía excepcional.
Instituciones bien conocidas en el ámbito ribereño, acaso lo son menos en otros círculos provinciales, aunque bien merecieran ser reconocidas con nitidez por la ciudadanía leonesa como organizaciones solventes y profesionalizadas, fruto del esfuerzo en el autogobierno y la búsqueda de acuerdos desarrollado por los regantes a lo largo de los años.
Pero, tras este repaso descriptivo del complejo hidráulico vinculado al regadío en el territorio leonés de la cuenca del Esla, quizá proceda al objeto de enmarcar ese entramado en el contexto social poner de manifiesto algunas de sus magnitudes económico-sociales.
Las cerca de 150.000 Hectáreas regadas si se suponen explotaciones de tamaño medio del orden de 20 Hectáreas son responsables del mantenimiento de un empleo directo vinculado a las mismas de 7.000 personas.
Pero eso es sólo una visión parcial de la realidad: Sobre el escenario sustentado por los regantes desempeñan su papel económico múltiples actividades del sector servicios maquinaria, tuberías, bombas, secaderos de grano, abonos y fitosanitarios, combustible, seguros, banca rural, servicios de mantenimiento y administración hidráulica entre otras - que no tendrían presencia ni actividad sin el regadío. Incluso una buena parte de la ganadería y de la industria agroalimentaria leonesa serían inviables sin la cercanía a las materias primas proporcionadas por las zonas regables, como muestra la fuerte concentración de la producción láctea en las vegas del Esla, vinculada al maíz y los forrajes proporcionados por aquellas.
Las consideraciones anteriores permiten evaluar el empleo total vinculado directa o indirectamente al entramado sustentado por el regadío provincial y su infraestructura hidráulica, en cifras cercanas a 20.000 efectivos; lo que justifica el aserto puesto de manifiesto en los párrafos iniciales de estas notas de que «dicho entramado configura el escenario socioeconómico más importante del solar leonés».
Esas mismas consideraciones permiten responder positivamente la respuesta inicial planteada: Tiene un gran sentido potenciar y mantener ese entramado, seguir avanzando en la inversión agrohidráulica, mejorar la eficiencia y la rentabilidad de los regadíos, así como modernizar sus explotaciones.
Ni el complejo agrohidráulico leonés ni el nacional son estructuras productivas del siglo pasado. Ahora que la crisis pone de manifiesto las carencias estructurales españolas, puede observarse entre otras cosas, cómo el país importan anualmente la tercera parte de su consumo de cereales y de leche y más de la mitad del azúcar, con un coste anual del orden de 3.000 Millones de euros, cifra equivalente a 200.000 empleos-año.
Son cifras y criterios que, como todo, pueden ser objeto de debate. Pero ponen de manifiesto el interés económico y social con que habría de seguir contemplando el entramado hidráulico del territorio.
El agua, esencial para una agricultura productiva en la provincia leonesa.
La respuesta a la pregunta anterior exige antes que nada, conocer lo que se tiene y enmarcarlo dentro del escenario económico y social de la provincia.
Respecto a la primera cuestión el conocimiento de lo que se tiene quizá por tenerlo tan cerca, no seamos suficientemente conscientes del impresionante patrimonio hidráulico constituido sobre el Esla y sus afluentes en tierras leonesas.
Todo el mundo en estas latitudes conoce o al menos, ha oído hablar, de las grandes presas de Riaño, el Porma o Barrios de Luna. Pero pocos tienen conciencia exacta de los más de trescientos kilómetros de grandes canales que, dominando cerca de 160.000 Hectáreas, configuran el entramado económico y social más importante del solar leonés.
Sobre la amplísima red fluvial del territorio se superpone una compleja malla de tomas, azudes o «puertos» (en el argot tradicional) que alimentan las grandes arterias de los regadíos estatales u oficiales, además de las numerosas y antiguas «presas» - la vieja voz local que designa las acequias principales en los riegos tradicionales que proporcionan a muchas comarcas su peculiar fisonomía vinculada a los prados, los maizales, la remolacha o el lúpulo que matizan las vegas en las que las choperas en realidad otro cultivo regable han pasado a constituir la nota vertical dominante en el paisaje.
Una descripción sucinta de ese conjunto de infraestructuras hidráulicas y agrarias podría iniciarse con las alimentadas desde el Porma, cuya gran presa - dirigida en su día por Juan Benet, el ingeniero literato creador del territorio imaginario de Región - permite, tras recibir las aguas trasversales del Curueño, abastecer holgadamente más de 38.000 Hectáreas regables.
A ellas llega el agua, por el Canal de Arriola responsable de casi 5.000 Hectáreas, el Canal de la Margen Izquierda del Porma entre sus fases I y II abastecen más de 17.500 Hectáreas el denominado Canal del Esla, cuyas 11.200 Hectáreas regables están vinculadas hidráulicamente al Porma, así como un nutrido grupo de «presas» que alimentan otras 4.500 Hectáreas de riegos tradicionales o concesionales del cauce.
Por su parte, el Esla, desde el emblemático y controvertido embalse de Riaño, proporciona en la actualidad recursos hidráulicos a cerca de 40.000 Hectáreas leonesas. A ellas se distribuye el caudal mediante múltiples azudes o «puertos» de los riegos tradicionales del Esla que suministran agua a más de 12.000 Hectáreas, o mediante el impresionante bombeo de Villalobar que aporta el flujo necesario para alimentar el Canal del Páramo Alto desde el que se dominan cerca de 24.000 Hectáreas.
Riaño también proporciona caudal a los riegos ribereños del Cea y a las cerca de 6.000 Hectáreas ya desarrolladas dependientes del Canal Alto de Payuelos que arrancando desde el gran azud ubicado aguas debajo de Cistierna dibuja una amplísima curva de ballesta hasta el Cea no lejos de Villamartín de Don Sancho.
La infraestructura hidráulica vinculada a Payuelos que incluye tres grandes arterias laterales dependientes del Canal Alto se complementará con el Canal Bajo actualmente en construcción con un presupuesto total cercano a 150 Millones de euros.
El conjunto de esas grandes arterias cuya inversión conjunta la ya realizada y la actualmente en construcción supera los 320 Millones de euros, sin contar las instalaciones agrarias, avanza, aunque con lentitud, hacia su objetivo: el desarrollo de 40.000 Hectáreas regables que harán de Payuelos una de las más amplias zonas regables del territorio nacional y por supuesto convertirán el sistema Esla en el más importante en superficie regable del territorio leonés.
Riaño proporciona, además, caudal a cerca de 12.000 Hectáreas de la zona palentina del Carrión. Caudal que irá siendo sustituido paulatinamente por la aportación de tres pequeños embalses previstos en el Plan Hidrológico del Duero sobre afluentes de aquel cauce palentino en el Horizonte de Planificación inmediato.
Pero acaso el sistema hidráulico más complejo de León y el más asentado desde antiguo en sus instituciones de organización y gobierno de los sistemas de riego, sea el vinculado a las aguas del Órbigo, del que se tienen también los más antiguos testimonios medievales del regadío provincial. Baste decir que, sin contar las 5.000 Hectáreas abastecidas por el embalse de Villameca en la zona regable del río Tuerto, el gran tributario occidental del Esla alimenta - con el apoyo de las aguas reguladas en Los Barrios de Luna a más de 52.300 Hectáreas, a través de una vasta red de canales y «presas» que toman de nueve grandes azudes o «puertos», auténticas obras de ingeniería que pueden contemplarse en su recorrido por el cauce.
Por su importancia y ubicación hay que mencionar en primer lugar el contraembalse de Selgas de Ordás, del que arranca el Canal Principal del Órbigo que, tras sus tramos hidroeléctricos, y sus derivaciones de los Canales de Velilla y de Villadangos, proporcionan caudal al Canal General del Páramo a través de sus arterias, los Canales de Matalobos, de Grisuela, de Santa María, de Urdiales y de la Mata. Todos ellos en la margen izquierda del río.
Aguas debajo de Selgas, el azud de Mataluengas, antes de recibir al Omaña, alimenta el Canal de Carrizo y la antigua «presa» Cerrajera. Siguiendo el curso del río, el azud de Alcoba y el de Santa Marina aportan los recursos a otros regadíos emblemáticos de la margen derecha del cauce, los del Canal de Villares y la «presa» de la Tierra, así como la «presa» grande de Villamor y el Canal de Castañón en la margen izquierda. El río vuelve a recogerse en el azud de la Toma de la Vega de A., ya junto a Villoria de Órbigo, que permite abastecer importantes riegos tradicionales en el área de Veguellina y de la famosa vega mencionada. Y todavía tiene recursos el cauce para alimentar otro importante grupo de riegos concesionales del Órbigo Bajo que captan sus aguas por encima del azud de Cebrones del Río.
Riegos del Órbigo bajo que se extienden hasta el final de la provincia y aún alcanzan a verdear en las tierras zamoranas en las que el Canal de Manganeses domina una amplia zona con aguas captadas desde el azud de Villbrázaro.
En su conjunto, un total de 9 azudes, 8 canales estatales con más de 38.0000 Hectáreas y otras 14.000 vinculadas a concesiones tradicionales que son servidas por miles de kilómetros de acequias y «presas» y constituyen el gran entramado hidráulico del Órbigo.
La administración de este complejo sistema de infraestructuras se encuentra compartido entre la Confederación Hidrográfica del Duero que se ocupa de los grandes elementos hidráulicos el suministro en «alta» las presas y el Sindicato Central de Riegos de Barrios de Luna, en el que tienen representación las Comunidades de Regantes, con presencia destacada, por su tamaño, las del Páramo.
Son el Sindicato Central y las Comunidades de Regantes los auténticos artífices de la delicada administración y reparto del agua proporcionada por la Confederación y sólo gracias a la profesionalidad de estas instituciones asentadas en la tradición y en la normativa, se consiguen llevar a término campañas de riego como la de este año, en el que la escasez habitual de recursos del Órbigo se ve acrecentada por una sequía excepcional.
Instituciones bien conocidas en el ámbito ribereño, acaso lo son menos en otros círculos provinciales, aunque bien merecieran ser reconocidas con nitidez por la ciudadanía leonesa como organizaciones solventes y profesionalizadas, fruto del esfuerzo en el autogobierno y la búsqueda de acuerdos desarrollado por los regantes a lo largo de los años.
Pero, tras este repaso descriptivo del complejo hidráulico vinculado al regadío en el territorio leonés de la cuenca del Esla, quizá proceda al objeto de enmarcar ese entramado en el contexto social poner de manifiesto algunas de sus magnitudes económico-sociales.
Las cerca de 150.000 Hectáreas regadas si se suponen explotaciones de tamaño medio del orden de 20 Hectáreas son responsables del mantenimiento de un empleo directo vinculado a las mismas de 7.000 personas.
Pero eso es sólo una visión parcial de la realidad: Sobre el escenario sustentado por los regantes desempeñan su papel económico múltiples actividades del sector servicios maquinaria, tuberías, bombas, secaderos de grano, abonos y fitosanitarios, combustible, seguros, banca rural, servicios de mantenimiento y administración hidráulica entre otras - que no tendrían presencia ni actividad sin el regadío. Incluso una buena parte de la ganadería y de la industria agroalimentaria leonesa serían inviables sin la cercanía a las materias primas proporcionadas por las zonas regables, como muestra la fuerte concentración de la producción láctea en las vegas del Esla, vinculada al maíz y los forrajes proporcionados por aquellas.
Las consideraciones anteriores permiten evaluar el empleo total vinculado directa o indirectamente al entramado sustentado por el regadío provincial y su infraestructura hidráulica, en cifras cercanas a 20.000 efectivos; lo que justifica el aserto puesto de manifiesto en los párrafos iniciales de estas notas de que «dicho entramado configura el escenario socioeconómico más importante del solar leonés».
Esas mismas consideraciones permiten responder positivamente la respuesta inicial planteada: Tiene un gran sentido potenciar y mantener ese entramado, seguir avanzando en la inversión agrohidráulica, mejorar la eficiencia y la rentabilidad de los regadíos, así como modernizar sus explotaciones.
Ni el complejo agrohidráulico leonés ni el nacional son estructuras productivas del siglo pasado. Ahora que la crisis pone de manifiesto las carencias estructurales españolas, puede observarse entre otras cosas, cómo el país importan anualmente la tercera parte de su consumo de cereales y de leche y más de la mitad del azúcar, con un coste anual del orden de 3.000 Millones de euros, cifra equivalente a 200.000 empleos-año.
Son cifras y criterios que, como todo, pueden ser objeto de debate. Pero ponen de manifiesto el interés económico y social con que habría de seguir contemplando el entramado hidráulico del territorio.
El agua, esencial para una agricultura productiva en la provincia leonesa.