28 años sin dragar el Bidasoa
Jue, 19/07/2012
El barrio de Behobia sufrió, en febrero de 2009, una inundación por la crecida del río Bidasoa
que hizo saltar todas las alarmas.
No se trataba ‘tan sólo’ de las importantes pérdidas que sufrieron viviendas, negocios y garajes de la zona, sino de la constatación de un riesgo que su asociación de vecinos venía advirtiendo: cuando coinciden la pleamar de las mareas vivas con días de lluvias torrenciales, el cauce se le queda pequeño al torrente de agua que baja por el Bidasoa.
Tras varios sustos, finalmente, aquella vez ocurrió.
«Llevábamos tiempo advirtiendo y pidiendo que se dragara el lecho del río», recuerda Paco Martínez, presidente de la AVV del barrio. «Y hemos seguido haciéndolo conmás insistencia aún desde aquella crecida». «Hasta hace 30 años», explica el presidente de Santiagotarrak Javier Martínez, ‘Musku’, «el río lo dragaban dos empresas que había en Irun. Pero lleva sin dragarse desde entonces». Los sedimentos que arrastra el río han ido depositándose en algunos puntos, de tal manera que en la bajamar, ha surgido un tómbolo que quita condición de isla a la Isla de los Faisanes. «Y hacia la otra orilla, la altura del cauce, que era de casi cinco metros, es ahora de uno y medio o dos», advierte el presidente del club, que recorre
frencuentemente la zona en sus entrenamientos. «Pasa también bajo el puente y en otros puntos...». Coste alto y eficacia relativa
Su petición es que se acometa un dragado del río en su tramo irunés para evitar que desborde en las zonas más críticas: la parte de Zaisa 2 y, en el otro extremo del barrio, la salida hacia el centro de Irun. «Nos consta que en Cinco villas están trabajando para encauzar el río de manera que no se produzcan inundaciones como las que han tenido con
las crecidas. Eso supondría que en el futuro, en días de crecidas, el río pueda llegar aquí con aún más agua.
Hay que tomar medidas», advierte Martínez. En sus peticiones al Ayuntamiento fueron remitidos a Costas, que es quien tiene la competencia. «Y Costas nos dijo que dragar era
muy caro, que no lo iban a hacer. Así que pedimos al Ayuntamiento una alternativa y colocó el sistema de barreras. Parece que funciona, pero eso no es una solución definitiva. Sólo en el último año, hemos tenido cinco avisos de prealerta, de madrugada, que han obligado a los
vecinos a salir de casa, mover los coches a otras zonas, sacar los objetos de valor de trasteros y garajes... Así no podemos estar».
Están al tanto sobre la información que aportó el PNV local sobre que sus representantes en el Congreso, que habiendo preguntado sobre el tema al Ministerio, se encontraron con que éste decía que no le constaba solicitud alguna. También sobre que los ayuntamientos
de Irun, Hondarribia y Hendaya han iniciado movimientos, aunque desconocían cuáles. Entre esos movimientos estuvo una reunión que mantuvieron los alcaldes de las tres ciudades con la dirección de Costas.
Pero Costas no tiene tan claro que el dragado sea la solución. Primero por el alto coste, pero sobre todo, ylo apunta también Paco Martínez, «porque dicen que la altura de la pleamar no varía por la cantidad de lodo que haya en el lecho. Pero eso no resulta creíble». De lo que nadie ha hablado hasta ahora «es de los perjuicios medioambientales. Parece que la excusa que se pone cuando no se quiere hacer algo. Pero ninguna institución o asociación ecologista ha dicho que por ese motivo no se pueda dragar», señala Rubén Fraile, de la asociación de comerciantes del barrio. «Y si realmente hay algún problema, habrá que encontrar la forma de solucionarlo, pero no podemos vivir en permanente riesgo de inundación». A falta de que alguien «mueva ficha, los ciudadanos hemos decidido dar un paso adelante». La AVV
de Behobia y el colectivo de comerciantes, el Club Deportivo Behobia, Santiagotarrak, el Foro Ciudadano y Oiasso 2000 han puesto en marcha una campaña de recogida
de firmas para pedir el dragado, «e invitamos a sumarse a otras entidades que tengan también una preocupación por el río. Porque a todo el mundo le gusta el Bidasoa, y todo el mundo presume de él, perola realidad es quelo están abandonando. Y hay que cuidarlo».
que hizo saltar todas las alarmas.
No se trataba ‘tan sólo’ de las importantes pérdidas que sufrieron viviendas, negocios y garajes de la zona, sino de la constatación de un riesgo que su asociación de vecinos venía advirtiendo: cuando coinciden la pleamar de las mareas vivas con días de lluvias torrenciales, el cauce se le queda pequeño al torrente de agua que baja por el Bidasoa.
Tras varios sustos, finalmente, aquella vez ocurrió.
«Llevábamos tiempo advirtiendo y pidiendo que se dragara el lecho del río», recuerda Paco Martínez, presidente de la AVV del barrio. «Y hemos seguido haciéndolo conmás insistencia aún desde aquella crecida». «Hasta hace 30 años», explica el presidente de Santiagotarrak Javier Martínez, ‘Musku’, «el río lo dragaban dos empresas que había en Irun. Pero lleva sin dragarse desde entonces». Los sedimentos que arrastra el río han ido depositándose en algunos puntos, de tal manera que en la bajamar, ha surgido un tómbolo que quita condición de isla a la Isla de los Faisanes. «Y hacia la otra orilla, la altura del cauce, que era de casi cinco metros, es ahora de uno y medio o dos», advierte el presidente del club, que recorre
frencuentemente la zona en sus entrenamientos. «Pasa también bajo el puente y en otros puntos...». Coste alto y eficacia relativa
Su petición es que se acometa un dragado del río en su tramo irunés para evitar que desborde en las zonas más críticas: la parte de Zaisa 2 y, en el otro extremo del barrio, la salida hacia el centro de Irun. «Nos consta que en Cinco villas están trabajando para encauzar el río de manera que no se produzcan inundaciones como las que han tenido con
las crecidas. Eso supondría que en el futuro, en días de crecidas, el río pueda llegar aquí con aún más agua.
Hay que tomar medidas», advierte Martínez. En sus peticiones al Ayuntamiento fueron remitidos a Costas, que es quien tiene la competencia. «Y Costas nos dijo que dragar era
muy caro, que no lo iban a hacer. Así que pedimos al Ayuntamiento una alternativa y colocó el sistema de barreras. Parece que funciona, pero eso no es una solución definitiva. Sólo en el último año, hemos tenido cinco avisos de prealerta, de madrugada, que han obligado a los
vecinos a salir de casa, mover los coches a otras zonas, sacar los objetos de valor de trasteros y garajes... Así no podemos estar».
Están al tanto sobre la información que aportó el PNV local sobre que sus representantes en el Congreso, que habiendo preguntado sobre el tema al Ministerio, se encontraron con que éste decía que no le constaba solicitud alguna. También sobre que los ayuntamientos
de Irun, Hondarribia y Hendaya han iniciado movimientos, aunque desconocían cuáles. Entre esos movimientos estuvo una reunión que mantuvieron los alcaldes de las tres ciudades con la dirección de Costas.
Pero Costas no tiene tan claro que el dragado sea la solución. Primero por el alto coste, pero sobre todo, ylo apunta también Paco Martínez, «porque dicen que la altura de la pleamar no varía por la cantidad de lodo que haya en el lecho. Pero eso no resulta creíble». De lo que nadie ha hablado hasta ahora «es de los perjuicios medioambientales. Parece que la excusa que se pone cuando no se quiere hacer algo. Pero ninguna institución o asociación ecologista ha dicho que por ese motivo no se pueda dragar», señala Rubén Fraile, de la asociación de comerciantes del barrio. «Y si realmente hay algún problema, habrá que encontrar la forma de solucionarlo, pero no podemos vivir en permanente riesgo de inundación». A falta de que alguien «mueva ficha, los ciudadanos hemos decidido dar un paso adelante». La AVV
de Behobia y el colectivo de comerciantes, el Club Deportivo Behobia, Santiagotarrak, el Foro Ciudadano y Oiasso 2000 han puesto en marcha una campaña de recogida
de firmas para pedir el dragado, «e invitamos a sumarse a otras entidades que tengan también una preocupación por el río. Porque a todo el mundo le gusta el Bidasoa, y todo el mundo presume de él, perola realidad es quelo están abandonando. Y hay que cuidarlo».