Zaragoza volverá a beber agua de Yesa mezclada al 50% con la del Canal
Jue, 05/07/2012
El agua de Yesa volverá a salir por los grifos de Zaragoza. El Ayuntamiento de la capital aragonesa, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y la Comunidad de Regantes de Bardenas hicieron público ayer un acuerdo por el cual la mitad del agua de boca que beberán los zaragozanos desde la semana que viene hasta el final de septiembre procederá de este embalse.
La medida, según fuentes de la CHE y del Consistorio zaragozano, se ha tomado para evitar que la calidad del agua empeore en los próximos meses: el embalse de La Loteta, del que ahora se servía Zaragoza junto con el Canal Imperial, tiene previsto iniciar el 16 de julio un proceso de vaciado que se prolongará a lo largo del verano. Este desembalse, según la CHE, es necesario porque La Loteta se encuentra aún «en fase de puesta en carga».
Desde su inauguración en 2009, La Loteta ha estado abasteciendo Zaragoza mientras se realizaban «las pruebas habituales de un embalse recién construido». En la decisión de volver a utilizar Yesa también ha influido el fuerte estiaje que la CHE espera para este verano, acrecentado por la sequía que ha vivido la Comunidad durante todo el año.
Además, la CHE explicó que la disolución de sales contenidas en algunas partes del vaso del embalse, junto con el rápido descenso del agua que albergaba, han colaborado en el aumento de la concentración de sulfatos en el agua, superándose los 500 miligramos por litro. «Aunque el resto de los parámetros de control de calidad del agua se sitúan en niveles de excelencia, este punto debe controlarse y se ha considerado que el vaciado contribuirá a la reducción de este contenido de sulfatos», apuntaron.
No obstante, el agua que llegará desde Yesa supondrá tan solo la mitad de la mezcla que beberán los zaragozanos. El resto seguirá llegando del Canal Imperial que, a su vez, recogerá el agua del Ebro y también una parte de lo que se vaya desembalsando de La Loteta.
Esperando el recrecimiento Zaragoza y los municipios que se abastecen desde la capital aragonesa dejaron de recibir agua de Yesa en junio del año pasado por «deficiencias del sistema» y, sobre todo, por «la falta de excedentes que permitieran llevar agua hasta Zaragoza».
En la actualidad, Zaragoza no posee una concesión de los caudales de Yesa, por lo que la prioridad en el uso de este suministro depende de las necesidades de la Comunidad General de Regantes del Canal de Bardenas, titular de la concesión.
No obstante, está previsto que la ciudad pueda acceder a estos caudales cuando finalicen las obras de recrecimiento del embalse de Yesa, que se encuentran en la actualidad en ejecución.
En cualquier caso, los efectos de la llegada del agua de Yesa no se notarán hasta dentro de 10 días, dado que en el sistema se encuentra la mezcla del agua anterior, que no saldrá hasta que termine de consumirse.
Para Zaragoza y su entorno se portará desde Yesa hasta un máximo de un metro cúbico por segundo durante los meses de verano. También el embalse de Laverné colaborará en este suministro temporal, si bien en una cantidad muy inferior: se harán sueltas complementarias, alcanzando entre los dos embalses un máximo de 1,2 m³/s, y con ello, el 50% de la mezcla final.
La medida, según fuentes de la CHE y del Consistorio zaragozano, se ha tomado para evitar que la calidad del agua empeore en los próximos meses: el embalse de La Loteta, del que ahora se servía Zaragoza junto con el Canal Imperial, tiene previsto iniciar el 16 de julio un proceso de vaciado que se prolongará a lo largo del verano. Este desembalse, según la CHE, es necesario porque La Loteta se encuentra aún «en fase de puesta en carga».
Desde su inauguración en 2009, La Loteta ha estado abasteciendo Zaragoza mientras se realizaban «las pruebas habituales de un embalse recién construido». En la decisión de volver a utilizar Yesa también ha influido el fuerte estiaje que la CHE espera para este verano, acrecentado por la sequía que ha vivido la Comunidad durante todo el año.
Además, la CHE explicó que la disolución de sales contenidas en algunas partes del vaso del embalse, junto con el rápido descenso del agua que albergaba, han colaborado en el aumento de la concentración de sulfatos en el agua, superándose los 500 miligramos por litro. «Aunque el resto de los parámetros de control de calidad del agua se sitúan en niveles de excelencia, este punto debe controlarse y se ha considerado que el vaciado contribuirá a la reducción de este contenido de sulfatos», apuntaron.
No obstante, el agua que llegará desde Yesa supondrá tan solo la mitad de la mezcla que beberán los zaragozanos. El resto seguirá llegando del Canal Imperial que, a su vez, recogerá el agua del Ebro y también una parte de lo que se vaya desembalsando de La Loteta.
Esperando el recrecimiento Zaragoza y los municipios que se abastecen desde la capital aragonesa dejaron de recibir agua de Yesa en junio del año pasado por «deficiencias del sistema» y, sobre todo, por «la falta de excedentes que permitieran llevar agua hasta Zaragoza».
En la actualidad, Zaragoza no posee una concesión de los caudales de Yesa, por lo que la prioridad en el uso de este suministro depende de las necesidades de la Comunidad General de Regantes del Canal de Bardenas, titular de la concesión.
No obstante, está previsto que la ciudad pueda acceder a estos caudales cuando finalicen las obras de recrecimiento del embalse de Yesa, que se encuentran en la actualidad en ejecución.
En cualquier caso, los efectos de la llegada del agua de Yesa no se notarán hasta dentro de 10 días, dado que en el sistema se encuentra la mezcla del agua anterior, que no saldrá hasta que termine de consumirse.
Para Zaragoza y su entorno se portará desde Yesa hasta un máximo de un metro cúbico por segundo durante los meses de verano. También el embalse de Laverné colaborará en este suministro temporal, si bien en una cantidad muy inferior: se harán sueltas complementarias, alcanzando entre los dos embalses un máximo de 1,2 m³/s, y con ello, el 50% de la mezcla final.