Expertos advierten de que una gota fría podría acabar en desertificación
Mar, 03/07/2012
Pese a las dimensiones del incendio que sigue asolando la provincia de Valencia, el diagnóstico de los expertos es claro al respecto: la regeneración de los montes es posible, así como la recuperación de su biodiversidad, de su fauna y de su flora. Ahora bien, los próximos meses son críticos para el suelo, porque el resultado podría ser una desertificación si en otoño llega la gota fría y, con ella, las lluvias torrenciales. Una posibilidad nada remota.
Así lo explicó ayer a este diario José Andrés Torrent, doctor ingeniero de Montes de la Universitat Politècnica de València (UPV) que en la actualidad trabaja en un grupo de investigación de ciencia y tecnología forestal. «Si hubiese gota fría se perderían las capas superiores del suelo, con lo que se iniciaría un proceso irreversible hasta la desertificación», afirmó. «Habrá zonas que se queden en un desierto».
De ahí que Juli Pausas, investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación de Valencia, reclamase «un proceso de fijación del suelo -poner ramas, por ejemplo-», antes de que lleguen las lluvias. En su opinión, el suelo puede estar ahora «frágil», aunque favorece el hecho de que en su mayor parte sea «duro y calcáreo» en las zonas afectadas.
Por tanto, si hubiese pérdida de suelo y, en consecuencia, erosión del terreno, sería «puntual y no en grandes masas», lo cual es positivo (a falta de una evaluación de los efectos definitivos del fuego).
Pero si hablamos de diversidad, «la recuperación puede ser bastante rápido, en tres o cuatro años», según Pausas, para quien «lo más probable es que no se haya perdido nada, salvo zonas boscosas, estructura de vegetación y paisaje». En cualquier caso, «volveremos a la situación inicial», siempre y cuando no haya erosión del suelo.
La pregunta entonces es: ¿se podía haber evitado un incendio de semejantes proporciones? Para Pausas, difícilmente, teniendo en cuenta las «condiciones climáticas extremas» (viento de poniente y en la misma dirección durante muchas horas y sin una gota de lluvia). El investigador consideró difícil aventurar si con más medios se podría haber minimizado la tragedia. Ni siquiera los cortafuegos hubiesen sido suficientes. Por el contrario, el profesor de la Politècnica censuró «la falta de una política de defensa del monte», abocado al abandono y la despoblación por la falta de rentabilidad de los cultivos o la incapacidad para generar mano de obra. «El monte se llena así de maleza y se convierte en un polvorín, y alguien lo está permitiendo».
NOA DE LA TORRE / Valencia > Profesionales forestales de España. El presidente de esta Asociación, Elías Bayarri, afirmó a Efe que el abandono rural y la pérdida del aprovechamiento económico de los bosques han creado «superficies extensísimas de combustible forestal». Según WWF, sólo el 2% de las masas forestales de la Comunidad Valenciana cuentan con un instrumento de gestión, una cifra que sube al 13% en toda España. > Luis Gil (Real Academia de Ingeniería). Este ingeniero de Montes instó a incrementar las medidas para detectar con mayor rapidez el fuego, porque «es clave controlarlos desde el principio». > Millán Millán (ex director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo). Hay «mucho monte en condiciones malas» y el cambio climático provoca «una situación diferente en la que hay que tener más cuidado».
Así lo explicó ayer a este diario José Andrés Torrent, doctor ingeniero de Montes de la Universitat Politècnica de València (UPV) que en la actualidad trabaja en un grupo de investigación de ciencia y tecnología forestal. «Si hubiese gota fría se perderían las capas superiores del suelo, con lo que se iniciaría un proceso irreversible hasta la desertificación», afirmó. «Habrá zonas que se queden en un desierto».
De ahí que Juli Pausas, investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación de Valencia, reclamase «un proceso de fijación del suelo -poner ramas, por ejemplo-», antes de que lleguen las lluvias. En su opinión, el suelo puede estar ahora «frágil», aunque favorece el hecho de que en su mayor parte sea «duro y calcáreo» en las zonas afectadas.
Por tanto, si hubiese pérdida de suelo y, en consecuencia, erosión del terreno, sería «puntual y no en grandes masas», lo cual es positivo (a falta de una evaluación de los efectos definitivos del fuego).
Pero si hablamos de diversidad, «la recuperación puede ser bastante rápido, en tres o cuatro años», según Pausas, para quien «lo más probable es que no se haya perdido nada, salvo zonas boscosas, estructura de vegetación y paisaje». En cualquier caso, «volveremos a la situación inicial», siempre y cuando no haya erosión del suelo.
La pregunta entonces es: ¿se podía haber evitado un incendio de semejantes proporciones? Para Pausas, difícilmente, teniendo en cuenta las «condiciones climáticas extremas» (viento de poniente y en la misma dirección durante muchas horas y sin una gota de lluvia). El investigador consideró difícil aventurar si con más medios se podría haber minimizado la tragedia. Ni siquiera los cortafuegos hubiesen sido suficientes. Por el contrario, el profesor de la Politècnica censuró «la falta de una política de defensa del monte», abocado al abandono y la despoblación por la falta de rentabilidad de los cultivos o la incapacidad para generar mano de obra. «El monte se llena así de maleza y se convierte en un polvorín, y alguien lo está permitiendo».
NOA DE LA TORRE / Valencia > Profesionales forestales de España. El presidente de esta Asociación, Elías Bayarri, afirmó a Efe que el abandono rural y la pérdida del aprovechamiento económico de los bosques han creado «superficies extensísimas de combustible forestal». Según WWF, sólo el 2% de las masas forestales de la Comunidad Valenciana cuentan con un instrumento de gestión, una cifra que sube al 13% en toda España. > Luis Gil (Real Academia de Ingeniería). Este ingeniero de Montes instó a incrementar las medidas para detectar con mayor rapidez el fuego, porque «es clave controlarlos desde el principio». > Millán Millán (ex director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo). Hay «mucho monte en condiciones malas» y el cambio climático provoca «una situación diferente en la que hay que tener más cuidado».