Derribar presas para salvar el mejillon y el topo de rio
Lun, 02/07/2012
Hay dos ríos en la demarcación Galicia-Costa en los que la Xunta está volcando sus esfuerzos para tratar de recuperar sus valores ambientales. El caso del Umia tal vez sea el más conocido por el impacto que tiene la bacteria detectada en él sobre el agua destinada a consumo humano. Pero no menos importantes son los esfuerzos en el Ulla, en este caso para recuperar su fauna y flora.
La Xunta y la Universidad de Santiago, de la mano de un proyecto europeo de apoyo a la biodiversidad, prevén invertir cuatro millones de euros para recuperar el Ulla y con él dos especies en peligro, el mejillón y el topo de río, símbolos en este caso de la salud fluvial. Para ello llevan ya tiempo realizando diversos estudios, que ahora se ampliarán con sendos análisis de los obstáculos que cortan el cauce del río para su eliminación y de los puntos de posible contaminación.
El informe que plasmará la investigación sobre los obstáculos en el río se desarrollará durante los próximos diez meses e incluye el análisis de una veintena de corrientes fluviales, entre las que se encuentran las grandes presas del Ulla y de sus afluentes. La Xunta es consciente de la dificultad de derribar algunas de esas construcciones, con concesiones que se prolongarán aún varias décadas. Pero no renuncia a suprimir algunas de las pequeñas represas o al menos a paliar sus efectos con canales que faciliten la circulación de la fauna del río.
La Xunta y la Universidad de Santiago, de la mano de un proyecto europeo de apoyo a la biodiversidad, prevén invertir cuatro millones de euros para recuperar el Ulla y con él dos especies en peligro, el mejillón y el topo de río, símbolos en este caso de la salud fluvial. Para ello llevan ya tiempo realizando diversos estudios, que ahora se ampliarán con sendos análisis de los obstáculos que cortan el cauce del río para su eliminación y de los puntos de posible contaminación.
El informe que plasmará la investigación sobre los obstáculos en el río se desarrollará durante los próximos diez meses e incluye el análisis de una veintena de corrientes fluviales, entre las que se encuentran las grandes presas del Ulla y de sus afluentes. La Xunta es consciente de la dificultad de derribar algunas de esas construcciones, con concesiones que se prolongarán aún varias décadas. Pero no renuncia a suprimir algunas de las pequeñas represas o al menos a paliar sus efectos con canales que faciliten la circulación de la fauna del río.