VALENCIA- Bruselas ha propuesto que la reforma de la Política Agracia Común (PAC) condicione
Lun, 25/06/2012
Bruselas ha propuesto que la reforma de la Política Agracia Común (PAC) condicione la inversión europea en regadíos a que se ahorre al menos un 25 por ciento en el consumo de agua. Se trata de un objetivo que empeoraría todavía más la agonía que atraviesa la agricultura valenciana y que vuelve a poner en cuestión el modelo mediterráneo, que pierde recursos a medida que avanza la negociación de la PAC.
La aplicación de esta medida hace inviable el 90 por ciento de los regadíos valencianos, y además sería injusta porque no se tendría en cuenta el ahorro en agua que se ha realizado hasta ahora. Los más perjudicados, sin duda, serán los arrozales, donde el método de riego es por inundación.
Así lo explica el secretario general de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Juan Valero de Palma, «la propuesta carece de sentido». Explicó que la modernización del regadío en España en general y en la Comunitat en particular comenzó hace ya muchos años y por tanto, en muchos casos es imposible pensar que se puede ahorrar un 25 por ciento más de agua.
Únicamente podría ocurrir en aquellos campos en los que todavía se riega a manta y se pase a un sistema de riego por goteo. Sin embargo, esto no es posible en todos los cultivos. Valero de Palma pone como ejemplo los arrozales. Todos quedarán fuera de las ayudas comunitarias porque el riego debe realizarse por inundación. Los cultivos de arroz de L'Albufera, del Ebro, del Guadalquivir... no habrá subvenciones para ellos.
Por ello, no sólo desde la Comunitat, sino también desde la Federación Nacional de Regantes se trabaja intensamente para que se produzca una reducción de ese porcentaje. El problema afecta también a Portugal, Francia, Italia y Grecia.
El apoyo del Gobierno español ya lo tienen. El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, aseguró esta semana en la Comisión Europea que «España ha hecho unos enormes esfuerzos en inversiones de modernización de regadíos que harían inasumible el cumplimiento de nuevos objetivos de reducción adicionales».
La Generalitat también ha mostrado su rechazo. Insisten en que la Comunitat lleva mucho tiempo trabajando en disminuir el consumo de agua y que los regadíos tienen un alto grado de eficiencia.
Las principales organizaciones agrarias valencianas han acogido este anuncio con gran preocupación. El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Cristóbal Aguado, critica con mucha dureza que se propongan este tipo de normas desde Bruselas sin analizar ni conocer la realidad, el terreno sobre el que afectan estas medidas. «Si pisasen esta tierra sabrían que aquí no se despilfarra ni una gota de agua, que en días calurosos hay un alto grado de evaporación y que los agricultores todavía estamos amortizando la inversión que hicimos en la modernización de regadío».
Por su parte, el secretario general de La Unió, Ramón Mampel, afirma que la racionalización del agua es intrínseca al campo valenciana. Insiste en que se han hecho muchísimos esfuerzos para optimizar recursos y recuerda que la agricultura debe ser sostenible medioambiental, social y económicamente, por lo que hay que buscar un equilibrio.
La aplicación de esta medida hace inviable el 90 por ciento de los regadíos valencianos, y además sería injusta porque no se tendría en cuenta el ahorro en agua que se ha realizado hasta ahora. Los más perjudicados, sin duda, serán los arrozales, donde el método de riego es por inundación.
Así lo explica el secretario general de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Juan Valero de Palma, «la propuesta carece de sentido». Explicó que la modernización del regadío en España en general y en la Comunitat en particular comenzó hace ya muchos años y por tanto, en muchos casos es imposible pensar que se puede ahorrar un 25 por ciento más de agua.
Únicamente podría ocurrir en aquellos campos en los que todavía se riega a manta y se pase a un sistema de riego por goteo. Sin embargo, esto no es posible en todos los cultivos. Valero de Palma pone como ejemplo los arrozales. Todos quedarán fuera de las ayudas comunitarias porque el riego debe realizarse por inundación. Los cultivos de arroz de L'Albufera, del Ebro, del Guadalquivir... no habrá subvenciones para ellos.
Por ello, no sólo desde la Comunitat, sino también desde la Federación Nacional de Regantes se trabaja intensamente para que se produzca una reducción de ese porcentaje. El problema afecta también a Portugal, Francia, Italia y Grecia.
El apoyo del Gobierno español ya lo tienen. El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, aseguró esta semana en la Comisión Europea que «España ha hecho unos enormes esfuerzos en inversiones de modernización de regadíos que harían inasumible el cumplimiento de nuevos objetivos de reducción adicionales».
La Generalitat también ha mostrado su rechazo. Insisten en que la Comunitat lleva mucho tiempo trabajando en disminuir el consumo de agua y que los regadíos tienen un alto grado de eficiencia.
Las principales organizaciones agrarias valencianas han acogido este anuncio con gran preocupación. El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Cristóbal Aguado, critica con mucha dureza que se propongan este tipo de normas desde Bruselas sin analizar ni conocer la realidad, el terreno sobre el que afectan estas medidas. «Si pisasen esta tierra sabrían que aquí no se despilfarra ni una gota de agua, que en días calurosos hay un alto grado de evaporación y que los agricultores todavía estamos amortizando la inversión que hicimos en la modernización de regadío».
Por su parte, el secretario general de La Unió, Ramón Mampel, afirma que la racionalización del agua es intrínseca al campo valenciana. Insiste en que se han hecho muchísimos esfuerzos para optimizar recursos y recuerda que la agricultura debe ser sostenible medioambiental, social y económicamente, por lo que hay que buscar un equilibrio.