Barcelona no podría afrontar una gran sequía

Vie, 25/05/2012

La Vanguardia

La región de Barcelona no está preparada para afrontar una sequía extrema. La desalinizadora de El Prat y los recursos existentes en los embalses del Ter y el Llobregat permitirían dar respuesta justo a una crisis como la que se prolongó dos años (del 2007 al 2008), pero serían incapaces de solucionar una sequía de tres años. Así se desprende del informe Los recursos hídricos en Catalunya de la Cambra de Comerç de Barcelona.

En el periodo comprendido entre 1982 y el 2010, la zona central de Catalunya ha pasado el 20% del tiempo bajo situación de excepcionalidad: ante el riesgo de sufrir cortes de suministro. La luz roja ha estado encendida uno de cada cinco años. Es cierto que, recientemente, los embalses están casi llenos y que no hay un problema de abastecimiento en un horizonte inmediato. Pero los recursos actuales no ofrecen el nivel de garantía exigido; y es necesario tener un colchón más seguro, dados los riesgos asociados a la menor disponibilidad de agua. Así lo señalan los autores del estudio, los profesores Josep Dolz (UPC) y Joan Armengol (UB).

La región de Barcelona tendrá un déficit estructural de unos 120 de agua al año para el 2015 hm (la capacidad de dos desalinizadoras como la de El Prat a pleno funcionamiento). Es un cálculo parecido al que contiene el plan de gestión de las cuencas de Catalunya que redactó el gobierno tripartito (2010), en el que se prevé construir dos desalinizadoras más (en el Tordera y en Cunit). Sin embargo, el gobierno de CiU no las ha asumido (tampoco hay dinero para ello), mientras que el estudio de la Cambra detalla un amplio abanico de soluciones alternativas. "Los déficits no se solucionan con más embalses, con más depósitos. Simplemente, es que nos falta agua, sobre todo para cubrir la demanda en momentos determinados. Para estos episodios de sequía necesitamos recursos adicionales de manera ocasional, no continua", declara Josep Dolz, catedrático de la UPC.

El documento repasa las opciones para mejorar o ampliar los recursos y avala la solución de un trasvase del Ródano. Dolz descalificó la idea de construir desalinizadoras pensadas sólo para reforzar la garantía de suministro (las dos actuales están funcionando bajo mínimos), pues juzgó que sus costes son excesivos y sale más a cuenta disponer de una interconexión con redes que permita utilizar temporalmente recursos procedentes de derechos de uso de agua agrícola.

Dolz defendió el trasvase del /s) a Barcelona y a Ródano (10 m Tarragona, y apuntó así una solución también para la Comunidad Valenciana. Consideró que el Ródano es "una solución de carácter prácticamente definitivo". El coste energético es la mitad que el de la desalinización y el precio del agua es inferior incluso con la desalinizadora a pleno rendimiento, agregó. También defendió el "vínculo exterior" con Europa rebatiendo la supuesta maldad de la dependencia de Francia.