Preocupación por la sequía en el principal acuífero que nutre Doñana
Jue, 10/05/2012
Un informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir advierte que la situación actual es peor que en la gran sequía de mediados de la década de los 90
Los nuevos responsables de Medio Ambiente del Gobierno andaluz tendrán que hacer frente a un viejo problema que se agrava por momentos. Un último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir constata la agonía del acuífero 27 que nutre el espacio natural de Doñana. la situación es parecida a la desecación de las Tablas de Daimiel en Ciudad Real (Ojos del Guadiana), episodio conocido como la daimielización que acabó con el incendio de la turba del subsuelo provocado por la desecación brutal del terreno superior
.
El asunto no es baladí, pues la desertización conduce hacia condiciones climáticas y ambientales similares a un desierto y la desertificación supone la degradación ecológica que acarrea la desaparición del suelo fertil y productivo. Ambos serían letales para el futuro del Parque Nacional y de los 14 municipios de Huelva, Sevilla y Cádiz que viven de sus ramales de agua dulce.
El primer informe conocido que alarmó a la comunidad científica internacional fue presentado en diciembre de 2008 bajo el título de Evidencias de desecación de lagunas peridunares de la Reserva Biológica de Doñana y fue recopilado por la científica Carmen Díaz Paniagua (CSIC).
La conclusión fue demoledora: 'En 20 años se ha consolidado un alarmante descenso del nivel de capa freática producido por la extracción de aguas asubterráneas para el abastecimiento de la urbanización de Matalascañas a lo que hay que añadir las extracciones necesarias para la agricultura. De 1,6 hectómetros cúbicos se ha pasado a 3 hectómetros cúbicos de consumo anual.
La voz de alarma se visualizó con la disminución de los aportes en las lagunas de El Brezo, Charco del Toro, Zahillo, Taraje, Laguna Dulce, Laguna de Santa Olalla, Las Pajas y El Sapo.
Desde 2008 hasta ahora la situación no ha hecho más que empeorar a pesar de los récord de lluvias contabilizados en 2010 y 2011 que apenas han permitido la recuperación del nivel freático, que ha caído en algunos puntos claves hasta 15 metros y 20 de profundidad.
La comparativa y lecturas realizadas entre 1999 y 2011 lo deja claro: de los 138 puntos con datos contrastados, en 79 de ellos se han experimentado descensos de nivel del agua subterránea.
El informe Piezometría de la masa de agua subterránea elaborado por la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir toma como referencia el año hidrológico 2010-2011, con precipitaciones muy importantes, con valores superiores en un 26% a la media. 'Los datos expuestos muestran una situación que genera motivos de preocupación pues a pesar de las lluvias algunos niveles piezométricos no se recuperan con niveles de comparación correspondientes a épocas de sequía, e incluso en el 31% de los puntos medidos se presentan niveles de agua en octubre de 2010 por debajo de los que tenían en el mismo mes del año 1995, momento en que se produjo una sequía excepcional', advierte el informe.
Los motivos que han provocado esta alarmante situación vienen claros en el informe de la Comisaría de Aguas aunque los resume en uno: 'Las extracciones de agua para regadío y abastecimiento superan en ciertos lugares lo deseable provocando la tendencia al descenso'.
Es más, los datos que maneja la Confederación del Guadalquivir indican que 'en algunos sectores del IARA se riegan superficies por encima de los derechos de aguas privadas reconocidos en su día, con la consecuencia de un descenso continuado de los niveles piezométricos'.
Los nuevos responsables de Medio Ambiente del Gobierno andaluz tendrán que hacer frente a un viejo problema que se agrava por momentos. Un último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir constata la agonía del acuífero 27 que nutre el espacio natural de Doñana. la situación es parecida a la desecación de las Tablas de Daimiel en Ciudad Real (Ojos del Guadiana), episodio conocido como la daimielización que acabó con el incendio de la turba del subsuelo provocado por la desecación brutal del terreno superior
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El asunto no es baladí, pues la desertización conduce hacia condiciones climáticas y ambientales similares a un desierto y la desertificación supone la degradación ecológica que acarrea la desaparición del suelo fertil y productivo. Ambos serían letales para el futuro del Parque Nacional y de los 14 municipios de Huelva, Sevilla y Cádiz que viven de sus ramales de agua dulce.
El primer informe conocido que alarmó a la comunidad científica internacional fue presentado en diciembre de 2008 bajo el título de Evidencias de desecación de lagunas peridunares de la Reserva Biológica de Doñana y fue recopilado por la científica Carmen Díaz Paniagua (CSIC).
La conclusión fue demoledora: 'En 20 años se ha consolidado un alarmante descenso del nivel de capa freática producido por la extracción de aguas asubterráneas para el abastecimiento de la urbanización de Matalascañas a lo que hay que añadir las extracciones necesarias para la agricultura. De 1,6 hectómetros cúbicos se ha pasado a 3 hectómetros cúbicos de consumo anual.
La voz de alarma se visualizó con la disminución de los aportes en las lagunas de El Brezo, Charco del Toro, Zahillo, Taraje, Laguna Dulce, Laguna de Santa Olalla, Las Pajas y El Sapo.
Desde 2008 hasta ahora la situación no ha hecho más que empeorar a pesar de los récord de lluvias contabilizados en 2010 y 2011 que apenas han permitido la recuperación del nivel freático, que ha caído en algunos puntos claves hasta 15 metros y 20 de profundidad.
La comparativa y lecturas realizadas entre 1999 y 2011 lo deja claro: de los 138 puntos con datos contrastados, en 79 de ellos se han experimentado descensos de nivel del agua subterránea.
El informe Piezometría de la masa de agua subterránea elaborado por la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir toma como referencia el año hidrológico 2010-2011, con precipitaciones muy importantes, con valores superiores en un 26% a la media. 'Los datos expuestos muestran una situación que genera motivos de preocupación pues a pesar de las lluvias algunos niveles piezométricos no se recuperan con niveles de comparación correspondientes a épocas de sequía, e incluso en el 31% de los puntos medidos se presentan niveles de agua en octubre de 2010 por debajo de los que tenían en el mismo mes del año 1995, momento en que se produjo una sequía excepcional', advierte el informe.
Los motivos que han provocado esta alarmante situación vienen claros en el informe de la Comisaría de Aguas aunque los resume en uno: 'Las extracciones de agua para regadío y abastecimiento superan en ciertos lugares lo deseable provocando la tendencia al descenso'.
Es más, los datos que maneja la Confederación del Guadalquivir indican que 'en algunos sectores del IARA se riegan superficies por encima de los derechos de aguas privadas reconocidos en su día, con la consecuencia de un descenso continuado de los niveles piezométricos'.