Los científicos rechazan los caudales del Delta
Lun, 30/04/2012
La comunidad científica catalana ha mostrado su estupor y rechazo a los caudales propuestos para el Delta por el plan de cuenca que está a punto de salir a exposición pública. Los expertos insisten en que en un régimen de caudales que durante 10 meses al año puede ser, en la estación de aforo de Tortosa, inferior a los 100 metros cúbicos por segundo, el río está condenado por la intrusión de la cuña salina.
«Es un burla total, y no pueden alegar desconocimiento porque hace diez años que alertamos de los problemas que acucian al Delta. O no se han enterado de nada o esto es una tomadura de pelo», afirma sin tapujos Narcís Prat, catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona. Prat, autor de numerosos estudios sobre indicadores biológicos para determinar los caudales válidos para garantizar la calidad de un río, considera graves algunas afectaciones porque podrían acarrear el incumplimiento de unas aportaciones hídricas necesarias para alcanzar el buen estado al que obliga la directiva marco del agua.
A su entender, esos mínimos adecuados son los fijados por la Comisión para la Sostenibilidad, y que van de 227 a 397 metros metros cúbicos en la zona del bajo Ebro. Y es que, añade, cuando la fuerza con que el Ebro llega a su desembocadura es de caudales inferiores a 130, la lengua salina que trepa aguas arriba gana terreno y trae repercusiones en la biodiversidad, la reducción de pesquerías, el hundimiento de la plataforma deltaica, etc.
«Es un burla total, y no pueden alegar desconocimiento porque hace diez años que alertamos de los problemas que acucian al Delta. O no se han enterado de nada o esto es una tomadura de pelo», afirma sin tapujos Narcís Prat, catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona. Prat, autor de numerosos estudios sobre indicadores biológicos para determinar los caudales válidos para garantizar la calidad de un río, considera graves algunas afectaciones porque podrían acarrear el incumplimiento de unas aportaciones hídricas necesarias para alcanzar el buen estado al que obliga la directiva marco del agua.
A su entender, esos mínimos adecuados son los fijados por la Comisión para la Sostenibilidad, y que van de 227 a 397 metros metros cúbicos en la zona del bajo Ebro. Y es que, añade, cuando la fuerza con que el Ebro llega a su desembocadura es de caudales inferiores a 130, la lengua salina que trepa aguas arriba gana terreno y trae repercusiones en la biodiversidad, la reducción de pesquerías, el hundimiento de la plataforma deltaica, etc.