Un estudio detecta rastros de drogas en las aguas subterráneas de Barcelona
Vie, 27/04/2012
Un grupo de investigadores ha detectado la presencia de drogas en las aguas subterráneas de Barcelona, tras haber realizado el primer estudio mundial sobre "drogas de abuso" en acuíferos urbanos, aunque las cantidades detectadas son muy bajas y no suponen ningún riesgo para la salud pública.
En este estudio han participado investigadores del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y del Departamento de Ingeniería Geotécnica y Geociencias de la UPC, liderados por el científico Damià Barceló, ha informado hoy el ICRA.
El objetivo del trabajo, publicado en la revista Science of The Total Environment, ha sido describir la presencia de las "drogas de abuso" en los acuíferos urbanos de Barcelona.
Bajo el nombre genérico de "drogas de abuso" se incluye una larga lista de sustancias químicas de diverso origen que pueden ser susceptibles de consumo con fines no terapéuticos.
Las concentraciones de drogas medidas por los científicos son "extremadamente bajas y sin ningún riesgo para la salud pública", afirma el ICRA, que precisa que las aguas subterráneas analizadas se usan para limpiar calles y para regar jardines públicos.
El equipo ha analizado 20 sustancias pertenecientes a 6 grupos diferentes (compuestos cocaínicos, cannabinoides, opiáceos, anfetaminas, compuestos lisérgicos y las benzodiacepinas) en el agua subterránea de tres zonas del área metropolitana de Barcelona.
Estas zonas han sido el entorno de la calle Mallorca, desde la Avenida Meridiana hasta la Estación de Sants, la parte media de la Avenida Paral·lel y en el delta del río Besòs, y las muestras se recogieron durante los meses de mayo y diciembre del 2010.
Aunque los resultados no son totalmente representativos, pues se necesitarían análisis periódicos, las drogas más detectadas han sido la metadona, el éxtasis (o MDMA), el EDDP (metabolito de la metadona), el diazepam (tranquilizante) y la cocaína y su metabolito la benzoilecgonina.
En ninguno de los casos se han detectado cannabinoides, anfetaminas y lisérgicos.
Por abundancia, los niveles más altos son los correspondientes a la metadona en la zona del delta del río Besòs y a la cocaína en el tramo central de la calle Mallorca, con concentraciones de 68 y 60 nanogramos por litro, respectivamente.
Unos de los resultados más interesantes de este trabajo es que el consumo de drogas parece estar relacionado con el barrio y la condición social.
Así, en el tramo central de la calle Mallorca, zona de abundante ocio nocturno y económicamente de clase media alta, la droga detectada más veces ha sido la metadona, pero la que presenta concentraciones más elevadas es la cocaína.
Por el contrario, en el barrio de clase trabajadora del entorno de la Avenida Paral·lel la droga que presenta concentraciones más elevadas ha sido el éxtasis.
En los acuíferos del delta del Besòs, en los que el agua proviene del río, se ha encontrado una mezcla de compuestos, lo que refleja que el río Besòs recibe agua de múltiples fuentes.
También es relevante que los niveles de drogas medidos en las aguas subterráneas son mucho más bajos que los de aguas residuales y en el río Besòs, que recargan parcialmente los acuíferos.
Esto indica que las "drogas de abuso" y sus metabolitos sufren procesos de atenuación en el acuífero que causan un descenso drástico en sus concentraciones, según el estudio.
También muestra la "capacidad autodepuradora del terreno sobre las aguas subterráneas ante muchos compuestos", hecho que se ve reforzado porque los niveles de drogas disminuyen al aumentar la profundidad del punto de muestreo, concluye el estudio.
En el caso de la benzoilecgonina, que se produce en el cuerpo humano al metabolizar la cocaína, lo habitual en ríos o aguas residuales es que sea mayor que la cocaína.
Sin embargo, en este estudio se ha observado lo contrario, lo que se interpreta como que a los acuíferos llegó el producto original tras haberse "vertido" a la alcantarilla, y de ahí llegó al acuífero, o bien que la cocaína tiene una capacidad de degradación menor en el acuífero y se han invertido las proporciones.
Este trabajo, primero a nivel mundial en cuanto a la presencia de "drogas de abuso" en acuíferos urbanos, ha sido encabezado por Damià Barceló, director del ICRA y vicedirector del IDAEA-CSIC, junto con Enric Vázquez y Jesús Carrera, hidrogeólogos del IDAEA-CSIC, que han diseñado la estrategia de recogida de muestras e interpretación de los datos de los pozos.
En este estudio han participado investigadores del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y del Departamento de Ingeniería Geotécnica y Geociencias de la UPC, liderados por el científico Damià Barceló, ha informado hoy el ICRA.
El objetivo del trabajo, publicado en la revista Science of The Total Environment, ha sido describir la presencia de las "drogas de abuso" en los acuíferos urbanos de Barcelona.
Bajo el nombre genérico de "drogas de abuso" se incluye una larga lista de sustancias químicas de diverso origen que pueden ser susceptibles de consumo con fines no terapéuticos.
Las concentraciones de drogas medidas por los científicos son "extremadamente bajas y sin ningún riesgo para la salud pública", afirma el ICRA, que precisa que las aguas subterráneas analizadas se usan para limpiar calles y para regar jardines públicos.
El equipo ha analizado 20 sustancias pertenecientes a 6 grupos diferentes (compuestos cocaínicos, cannabinoides, opiáceos, anfetaminas, compuestos lisérgicos y las benzodiacepinas) en el agua subterránea de tres zonas del área metropolitana de Barcelona.
Estas zonas han sido el entorno de la calle Mallorca, desde la Avenida Meridiana hasta la Estación de Sants, la parte media de la Avenida Paral·lel y en el delta del río Besòs, y las muestras se recogieron durante los meses de mayo y diciembre del 2010.
Aunque los resultados no son totalmente representativos, pues se necesitarían análisis periódicos, las drogas más detectadas han sido la metadona, el éxtasis (o MDMA), el EDDP (metabolito de la metadona), el diazepam (tranquilizante) y la cocaína y su metabolito la benzoilecgonina.
En ninguno de los casos se han detectado cannabinoides, anfetaminas y lisérgicos.
Por abundancia, los niveles más altos son los correspondientes a la metadona en la zona del delta del río Besòs y a la cocaína en el tramo central de la calle Mallorca, con concentraciones de 68 y 60 nanogramos por litro, respectivamente.
Unos de los resultados más interesantes de este trabajo es que el consumo de drogas parece estar relacionado con el barrio y la condición social.
Así, en el tramo central de la calle Mallorca, zona de abundante ocio nocturno y económicamente de clase media alta, la droga detectada más veces ha sido la metadona, pero la que presenta concentraciones más elevadas es la cocaína.
Por el contrario, en el barrio de clase trabajadora del entorno de la Avenida Paral·lel la droga que presenta concentraciones más elevadas ha sido el éxtasis.
En los acuíferos del delta del Besòs, en los que el agua proviene del río, se ha encontrado una mezcla de compuestos, lo que refleja que el río Besòs recibe agua de múltiples fuentes.
También es relevante que los niveles de drogas medidos en las aguas subterráneas son mucho más bajos que los de aguas residuales y en el río Besòs, que recargan parcialmente los acuíferos.
Esto indica que las "drogas de abuso" y sus metabolitos sufren procesos de atenuación en el acuífero que causan un descenso drástico en sus concentraciones, según el estudio.
También muestra la "capacidad autodepuradora del terreno sobre las aguas subterráneas ante muchos compuestos", hecho que se ve reforzado porque los niveles de drogas disminuyen al aumentar la profundidad del punto de muestreo, concluye el estudio.
En el caso de la benzoilecgonina, que se produce en el cuerpo humano al metabolizar la cocaína, lo habitual en ríos o aguas residuales es que sea mayor que la cocaína.
Sin embargo, en este estudio se ha observado lo contrario, lo que se interpreta como que a los acuíferos llegó el producto original tras haberse "vertido" a la alcantarilla, y de ahí llegó al acuífero, o bien que la cocaína tiene una capacidad de degradación menor en el acuífero y se han invertido las proporciones.
Este trabajo, primero a nivel mundial en cuanto a la presencia de "drogas de abuso" en acuíferos urbanos, ha sido encabezado por Damià Barceló, director del ICRA y vicedirector del IDAEA-CSIC, junto con Enric Vázquez y Jesús Carrera, hidrogeólogos del IDAEA-CSIC, que han diseñado la estrategia de recogida de muestras e interpretación de los datos de los pozos.