Latinoamérica necesita 3.000 litros de agua diarios por persona, según la FAO
Vie, 23/03/2012
Unos 3.000 litros de agua se requieren para producir suficientes alimentos que satisfagan las necesidades diarias de una persona, destacó hoy un informe de la FAO regional en el Día Mundial del Agua.
"Si queremos alimentar a una población creciente, es fundamental producir más alimentos utilizando menos agua, reducir el desperdicio y las pérdidas y avanzar hacia una alimentación más sostenible", señaló Alan Bojanic, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y el Caribe.
Bojanic aseguró que la agricultura utiliza hoy el 70 % de toda el agua que se extrae de acuíferos, ríos y lagos, comparado con un 20 % por parte de la industria y un 10 % es utilizado para usos domésticos.
"Hoy en día hay más de 7 mil millones de personas que alimentar en el planeta y se prevé que esta cifra llegará a 9 mil millones en 2050", enfatizó.
Afirmó que aunque América Latina es una región rica en recursos hídricos, ya que recibe casi el 30 % de la precipitación mundial y posee una cantidad de agua por habitante muy por encima del promedio mundial (28.000 metros cúbicos por habitante al año), su distribución es muy desigual y su disponibilidad está sujeta a numerosas presiones.
Bojanic sostuvo que ante la creciente escasez de agua en algunas regiones requiere mejorar la eficiencia de su uso para la producción de alimentos, implementando técnicas para mejorar el riego y mantener la humedad de los suelos, la retención y almacenamiento del agua.
Frente al cambio climático, Bojanic afirmó que se requiere de una agricultura "climáticamente inteligente", que incremente de manera sostenible la productividad mediante la adopción de prácticas de adaptación, una mejor gestión de los riesgos climáticos en la producción de alimentos además de la identificación y reducción de vulnerabilidades a eventos extremos.
Respecto de la grave sequía que afecta a Chile, recordó que la FAO desarrolló una serie de recomendaciones que fueron entregadas al Gobierno.
Algunas de las sugerencias incluyen que los agricultores planifiquen en consideración de los pronósticos meteorológicos de mediano y largo plazo, y que realicen acciones para el manejo del déficit hídrico, como el uso de aguas recicladas, profundización de pozos y la captura de agua lluvia.
La FAO también aconsejó que los productores tengan una mayor diversificación productiva, dando prioridad a cultivos de menor demanda de riego durante periodos de escasez.
"Si queremos alimentar a una población creciente, es fundamental producir más alimentos utilizando menos agua, reducir el desperdicio y las pérdidas y avanzar hacia una alimentación más sostenible", señaló Alan Bojanic, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y el Caribe.
Bojanic aseguró que la agricultura utiliza hoy el 70 % de toda el agua que se extrae de acuíferos, ríos y lagos, comparado con un 20 % por parte de la industria y un 10 % es utilizado para usos domésticos.
"Hoy en día hay más de 7 mil millones de personas que alimentar en el planeta y se prevé que esta cifra llegará a 9 mil millones en 2050", enfatizó.
Afirmó que aunque América Latina es una región rica en recursos hídricos, ya que recibe casi el 30 % de la precipitación mundial y posee una cantidad de agua por habitante muy por encima del promedio mundial (28.000 metros cúbicos por habitante al año), su distribución es muy desigual y su disponibilidad está sujeta a numerosas presiones.
Bojanic sostuvo que ante la creciente escasez de agua en algunas regiones requiere mejorar la eficiencia de su uso para la producción de alimentos, implementando técnicas para mejorar el riego y mantener la humedad de los suelos, la retención y almacenamiento del agua.
Frente al cambio climático, Bojanic afirmó que se requiere de una agricultura "climáticamente inteligente", que incremente de manera sostenible la productividad mediante la adopción de prácticas de adaptación, una mejor gestión de los riesgos climáticos en la producción de alimentos además de la identificación y reducción de vulnerabilidades a eventos extremos.
Respecto de la grave sequía que afecta a Chile, recordó que la FAO desarrolló una serie de recomendaciones que fueron entregadas al Gobierno.
Algunas de las sugerencias incluyen que los agricultores planifiquen en consideración de los pronósticos meteorológicos de mediano y largo plazo, y que realicen acciones para el manejo del déficit hídrico, como el uso de aguas recicladas, profundización de pozos y la captura de agua lluvia.
La FAO también aconsejó que los productores tengan una mayor diversificación productiva, dando prioridad a cultivos de menor demanda de riego durante periodos de escasez.