El miedo a una grave sequía obliga a adelantar el riego para salvar las cosechas de invierno
Mié, 04/01/2012
HUESCA.El temor a volver sufrir las consecuencias de una grave sequía como la del año 2005, que dejó pérdidas económicas en las 130.000 hectáreas de Riegos del Alto Aragón por un valor de unos 100 millones de euros, ha obligado a adelantar la campaña de riego para garantizar al menos las cosechas de cereales de invierno.
Así, la Comisión de Uso de las Aguas de Riegos del Alto Aragón, en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Ebro, ha decidido abrir una semana de riego desde el 7 al 13 de enero. Su presidente, Francisco Orús, justificó esta decisión «porque después de la falta de lluvias del otoño y del invierno seco que también estamos padeciendo, al trigo y a la cebada que se han sembrado a última hora les falta agua para nacer y para salvarlos hemos tenido que abrir la campaña», dijo.
Orús explicó que otros años también se solía dar una semana de riego en invierno, «aunque era siempre a finales de enero e incluso en febrero». Sin embargo, en esta ocasión no han tenido más remedio que adelantar esta medida porque «ahora corre prisa».
Los regantes aseguran que la situación de los embalses que riegan el sistema Gállego-Cinca es «crítica» ya que se encuentran al 50% de su capacidad (558 hectómetros) y un 40% más bajos que hace un año, según los datos de la CHE. El Grado es el que se está en mejor situación con 304 hectómetros (76%), pero Mediano y la Sotonera, con una capacidad de almacenamiento conjunta de 624 hectómetros, apenas llegan al 30%. Búbal y Lanuza, los más pequeños, también están a la mitad.
También las reservas de nieve están muy por debajo de los niveles de 2011. Entre las cuencas del Gállego y del Cinca almacenan 54 hectómetros por los 175 que sumaban en enero de 2011. «El año pasado ya tuvimos que poner prorrateos desde el 15 de agosto para terminar la campaña y ahora estamos todavía más abajo en las reservas de nieve», recordó Orús.
Un 25% del agua necesaria Por ello, los regantes mantienen sus temores a que se repita la sequía de 2005. «En estos momentos tenemos una reserva hídrica útil equivalente a 2.000 metros cúbicos por hectárea, que no es nada porque para cubrir una campaña sin problemas tendríamos que tener a estas alturas los embalses llenos para garantizar lo que se necesita, entre 7.000 y 8.000 metros cúbicos», subrayó.
Con todo, Riegos ha advertido a los agricultores de que «hagan un buen uso del agua porque toda la que se gaste ahora se contabilizará para más adelante».
Desde los sindicatos agrarios también alertan de la situación «catastrófica» que puede vivir este año el campo si no cambian las previsiones meteorológicas. David Solano, secretario provincial de UAGA, afirmó que teniendo en cuenta los registros hidrológicos del otoño y de lo que va de invierno «se ve venir la sequía porque en diciembre no ha llovido y las estadísticas indican que enero y febrero suelen ser meses secos».
Solano asegura que esta falta de lluvias afecta a la mayoría de agricultores, que han optado por poner cultivos de invierno en previsión de que no tengan agua para el maíz, «y como no ha llovido, no irá nada mal que podamos hacer un riego ahora de nascencia, aunque no es lo deseable porque en invierno puedes tener problemas por el hielo con las infraestructuras de riego por aspersión y porque estás gastando un cupo en un año en el que ya sabemos que vamos a tener poca agua», resaltó.
Fernando Luna, presidente de Asaja Huesca, lamentó que se haya tenido que abrir la campaña para regar el cereal de invierno, «algo que muy pocas veces se hace», recordó, porque supone un hándicap más en un año seco «ya que toda esta agua que vamos a consumir por obligación no podremos gastarla más adelante para la campaña de primavera con maíz, alfalfa y hasta frutales».
Luna reconoció que los agricultores ya asumen que van a tener que pasar el año con una cosecha de invierno en las nuevas explotaciones de regadío, «por lo que al menos hay que intentar que nazca bien para sacar el mayor rendimiento en kilos», manifestó.
«Es un hándicap muy importante porque toda esta agua que vamos a consumir ahora por obligación no podremos gastarla más adelante»
Así, la Comisión de Uso de las Aguas de Riegos del Alto Aragón, en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Ebro, ha decidido abrir una semana de riego desde el 7 al 13 de enero. Su presidente, Francisco Orús, justificó esta decisión «porque después de la falta de lluvias del otoño y del invierno seco que también estamos padeciendo, al trigo y a la cebada que se han sembrado a última hora les falta agua para nacer y para salvarlos hemos tenido que abrir la campaña», dijo.
Orús explicó que otros años también se solía dar una semana de riego en invierno, «aunque era siempre a finales de enero e incluso en febrero». Sin embargo, en esta ocasión no han tenido más remedio que adelantar esta medida porque «ahora corre prisa».
Los regantes aseguran que la situación de los embalses que riegan el sistema Gállego-Cinca es «crítica» ya que se encuentran al 50% de su capacidad (558 hectómetros) y un 40% más bajos que hace un año, según los datos de la CHE. El Grado es el que se está en mejor situación con 304 hectómetros (76%), pero Mediano y la Sotonera, con una capacidad de almacenamiento conjunta de 624 hectómetros, apenas llegan al 30%. Búbal y Lanuza, los más pequeños, también están a la mitad.
También las reservas de nieve están muy por debajo de los niveles de 2011. Entre las cuencas del Gállego y del Cinca almacenan 54 hectómetros por los 175 que sumaban en enero de 2011. «El año pasado ya tuvimos que poner prorrateos desde el 15 de agosto para terminar la campaña y ahora estamos todavía más abajo en las reservas de nieve», recordó Orús.
Un 25% del agua necesaria Por ello, los regantes mantienen sus temores a que se repita la sequía de 2005. «En estos momentos tenemos una reserva hídrica útil equivalente a 2.000 metros cúbicos por hectárea, que no es nada porque para cubrir una campaña sin problemas tendríamos que tener a estas alturas los embalses llenos para garantizar lo que se necesita, entre 7.000 y 8.000 metros cúbicos», subrayó.
Con todo, Riegos ha advertido a los agricultores de que «hagan un buen uso del agua porque toda la que se gaste ahora se contabilizará para más adelante».
Desde los sindicatos agrarios también alertan de la situación «catastrófica» que puede vivir este año el campo si no cambian las previsiones meteorológicas. David Solano, secretario provincial de UAGA, afirmó que teniendo en cuenta los registros hidrológicos del otoño y de lo que va de invierno «se ve venir la sequía porque en diciembre no ha llovido y las estadísticas indican que enero y febrero suelen ser meses secos».
Solano asegura que esta falta de lluvias afecta a la mayoría de agricultores, que han optado por poner cultivos de invierno en previsión de que no tengan agua para el maíz, «y como no ha llovido, no irá nada mal que podamos hacer un riego ahora de nascencia, aunque no es lo deseable porque en invierno puedes tener problemas por el hielo con las infraestructuras de riego por aspersión y porque estás gastando un cupo en un año en el que ya sabemos que vamos a tener poca agua», resaltó.
Fernando Luna, presidente de Asaja Huesca, lamentó que se haya tenido que abrir la campaña para regar el cereal de invierno, «algo que muy pocas veces se hace», recordó, porque supone un hándicap más en un año seco «ya que toda esta agua que vamos a consumir por obligación no podremos gastarla más adelante para la campaña de primavera con maíz, alfalfa y hasta frutales».
Luna reconoció que los agricultores ya asumen que van a tener que pasar el año con una cosecha de invierno en las nuevas explotaciones de regadío, «por lo que al menos hay que intentar que nazca bien para sacar el mayor rendimiento en kilos», manifestó.
«Es un hándicap muy importante porque toda esta agua que vamos a consumir ahora por obligación no podremos gastarla más adelante»