Energía, cambio climático, agua y economía verde
Vie, 02/12/2011
Energía, cambio climático, agua y economía verde están íntimamente relacionados. Si de verdad queremos encontrar soluciones sostenibles, debemos asegurarnos de que nos dirigimos a los cuatro de una manera simultanea. Son piezas del mismo rompecabezas y por lo tanto no es práctico verlas de manera aislada. Cuando usted tiene un problema de energía, sin duda no se puede resolver un problema de agua; Esto funciona también a la inversa. Y si usted está preocupado por el cambio climático, en realidad está preocupado por la energía, el agua y la economía verde - ya sea que lo sepa o no. Los responsables políticos, las universidades y centros de investigación, empresas y sociedad civil están trabajando duro tratando de encontrar soluciones a los desafíos del agua y la energía dentro de una economía verde de lucha contra el cambio climático.
¿Por qué este tema importa tanto ahora? "El cambio climático se espera que va a exacerbar las tensiones actuales sobre los recursos hídricos. [...] Se prevé una aceleración en el siglo 21 de las pérdidas de masa generalizadas de los glaciares y de las reducciones en la capa de nieve en las últimas décadas, reduciendo la disponibilidad de agua, potencial hidroeléctrico, y cambiando la estacionalidad de los flujos (en algunas regiones)". Esto lo manifestba el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Cambio climático 2007: Informe de Síntesis.
Por ello es extremadamente importante realizar una gestión sostenible del agua y de los ecosistemas hídricos. En los últimos años se ha agravado la sequía en el sur de Europa, Asia Central, África, Oriente Medio y regiones de Australia; mientras que las inundaciones provocan cada vez más muertes y perjuicios económicos en China, Pakistán, India, Tailandia y países europeos.
Se prevé un aumento en la demanda global de energía primaria de poco más del 50% de aquí al 2030. Shell dice que vamos a necesitar lo equivalente a cuatro Arabias Saudíes de petróleo más. Las extracciones de agua dulce se prevé que aumenten un 50% para el año 2025 en los países en desarrollo, y el 18% en los países desarrollados.
El aumento de la demanda de energía producirá un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero y en el calentamiento del planeta y por ello la disponibilidad del agua será reducida en consecuencia (de cierta calidad y cantidad, y en un momento dado, un lugar o de flujo). Mucha de esta demanda sería del carbón por ser más barato para centrales térmicas, especialmente en China. Mientras la demanda de energía será mas creciente para conseguir agua. Un modelo nuevo y genuino de las energías renovables y el ahorro y la eficiencia en el uso de la energía y el agua dentro de una economía verde son necesarios para enfrentarse con estos retos de un riesgo probable.
La actual crisis financiera representa una oportunidad para volver a analizar la manera de gestionar este riesgo. Tenemos que aprender a considerar los temas críticos como el agua, energía, cambio climático, los alimentos, la tierra, el desarrollo y los ecosistemas en conjunto. Impulsar las nuevas energías renovables y la eficiencia en el uso de agua y energía mediante la inversión en (I+D+i) en tecnologías e infraestructura son vías fundamentales para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es esencial que la actual crisis financiera no lleve a una caída en el apoyo a estas vías.
De un tiempo para aquí, se viene hablando de la "economía verde" que se considera todavía como un concepto emergente. Su eje central, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, es la idea de revitalizar economías a medida que vayan saliendo de la reciente crisis económica, a la vez que se reducen de manera significativa sus riesgos medioambientales y se solucionan los problemas de escasez ecológica. A nivel global, hacer la economía más sostenible es el corazón de unos esfuerzos renovados por integrar consideraciones medioambientales y sociales dentro de la toma de decisiones económicas de gran calado, hasta y más allá de la Conferencia de Río sobre Desarrollo Sostenible que celebrará la ONU en 2012.
Finalizo con una reflexión de la profesora Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la Agencia Europea de Medio Ambiente "necesitamos seguir reforzando el vínculo entre política e información. Se trata de un camino en dos direcciones; los responsables de las políticas deben hacer un mejor uso del abanico de informaciones medioambientales disponible actualmente; pero, al mismo tiempo, las evaluaciones medioambientales deben concebirse de la manera más relevante de cara a las políticas." Algo que sigue brillando por su ausencia en muchos casos por imperativos inmediatos de circunstancias.
Si queremos sostener el desarrollo social y económico, tendremos que hacer que nuestras economías sean más verdes. Esto implica una gestión equitativa de los recursos limitados, sin comprometer las funciones esenciales del ecosistema. Nuestra capacidad, como sociedad, para alcanzar con éxito este objetivo dependerá del acceso que tengamos a información y evaluaciones medioambientales relevantes, creíbles y legítimas.
¿Por qué este tema importa tanto ahora? "El cambio climático se espera que va a exacerbar las tensiones actuales sobre los recursos hídricos. [...] Se prevé una aceleración en el siglo 21 de las pérdidas de masa generalizadas de los glaciares y de las reducciones en la capa de nieve en las últimas décadas, reduciendo la disponibilidad de agua, potencial hidroeléctrico, y cambiando la estacionalidad de los flujos (en algunas regiones)". Esto lo manifestba el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Cambio climático 2007: Informe de Síntesis.
Por ello es extremadamente importante realizar una gestión sostenible del agua y de los ecosistemas hídricos. En los últimos años se ha agravado la sequía en el sur de Europa, Asia Central, África, Oriente Medio y regiones de Australia; mientras que las inundaciones provocan cada vez más muertes y perjuicios económicos en China, Pakistán, India, Tailandia y países europeos.
Se prevé un aumento en la demanda global de energía primaria de poco más del 50% de aquí al 2030. Shell dice que vamos a necesitar lo equivalente a cuatro Arabias Saudíes de petróleo más. Las extracciones de agua dulce se prevé que aumenten un 50% para el año 2025 en los países en desarrollo, y el 18% en los países desarrollados.
El aumento de la demanda de energía producirá un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero y en el calentamiento del planeta y por ello la disponibilidad del agua será reducida en consecuencia (de cierta calidad y cantidad, y en un momento dado, un lugar o de flujo). Mucha de esta demanda sería del carbón por ser más barato para centrales térmicas, especialmente en China. Mientras la demanda de energía será mas creciente para conseguir agua. Un modelo nuevo y genuino de las energías renovables y el ahorro y la eficiencia en el uso de la energía y el agua dentro de una economía verde son necesarios para enfrentarse con estos retos de un riesgo probable.
La actual crisis financiera representa una oportunidad para volver a analizar la manera de gestionar este riesgo. Tenemos que aprender a considerar los temas críticos como el agua, energía, cambio climático, los alimentos, la tierra, el desarrollo y los ecosistemas en conjunto. Impulsar las nuevas energías renovables y la eficiencia en el uso de agua y energía mediante la inversión en (I+D+i) en tecnologías e infraestructura son vías fundamentales para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Es esencial que la actual crisis financiera no lleve a una caída en el apoyo a estas vías.
De un tiempo para aquí, se viene hablando de la "economía verde" que se considera todavía como un concepto emergente. Su eje central, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, es la idea de revitalizar economías a medida que vayan saliendo de la reciente crisis económica, a la vez que se reducen de manera significativa sus riesgos medioambientales y se solucionan los problemas de escasez ecológica. A nivel global, hacer la economía más sostenible es el corazón de unos esfuerzos renovados por integrar consideraciones medioambientales y sociales dentro de la toma de decisiones económicas de gran calado, hasta y más allá de la Conferencia de Río sobre Desarrollo Sostenible que celebrará la ONU en 2012.
Finalizo con una reflexión de la profesora Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la Agencia Europea de Medio Ambiente "necesitamos seguir reforzando el vínculo entre política e información. Se trata de un camino en dos direcciones; los responsables de las políticas deben hacer un mejor uso del abanico de informaciones medioambientales disponible actualmente; pero, al mismo tiempo, las evaluaciones medioambientales deben concebirse de la manera más relevante de cara a las políticas." Algo que sigue brillando por su ausencia en muchos casos por imperativos inmediatos de circunstancias.
Si queremos sostener el desarrollo social y económico, tendremos que hacer que nuestras economías sean más verdes. Esto implica una gestión equitativa de los recursos limitados, sin comprometer las funciones esenciales del ecosistema. Nuestra capacidad, como sociedad, para alcanzar con éxito este objetivo dependerá del acceso que tengamos a información y evaluaciones medioambientales relevantes, creíbles y legítimas.