Pocos europeos padecen de escasez y de mala calidad de agua, a diferencia de lo que experimentan otras diversas poblaciones en el mundo. Sin embargo, aunque actualmente muchas regiones de Europa están bien provistas de agua dulce, los recursos hídricos están distribuidos de forma irregular entre los países y dentro de ellos. Las presiones ejercidas por las actividades humanas afectan a la calidad de los recursos hídricos en muchas regiones de Europa, por lo que la calidad del agua potable sigue siendo foco de preocupación. La tensión hídrica existente en muchos lugares de Europa provoca situaciones graves de escasez de agua, inundaciones, contaminación y daños en el ecosistema. También puede influir el cambio climático, sobre todo en las zonas costeras donde las inundaciones pueden alterar las infraestructuras de saneamiento y, por lo tanto, contaminar las corrientes de agua. Si bien la situación relativa a la calidad del agua ha mejorado mucho desde la primera ley europea sobre las aguas de baño, en vigor desde hace veinte años, resultan pocos los progresos realizados en la gestión integrada de los recursos hídricos. El objetivo de esta publicación es ofrecer una visión global clara, a través de una serie de gráficos, mapas y otras ilustraciones, sobre la situación de los recursos hídricos en Europa.