Qanats

En la primera mitad del primer milenio a.C., los persas empezaron a construir sistemas de túneles denominados qanats con el fin de extraer agua subterránea en las secas cuencas de las zonas montañosas del actual Irán. Durante el período 550-331 a.C., cuando el dominio persa se extendió desde el Indo hasta el Nilo, la tecnología de los qanats se difundió por todo el imperio. Los gobernantes Aqueménidas ofrecían importantes incentivos a los constructores de qanats, así como a sus herederos, ofreciéndoles beneficios sobre los qanats recién construidos durante 5 generaciones. Como consecuencia, se crearon miles de asentamientos nuevos y, los ya existentes, se fueron extendiendo. Hacia el oeste, se construyeron qanats desde Mesopotamia hasta orillas del Mediterráneo y, hacia el sur, en regiones de Egipto. Hacia el este de Persia, se construyeron qanats en Afganistán, en los asentamientos de los oasis de la Ruta de la Seda en Asia central y en el Turkistán chino. Durante la época romano-bizantina (64 a.C. a 660 d.C.) se construyeron numerosos qanats en Siria y Jordania. Desde allí, pareciera ser que la tecnología se difundió hacia el norte y el oeste de Europa, existiendo restos de qanats romanos hasta la región de Luxemburgo. La expansión del Islam inició otra importante difusión de la tecnología de los qanats. Las primeras invasiones árabes extendieron la técnica de los qanats hacia el oeste a lo largo del Norte de África, Chipre, Sicilia (Italia) y España, incluyendo las Islas Canarias. En España, los árabes construyeron un sistema en la ciudad de Crevillente, probablemente con fines agrícolas, y otros en Madrid y Córdoba para el abastecimiento de agua urbana. En América Latina se pueden encontrar restos de qanats en México occidental, en Perú y en Chile.

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Idioma: Inglés

Formato: PDF

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