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Un informe fija los retos de la ONU para el desarrollo hídrico mundial Una nueva agencia mundial será la encargada de evitar posibles guerras por los recursos hidrológicos, según anunció la ONU en el tercer Foro Mundial del Agua, que se ha celebrado durante toda esta semana en Kioto y afronta hoy su sesión de clausura.
La Agencia para la Cooperación del Agua tendrá su base en los cuarteles generales de la Unesco en París y mediará en los conflictos entre países que comparten una misma cuenca hidrológica. Diecisiete de estas regiones han sido identificadas por Naciones Unidas como fuentes de posibles disputas internacionales durante la próxima década. Así, la construcción de presas y los desvíos de cursos fluviales planeados alterarán el flujo del agua a través de fronteras internacionales, tanto en el Asia meridional (cuenca del Ganges-Brahmaputra) como en el América del Sur (río de la Plata).
«La Unesco pondrá las mecanismos políticos y judiciales para resolver, anticiparse y prevenir los conflictos del agua», aseguró en la presentación de la nueva agencia Koichiro Matsuura, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
La violencia internacional como consecuencia directa de disputas hidrológicas parece descartada, cuando países enemigos como India y Pakistán han llegado a acuerdos para compartir el agua, que es también el único aspecto del plan de paz árabe-israelí con cierto éxito. La preocupación viene más bien de las tensiones sociales que se generen, debido a la competencia por el agua, puedan provocar inestabilidad en zonas como Oriente Medio.
A falta de horas para la presentación de la declaración ministerial que cerrará hoy el tercer Foro Mundial del Agua, los representantes gubernamentales intentaban lograr un consenso, en medio las críticas de las oenegés, que denuncian los fuertes intereses económicos del Consejo Mundial del Agua -organizador de la cumbre- y los Gobiernos.
Mientras, la ONU presentó ayer un decálogo que resume los desafíos que debe afrontar la comunidad internacional para satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos y proteger los ecosistemas.
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