PROVINCIA
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LA VERDAD | Pág.
Martes, 03/02/2004 Autor: ANTONIO LÓPEZ/ALICANTE |
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ALICANTE / Los agricultores pedirán un riego de socorro si no llueve en veinte días |
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PROVINCIA ALICANTE | ||||
Pie de foto:VACÍA. Dos agricultores, junto al cauce seco de una acequia de riego. / LA VERDAD | ||||
[4680 Caracteres] «Por el Segura no baja ni gota, y el brócoli, las patatas y las habas necesitan agua» «Lo normal es que ahora hiciera frío y se endureciera la madera de los árboles» ANTONIO LÓPEZ/ALICANTE VACÍA. Dos agricultores, junto al cauce seco de una acequia de riego. / LA VERDAD LA ESTADÍSTICA Lluvia media de enero: 20 litros. Lluvia del mes pasado: cero litros. Temperatura media en enero: 15,5º Temperatura enero del 2004: 13,5º. Récord de frío en febrero: 13 grados bajo cero, en Benejama (Alto Vinalopó) hace veintiún años. Récord histórico de frío en los últimos 50 años: la llamada helada de 1956, que provocó varios días seguidos con temperaturas bajo cero en toda la Comunidad. Tras un otoño lluvioso que complació sobremanera a los hombres del campo, la preocupación ha vuelto a ensombrecerles su rostro. Tanto, que si continúa dos semanas más la falta de lluvia que trajo el casi recién estrenado 2004 a modo de tarjeta de visita, algunas organizaciones como Asaja ya están contemplando la posibilidad de pedir un riego de socorro. Los frutales y la huerta empiezan a tener sed. «El tiempo está loco, no sé a dónde vamos a ir a parar». Es la frase tipo que muestra el asombro de los agricultores ante lo que ellos llaman desajustes del tiempo. Para los expertos se trata más bien de consecuencias relacionadas con el llamado efecto invernadero y, a fin de cuentas, con el tristemente célebre cambio climático. Pero, sea como fuere, la consecuencia es la misma y parece agudizarse conforme pasan los años. «Todo anda revuelto, como descontrolado, como fuera de sí», dice el hombre del campo. O sea, que hace calor en meses de invierno, llueve menos de lo normal y el frío a veces sorprende casi en temporada estival. «Esto no puede ser bueno, estamos tirando piedras sobre nuestro propio tejado», argumentan los más sensibilizados con las continuas agresiones que sufre el medio ambiente «y que luego somos los agricultores los que pagamos las primeras consecuencias; aunque la verdad es que la falta de bosques y el aumento del desierto nos perjudica a todos, trabajemos en la agricultura o donde sea». Sin caudales Desde primeros de año, o más bien desde que llegó el invierno, la relativa bonanza hídrica que vino acompañada del otoño se ha trocado en sequía. La huerta se empeña en mantener su verde ropaje pero la escasez de lluvias hace difícil su empeño. Eladio Aniorte, presidente de Asaja-Jóvenes Agricultores, lo nota día a día. «La verdad es que a finales del año pasado estábamos muy contentos. Incluso sorprendidos con tanta lluvia. La huerta se puso preciosa, ya lo creo. Pero ahora vemos que ésto no puede seguir así por mucho más tiempo. Necesitamos agua, del cielo o de donde sea», explica. En su opinión, la situación climática a la que los meteorólogos aplican el término buen tiempo en absoluto coincide con las necesidades del campo. Al menos en estos días. «Necesitamos regar y no tenemos agua. Al menos no hay en los riegos tradicionales, aunque sí en los que dependen del trasvase. Así que estamos a expensas de las nubes y de que la Confederación Hidrográfica del Segura tenga a bien concedernos algún un riego. ¿El caudal ecológico? Pues sobre el papel, la idea era estupenda, pero sobre la práctica estamos viendo que no es, posible, no parece viable. En el Segura baja tan poca agua ahora que ni siquiera corre». Aniorte reconoce que el otoño ha sido bastante generoso en precipitaciones. Pero con la misma sinceridad advierte que el fantasma de la sequía está a punto de hacer su aparición. «Hay que regar las alcachofas, las patatas, el brócoli, el trigo, las habas que están espléndidas. Además de los cítricos. Pero el río está seco. Si en esta situación viene una ola de frío, habrá heladas prematuras y será el desastre.» Según sus apreciaciones, la situación actual puede aguantarse dos o tres semanas más, «porque aún no es perentorio regar», pero a final de mes la necesidad de agua ya será una exigencia ineludible. «Si no llueve, para primeros de marzo, como muy tarde, habrá que pedir a la Confederación que nos dé un riego de socorro». Por si faltaba algo, a la falta de lluvia se ha unido un anómalo calor que tampoco ha beneficiado en nada a la agricultura. «Las altas temperaturas han hecho que el arbolado se ponga en producción demasiado pronto. Estos días tenía que hacer frío, para que se endureciera la madera. Pero los almendros, por ejemplo, llevan ya quince días floridos. Y, claro, no es su tiempo. Si en las circunstancias actuales viniera una ola de frío, sería muy perjudicial. Claro que si ocurriera dentro de un mes todavía sería más desastroso», opina Eladio Aniorte. |
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