SOCIEDAD VIVIR
MULTIPLE
Diario Sur Pág.   Jueves, 31/07/2003

Autor: INÉS GALLASTEGUI/GRANADA
 
       
 
La imprudencia en el agua deja inválidos a 60 españoles al año 
 
  VIVIR   
  Pie de foto:Un mal chapuzón puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en un segundo. Según datos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, el 5% de las lesiones medulares ocurridas en España desde el año 1998 se produjeron por zambullidas en el mar, ríos, piscinas, pantanos o lagunas. Por lo general, se trata de chicos de entre 15 y 25 años. /SALVADOR SALAS   
 

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Un salto contra las olas o en aguas poco profundas puede romper la médula a la altura del cuello. La mayoría de las personas que quedan tetrapléjicas por zambullidas son chicos jóvenes
INÉS GALLASTEGUI/GRANADA
Un mal chapuzón puede ser la diferencia entre la vida y la muerte en un segundo. Según datos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, el 5% de las lesiones medulares ocurridas en España desde el año 1998 se produjeron por zambullidas en el mar, ríos, piscinas, pantanos o lagunas. Por lo general, se trata de chicos de entre 15 y 25 años. /SALVADOR SALAS
ACCIDENTES ACUÁTICOS
¿Cómo ocurren?

5% de las lesiones: Cada año se producen en España unas 60 lesiones medulares por zambullidas, el 5% del total. Accidentes de tráfico, caídas y violencia son las principales causas de lesiones medulares.

85% de chicos jóvenes: En un altísimo porcentaje, las víctimas son varones de 15 a 25 años.

Saltos peligrosos: La mayoría de las veces las lesiones de columna en el agua ocurren por zambullirse en una ola, por tirarse de cabeza al agua -mar, piscina, río o pantano- y golpear en el fondo con la nuca o la cabeza y por lanzarse desde un trampolín, plataforma o mirador.

Causa de ahogamiento: Antonio Sánchez Ramos, jefe de sección del Servicio de Rehabilitación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, asegura que «son muchos más los que sufren una lesión medular por una zambullida incorrecta, lo que ocurre es que muchos se contabilizan como ahogados».

¿Cómo lanzarse al agua?

Conocer el entorno: Antes de saltar al agua, es fundamental saber dónde se realiza la zambullida. A veces es difícil apreciar con exactitud la distancia del fondo y la presencia de obstáculos,como rocas, ramas u otros bañistas. Hay que tirarse de pie o sumergirse poco a poco las primeras veces.

Técnica de inmersión: Los expertos recomiendan saltar siempre con los brazos bien extendidos hacia delante y evitar zambullidas en picado; es mejor trazar con el cuerpo un arco en paralelo a la superficie.

¿Qué hacer ante un accidente?

Salvamento con cuidado: La primera medida cuando se sospecha que alguien ha sufrido una lesión medular es sacarlo del agua, pues al no poder moverse corre un gran riesgo de ahogarse. Esta operación debe ser realizada con extremo cuidado, sin mover la cabeza ni el cuello del accidentado. El doctor Meca asegura que «cualquier persona que ha tenido un accidente hay que considerarla como potencial portadora de una lesión medular. Si no hay riesgo vital, no hay que moverla hasta que no venga personal especializado».

Reanimación: Una vez fuera del agua hay que comprobar si el herido respira y tiene pulso y, si es necesario, practicar la reanimación cardiopulmonar.

Traslado correcto: El herido debe ser trasladado en una camilla inmovilizadora o, en su defecto, lo más recto posible, por cinco personas, cuatro para el cuerpo y una sujetando la cabeza y el cuello. El traslado al hospital siempre debe hacerse en ambulancia, no en coche.
Un mal chapuzón puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Entre la movilidad y la inmovilidad. En un segundo. Según datos del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, el 5% de las lesiones medulares ocurridas en España desde el año 1998 -unas 60 al cabo del año- se produjeron por zambullidas en el mar, ríos, piscinas, pantanos o lagunas. Por lo general, se trata de chicos de entre 15 y 25 años; algunos mueren y muchos quedan tetrapléjicos, es decir, paralizados de cuello para abajo.

El peligro está en los chapuzones en aguas poco profundas, zonas rocosas o desde una altura excesiva. El doctor José Miguel Meca Fenoy, jefe de la sección de Rehabilitación del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, destaca que tres de cada cuatro de estos accidentes se producen en el mar. Meca apunta el riesgo de lanzarse contra las olas en días de mala mar. «La ola trae una fuerza hacia la playa; inicialmente eleva a la persona y luego la machaca contra el fondo», explica.

El traumatólogo, que ha dirigido durante veinte años la unidad de Lesionados Medulares del Hospital de Traumatología, resalta que el alcohol está presente en muchas zambullidas imprudentes: no pocas discapacidades tienen su origen en un baño colectivo de madrugada, con poca visibilidad y nula precaución.

Para el médico, es clave la prevención: por un lado, la información en los colegios y la concienciación a la gente joven contra los «baños a las cinco de la mañana». Por otro, la formación para asistir a los heridos en accidente.

Las tetraplejias por inmersión se originan en una fractura-luxación cervical: al golpear con la cabeza en el suelo, la presión se traslada al cuello, que se flexiona bruscamente hacia delante. Una o varias vértebras cervicales -de la 1 a la 7- se rompen o se desplazan, o ambas cosas a la vez, y seccionan la médula espinal. Esto produce un 'shock' medular: la comunicación entre el cerebro -que es el que dirige todas las actividades corporales- y el resto del cuerpo se acaba cortando. En los seres humanos, recuerda el médico, la médula es más dependiente del cerebro que en los animales inferiores; como ejemplo, recuerda que a una gallina se le corta el cuello y sigue andando. En las personas, en cambio, la parálisis es instantánea.

Graves consecuencias

Una vez en el hospital, es preciso estabilizar la fractura, mediante un 'compás de tracción' que estira la columna, para evitar que siga dañando la médula. La tetraplejia no sólo paraliza brazos y piernas; también afecta a órganos internos -como la vejiga y el intestino-, que hay que «reeducar», y a la función sexual.

El doctor Meca explica que en un 60 por ciento de los casos la lesión medular es «completa» -no hay ni sensibilidad ni movimiento por debajo del cuello- y en un 40 por ciento «incompleta», lo que da lugar a situaciones muy diversas, que van desde sensibilidad y movilidad parcial hasta tetraparesia -debilidad muscular- o una recuperación total.

El traumatólogo resalta además que un 5 por ciento de las lesiones que neurológicamente se califican como 'totales' puede llegar a recuperarse definitivamente. «Es una ventana que no se puede cerrar, aunque sea muy chica. No se engaña al paciente y se le estimula a que colabore. Jamás se debe decir al herido 'te vas a quedar en silla de ruedas'», asegura el médico.

Meca, que en su larga trayectoria profesional ha tratado a cientos de pacientes, reconoce que las reacciones ante la desgracia varían muchísimo: «Hay desde gente con una resignación que asombra a los propios profesionales hasta personas que no soportan en absoluto la situación». Y recuerda un caso sobrecogedor de su estancia en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo: «Conocí a un chaval que tuvo un accidente en una piscina. Un amigo suyo era tetrapléjico, así que conocía lo que era. No pudimos evitar que durante la noche zarandease la cabeza de un lado para otro, mientras tenía puesto el compás de tracción, hasta que murió».