|
[3845 Caracteres]
'CONSELLER' DE MEDI AMBIENT
TRIBUNA
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en 1993 que cada 22 de marzo se celebrara el Día Mundial del Agua. Se invitó a los distintos estados a conmemorarlo y fomentar la conciencia pública para la conservación y el desarrollo de los recursos hídricos en todo el mundo. Este año, el Día Mundial del Agua lleva el lema de Agua para el futuro,
que da pie a la reflexión tanto en el contexto mundial como en el local. Por otro lado, estos días, el tema del agua se está tratando de forma monográfica en Kioto, en el marco de la Tercera Cumbre del Agua.
El día mundial y la cumbre nos obligan, en primer lugar, a interperlarnos sobre cuál es nuestra conciencia respecto a la escasez de un bien tan estratégico como el agua. Sin agua no hay vida, ni salud, no hay, en definitiva, futuro, como nos recuerda el lema elegido este año.
Reflexionar sobre el agua en Catalunya significa, ante todo, asumir el grado de diversidad geográfica y la complejidad en lo referente a recursos hídricos que presenta nuestro país. Por un lado, por estar en un entorno mediterráneo, disfrutamos de un régimen de pluviometría por definición inestable. Por otro, tenemos una demanda con características muy distintas según las cuencas.
Una oferta limitada e irregular ante una demanda diversa tanto territorial como estacionalmente (no olvidemos el impacto del turismo en determinadas zonas), nos conducen a tener que poner el acento de la política del agua en la gestión de la demanda. En este sentido, Catalunya ha definido con claridad (y consenso) cuáles deben ser los instrumentos para afrontar esta política del agua: un marco legal moderno inspirado en las nuevas directrices comunitarias, así como un instrumento para impulsar esta nueva política y que a la vez es punto de encuentro desde los distintos usos de la misma (la Agencia Catalana del Agua).
Con estas bases hemos definido los ejes de la nueva política del agua, que se sustentan en una visión integral y ponen el énfasis en alcanzar un uso más racional de este limitado y estratégico recurso: el ahorro, la reutilización y una más eficiente gestión de la misma, así como la necesaria aportación de recursos externos.
En lo referente a economizar, son varias las iniciativas que desde el Govern, y con la complicidad y el consenso de otras instancias, hemos impulsado desde una tarifación penalizadora de consumos suntuarios en el ámbito doméstico e industrial hasta el impulso de campañas de sensibilización y educación ambiental dirigidas a los distintos segmentos de población.
Y si el ahorro es fundamental, no lo es menos la reutilización de las aguas depuradas. Contar con más de 300 depuradoras es el paso previo ya alcanzado para poder reaprovechar este agua. Así, experiencias como las que ya funcionan en La Tordera de retornar a su cauce el agua depurada para la recuperación del acuífero, o el futuro bombeo aguas arriba de la depuradora del Llobregat para garantizar los caudales de mantenimiento sin tener que vaciar el pantano de La Baells, nos demuestran que estamos en el camino correcto.
Pero economizar y reutilizar no basta. Hay que construir un país en red también desde la perspectiva del agua. Un país hiperconectado para aprovechar eficientemente el recurso excedentario y garantizar el suministro a todos y cada uno de los 946 municipios catalanes. Una red que nos permita dar respuesta a la estacionalidad de la demanda y que esté conectada a Europa, al Ródano. No como en una primera y simple respuesta al déficit estructural que padecemos, sino como complemento imprescindible a las medidas de ahorro, reutilización y gestión eficiente de este limitado recurso que, como nos recuerda el actual lema, es estratégico para nuestro futuro.
Una red debe garantizar el suministro a los 946 municipios catalanes
|
|