MISCELANEA 9 (Extra)
Comunidad Valenciana ,
EL PAÍS Pág. V004  Jueves, 09/10/2003

Autor: SARA VELERT
 
       
 
Dos modelos contra la escasez 
 
  PP y PSOE defienden en un marco de crispación política soluciones distintas al déficit hídrico   
     
 

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La Comunidad Valenciana necesita agua. Es probablemente de las pocas afirmaciones que en un contexto de constante enfrentamiento político suscribirían al unísono el PP y el PSPV. Instalados los populares en el ataque a toda crítica al Plan Hidrológico Nacional (PHN), y los socialistas valencianos en el intento de evitar que les salpiquen las contradicciones con dirigentes del partido en otras autonomías, el debate en torno a sus modelos para paliar el déficit hídrico ha quedado ensombrecido por la trifulca política. La comparación o el hipotético consenso de soluciones, ni se espera ni se busca. A pesar de las coincidencias, como la necesidad de modernizar el regadío, de reutilizar agua depurada, o de recurrir a la desalación y a aportaciones externas. El trasvase del Ebro, una obra hidráulica de gran envergadura y alto coste, separa irremediablemente ambas propuestas.
El PHN aprobado por el PP en julio de 2001 se apoya en una apuesta por los grandes trasvases que arranca en 1933 con el plan del ingeniero de Caminos Manuel Lorenzo Pardo, una posibilidad que, como señala el propio proyecto, ha provocado desde entonces 'los mayores debates'. El PP rechazó el anteproyecto de PHN del socialista José Borrell en 1993, con una cantidad de agua a transferir superior a la actual, mientras que ahora ha convertido en estandarte y remedio del problema un gran trasvase desde el Ebro con dos ramales para trasladar 1.050 hectómetros cúbicos al año. El ramal que debe traer el agua a la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería recorrerá 716 kilómetros para cubrir un déficit de 315 hectómetros cúbicos en la cuenca del Júcar; 450 en la del Segura y 95 en la cuenca del Sur. Una gran cicatriz que cambiará el paisaje con canales, túneles, acueductos, tuberías y embalses.
Los técnicos del PHN optaron por el Ebro porque es el único de los grandes ríos totalmente español y consideran que tiene caudal suficiente para detraer las cantidades previstas y cumplir así la exigencia del Gobierno de no retirar del cultivo zonas de regadío del Segura. Otra combinación, con el Tajo y el Duero, sería más cara y compleja.
El diagnóstico para construir la mayor infraestructura hidráulica de Europa se resume así en la Evaluación Ambiental Estratégica del PHN: 'Las cuencas mediterráneas muestran una escasez natural de recursos que puede resultar limitante' -especialmente a partir del Cabo de la Nao- para el crecimiento de un territorio con un 'fuerte desarrollo turístico' y que en la Comunidad Valenciana dedicaba en 1999 el 43,3% de su superficie cultivada al regadío (360.000 hectáreas). La cuenca del Segura, aun sumando todos los ahorros posibles, sufre una 'escasez estructural' que 'entraña riesgos de colapso ambiental y socioeconómico'; la del Júcar padece una 'escasez coyuntural', pero con sistemas de explotación con déficit que comportan 'importantes riesgos ambientales'. El PHN prevé, además, el aumento de la demanda de abastecimiento urbano (incluido el turismo) en un 36% y de la industrial en un 25% en 20 años. Sin embargo, el mayor consumo, más del 80% de los recursos, lo copa la agricultura, a la que se dará el 56% del agua del PHN. El plan asegura que no permitirá que se pongan en cultivo nuevas hectáreas, pero afirma que la venta al exterior de la agricultura de regadío del Mediterráneo supone 'el 24,7% de todas las exportaciones', 'una renta neta de 1.200 millones de euros anuales', y miles de empleos. Aún así, la agricultura valenciana sólo supone el 3,5% del PIB.
A estas demandas se añaden las de la lucha contra la salinización, la sobreexplotación, y el mantenimiento de humedales, ríos y 'valores paisajísticos'. Así, el PHN arropa el trasvase con una larga lista de obras e inversión en encauzamiento, modernización de regadío, depuradoras, 112 embalses (uno en la Comunidad Valenciana) y 36 desaladoras (10 en la península). Y concluye que los ahorros no cubrirán la demanda de todas estas necesidades si no se aportan 1.050 hectómetros cúbicos del Ebro, para el que se prevé un plan de recuperación ambiental paralizado por CiU, que exige aumentar el caudal ecológico del río antes de un trasvase al que se opone con fuerza Aragón.
Es precisamente en los cálculos de oferta y demanda de agua donde nacen duras críticas al PHN. Estudios de expertos de diferentes universidades y grupos ecologistas rechazan las cifras que usa el PHN para justificar el trasvase porque dicen que desprecia buena parte de los recursos subterráneos, minimiza el potencial de ahorro, reutilización de retornos y la desalación, y ha inflado las demandas -con lo que se intentaría justificar crecimientos de regadío y desarrollos urbanísticos-, a veces en clara contradicción con los planes de las cuencas hidrográficas en las que se basa. Otros especialistas mantienen que el déficit actual es insostenible y que sólo un trasvase, que ven viable, puede paliarlo, frente al alto coste de la desalación.
La Generalitat proclama que es líder en ahorro, modernización y reutilización de aguas, hasta el punto que ha llegado a cifrar en 430 los hectómetros cúbicos extra, no previstos en el PHN y que superan los 350 de déficit calculado por el Gobierno para el territorio valenciano de las cuencas del Júcar y Segura. Insiste el PP en que no es suficiente ante un 'déficit histórico'. También rechaza el PP otras objeciones importantes, como la escasa calidad del agua del Ebro, la irregularidad de su caudal, el severo impacto del trasvase, y las críticas a la viabilidad económica. En este punto, el PHN fijó un precio unitario de 0,30 euros el metro cúbico, otro cálculo que ven irreal muchos especialistas, que además señalan que el agua no podrá costar lo mismo en Castellón que en Almería. Entre otros motivos porque la directiva marco del agua de la UE exige la recuperación de costes -el trasvase prevé una inversión de 4.200 millones de euros-, lo que situará el precio por encima de la previsión del Gobierno. El PP niega el riesgo financiero, aún sin tener garantizada la aportación europea.
Y un aviso a los defensores de grandes trasvases intercuencas: el balance precario del único construido, el del Tajo-Segura, que se proyectó para 1.000 hectómetros cúbicos, se rebajó a 600, pero que no conduce más de 325 de media anual a una zona en la que disparó las expectativas de crecimiento para una agricultura ahora en bancarrota hídrica.
El PSOE, mientras, considera que ha 'evolucionado en el sentido de la historia, desde posiciones muy pegadas a las obras hidráulicas hacia criterios ambientales y de mayor racionalidad', en palabras de la secretaria federal de Medio Ambiente, Cristina Narbona, con ocasión de la presentación de la alternativa socialista al PHN en marzo de 2001. El texto -consensuado por los líderes autonómicos pero que sigue provocando tensiones internas- 'se fundamenta en el principio de precaución' y defiende que 'las transferencias de recursos hídricos son, por sus evidentes impactos, la última de las soluciones posibles' para el problema. Pero no se descartan para la castigada cuenca del Segura, en la que se aboga por un estudio desde el marco jurídico, social y político que evite el actual conflicto. El PSOE quiere crear bancos públicos del agua para que las administraciones compren recursos a cuencas excedentes y prevé acometer planes de actuación para optimizar recursos y ahorros, garantizar su calidad, la recuperación de costes exigida por la UE y mejoras de gestión hídrica. Estos programas, una revisión del PHN, desembocan en un cálculo de recursos que priman el ahorro, la modernización, reutilización, desalación y los bancos de agua. Sin recurrir al trasvase, el PSOE defiende que así pueden obtenerse 1.134 hectómetros cúbicos anuales, frente a los 1.050 del PHN (en el caso del Segura y el Júcar, que abarcan más allá de la Comunidad Valenciana, serían 670 frente a 765), con la mitad del presupuesto del Gobierno central.
La desalación, según especialistas en este campo, no ha agotado sus posibilidades, ya que las innovaciones tecnológicas han permitido reducir los costes energéticos, frente a un trasvase que el PSOE calcula que necesitará la potencia de una central nuclear para bombear agua del Ebro a Almería.
En consonancia con el marco federal, el PSPV ha descendido al detalle, amplía los ahorros, y pide un minitrasvase que no logró incluir en el documento federal. Así, el PSPV afirma que los 350 hectómetros cúbicos del PHN asignados a la Comunidad Valenciana suponen 'poco más de la décima parte' de la demanda hídrica y considera que el ahorro y la reutilización aportarían entre 358 y 643 hectómetros cúbicos, 'casi dos veces' el caudal previsto del Ebro. La captación de aguas superficiales, subterráneas y la desalación contribuirían con hasta 380 hectómetros. Y ante las 'dificultades locales' de algunas zonas, 'sólo' reclama como transferencias los 60 hectómetros del Ebro asignados en su día para llegar por el canal Xerta-Càlig, nunca usado, y 120 hectómetros por el trasvase Tajo-Segura que pueden aprovecharse de aguas del Jarama. Esta última opción se antoja difícil, dada la creciente presión sobre el Tajo. 'Más agua, en menos tiempo y a menor coste' económico y ambiental, dice el PSPV, que no obstante, a partir de 2009, cree 'muy posible' que nuevas transferencias sean necesarias; pero no antes de agotar en el 'inmediato futuro' las posibilidades de contención de la demanda, ahorro y reutilización.