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LA VANGUARDIA Pág. t7  Martes, 16/09/2003

Autor: JORDI MARSAL
 
       
 
El movimiento antitrasvase celebra tres años de lucha
 
 
     
     
 

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JORDI MARSAL TORTOSA
Ni los sociólogos más optimistas se atreven a aventurar la longevidad de los movimientos sociales de contestación mucho más allá de algunos meses. Tampoco los convocantes de la primera asamblea de lo que posteriormente se denominaría Plataforma per a la Defensa de l'Ebre sospechaban la respuesta popular que ha llevado a centenares de miles de personas a movilizarse en las calles de Amposta, Móra d'Ebre, Barcelona, Madrid o Bruselas contra la amenaza de los trasvases incluidos en el Plan Hidrológico Nacional (PHN).
'Se había creado un ambiente derrotista respecto al trasvase, y los líderes políticos del territorio llamaban a negociar para lo que se pudiera sacar', recuerda Manolo Tomàs, cabeza visible de la Coordinadora Antitransvasaments y de la plataforma que la sucedería. Corría la tarde-noche de un 15 de septiembre del año 2000. Los antitrasvase convocaban una asamblea informativa en la sala pequeña del auditorio Felip Pedrell para unas cien personas: al final asistieron, previo cambio de sala, unas 700. Nacía así la Plataforma per a la Defensa de l'Ebre.
Ahora, después de tres años de lucha ininterrumpida y tras haberse labrado el reconocimiento internacional, la Plataforma per a la Defensa de l'Ebre vive inmersa en un fuerte proceso de debate interno sobre qué estrategia seguir para paralizar el trasvase. Tras un papel discreto en las municipales, la plataforma se debate en la necesidad de negar el voto a los partidos favorables al PHN o apelar simplemente a la conciencia de los votantes. Una auténtica prueba de fuego ante la inminente apertura del nuevo ciclo electoral en Catalunya y España.
La pugna entre los dos sectores creados, que ha generado momentos de considerable fricción interna, tiene precisamente como eje el posicionamiento político del movimiento antitrasvase. Por una parte, los que abogan por mantener la lucha en los pasillos de Bruselas, de mantener la tensión social y no separarse del discurso de la coherencia apoyado por un elaborado discurso científico, al margen de los partidos. Por la otra, los que focalizan la estrategia de oposición en el cambio político: en un vuelco al frente del Govern de la Generalitat y del Estado, como estrategia más rápida y efectiva, en concordancia con las pretensiones del PSC.
En el fondo, el debate abunda en la misma esencia de la lucha del movimiento social. 'Si somos capaces de mantener el esfuerzo, la dedicación y la coherencia, podemos llegar hasta el final de la lucha y ganarla. Si nos equivocamos y nos influyen los partidos políticos pasaremos a ser un sindicato más', argumenta Tomàs. 'La forma más rápida es que los distintos parlamentos rechacen el PHN y hagan una nueva ley. Y para ello es necesaria una mayoría parlamentaria antitrasvase. Es la vía más inmediata que tenemos: está al alcance en seis meses', replica el también portavoz de la Plataforma, Àngel Aznar.
'El momento más delicado está todavía por llegar', señala el politólogo y activista antitrasvase Pere Ferré, consciente de que el mantenimiento del equilibrio interno se puede ver tensionado por intereses partidistas en los próximos meses. Para Ferré, más allá de los comicios, la transversalidad ideológica del movimiento, del desarrollo de un discurso científico con alternativas reales (la Nueva Cultura del Agua) y la reivindicación identitaria catalanista ante la 'agresión' auspiciada por el propio Gobierno podría visualizarse en el futuro en la expansión de una conciencia social y política.


La plataforma se halla inmersa en un debate interno sobre qué estrategia seguir en la lucha contra
el trasvase del Ebro