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LEVANTE Pág.   Jueves, 07/08/2003

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El ministerio estudia vaciar pantanos de regulación del trasvase del Ebro para erradicar el mejillón cebra 
 
     
     
 

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El Gobierno plantea someter el agua a una presión de 20 atmósferas y colocar filtros

M. Josep Picó, Valencia

El Ministerio de Medio Ambiente, a través del Consorci per a la Protecció Integral del Delta de l´Ebre (Cpide), y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)estudian el vaciado de dos de los embalses que, tras su ampliación, servirán para regular el trasvase del Ebro previsto en la ley del Plan Hidrológico Nacional (PHN) para erradicar la plaga de mejillón cebra. Ambas instituciones han comenzado un análisis para eliminar el molusco invasor (Dreissena polymorpha) de los pantanos de Riba-roja y Flix.

El secado de los pantanos puede ser muy efectivo, según los expertos, porque los ejemplares sobreviven fuera del agua 48 horas. El primer vaciado controlado, que reducirá la profundidad del caudal entre cuatro y seis metros, se prevé para septiembre.

La plaga de mejillón cebra, detectada hace unos dos años en el bajo Ebro, está siendo combatida mediante diversos métodos. El organismo de cuenca dispone de unas normas específicas para evitar la propagación de este molusco exógeno, como también para limitar la entrada de nuevas especies que puedan «representar una amenaza para la conservación del ecosistema», según el documento de septiembre de 2002.

Las zonas afectadas por la invasión de mejillón cebra son los embalses de Riba-roja, Flix y el tramo inferior del Ebro -de donde se detraerán los 1.050 hectómetros cúbicos anuales -, mientras que el pantano de Mequinenza se considera un área de riesgo.

La expansión del molusco exótico en las cuencas receptoras de la trasvase del Ebro, entre las que se encuentran el Júcar y el Segura, es uno de los problemas que el Ministerio de Medio Ambiente debe solventar para efectuar la transferencia hídrica.

El estudio de impacto ambiental de la transferencia -el período de exposición pública concluyó el pasado día dos- propone la instalación de una serie de filtros, cuyas dimensiones se reducirían progresivamente y acabarían en los 1,5 milímetros. Entre las medidas para impedir la propagación de especies como el mejillón cebra se sugiere someter el agua desviada a una presión de 20 atmósferas.