OPINION
Europa Sur
EUROPA SUR Pág. E019  Miercoles, 09/04/2003

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El agua, un eje del debate  
 
     
     
 

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la tribuna
EL domingo 6 de abril se desarrolló la sexta manifestación masiva contra el Plan Hidrológico Nacional, esta vez en Barcelona, bajo el lema de Por una Nueva Cultura del Agua. No al Gobierno trasvasista . Los que pensaban que con la manifestación de Valencia a favor del plan del pasado mes de febrero el tema iba a quedar resuelto han cometido un gran error. Al contrario, con esa y otras iniciativas, como los informes sobre el Plan encargados a expertos internacionales, el Gobierno ha animado un debate que se convertirá en uno de los temas de discusión en las próximas contiendas electorales.
Aunque hace unos años parecía una tarea casi imposible, poco a poco la sociedad va entendiendo que el agua es algo más que un recurso productivo que no se puede perder en el mar y que hay que poner a disposición de las actividades empresariales que lo demanden sin más consideraciones y por cuenta de erario público. Vamos avanzando, con dificultades y resistencias enconadas, a una nueva manera de enfocar la relación con el agua, a una Nueva Cultura del Agua, que, en realidad, no es sino la expresión del proceso más amplio de transición hacia un modelo general de desarrollo sostenible, en un contexto de crecientes condicionantes globales. Una Nueva Cultura del Agua basada en dos principios esenciales: aprovechar el agua como recurso natural, conservándola como patrimonio, y gestionar el agua desde políticas de control de la demanda y no con políticas de aumento de la oferta.
¿Por qué los debates, los conflictos y las movilizaciones sobre el agua son tan enconados? La respuesta tiene mucho que ver con el valor simbólico del agua, con su presencia en todas las actividades sociales, productivas o lúdicas y con su función básica en los sistemas naturales, ya sean húmedos o áridos. Pero también tiene que ver con el hecho de que el agua se genera, fluye, se utiliza y se vierte por toda la superficie de la tierra.
Cualquier actividad, aunque no tenga un objetivo hidráulico directo, influye sobre su generación y circulación: roturar o reforestar un monte, el cambio de modelos urbanos, una autopista o el aparcamiento de una gran superficie comercial, por ejemplo; por no hablar de la expansión de regadío, la implantación de nuevas industrias o el crecimiento de las actividades turísticas. Por eso, hablar de cambio de política de agua significa poner en discusión el modelo de desarrollo territorial en vigor en cada momento. De ahí la complejidad a la vez que la profunda significación política del debate sobre el agua.
En España y Andalucía el agua no se puede considerar un elemento físicamente escaso en términos absolutos. Con una disponibilidad media de 2.000 o 2.500 litros por persona y día (incluyendo todos los usos urbanos, industriales y agrícolas), el recurso disponible puede cubrir sobradamente y con todas las garantías las necesidades vitales de la población, que hace pocos años una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña fijó acertadamente en 125 litros/habitante/día. Esta es la cantidad que hay que garantizar con buena calidad (aunque sólo una pequeña fracción de ella se destina al consumo de boca) y a un precio asequible para toda la población. Por encima de esta cifra, empezamos a hablar de usos económicos (agrarios, industriales, ocio y turismo) o suntuarios (jardines privados) que no pueden beneficiarse, aunque continuamente lo intenten, de la retórica del carácter del agua como recurso vital , de la sed de nuestros campos o de una mal entendida solidaridad que nadie pide respecto de otros recursos y características naturales, como el sol o las playas, también desigualmente distribuidos en el espacio.
En este contexto, el cuestionamiento de las subvenciones perversas sigue siendo una prioridad básica en España y en Andalucía. No se puede seguir aplicando dinero público para generar agua con grandes impactos ambientales y sociales con la que aumentar la producción agrícola excedentaria o los desarrollos urbanizadores de la industria del ocio. La ausencia de criterios de rentabilidad económica se mantiene como una de las claves de la estrategia hidráulica dominante que produce una espiral de procesos de desarrollo agrícolas y urbanísticos desproporcionados y deterioro de las fuentes de recursos hídricos. En ausencia de fondos comunitarios las cuentas del Plan no salen, como han puesto de manifiesto, dando la razón a los investigadores españoles, los expertos de Berkeley contratados por sus propios partidarios.
Por este motivo, el núcleo del debate político sobre el Plan Hidrológico Nacional se viene centrando durante los dos últimos años en la cuestión de la financiación europea. Máxime cuando la propia administración que promete precios subvencionados tiene en la recámara mecanismos de privatización (mercados de agua, gestión de los recursos a través de las llamadas Sociedades Estatales) que podrán activarse una vez que el agua subvencionada llegue a su destino.
El Colectivo Universitario Naturaleza y Desarrollo está integrado por Jaime López de Asiaín, catedrático de Arquitectura; Ricardo Marqués, profesor titular de Física; Leandro del Moral, profesor titular de Juan F. Ojeda, Valeriano Ruiz y Fernando Sancho). 6 de abril de 2003.
Colectivo Universitario Naturaleza y Desarrollo