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EL PERIÓDICO DE ARAGÓN Pág. 24  Martes, 25/03/2003

Autor: JOSE VICENTE LACASA AZLOR
 
       
 
Agua para la vida 
 
  TRIBUNA DE OPINION Las obras de regulación avanzan despacio. El compromiso es seguir adelante, salvo que lo impida el impacto ambiental o lo desestimen los usuarios   
     
 

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Presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro La celebración del Día Mundial del Agua tiene doble fuerza en 2003, declarado Año Internacional del Agua Dulce. Esta coincidencia debería servir al examen colectivo e individual sobre lo que hacemos para proteger un bien escaso e imprescindible para la vida. La responsabilidad del uso racional, equilibrado y sostenible en el presente que asegure los recursos hídricos en el futuro tanto a las poblaciones como a los ecosistemas es de todos.
El Programa Mundial para la Evaluación de los Recursos Hídricos plantea once retos que la semana pasada se evaluaron en el Foro Mundial del Agua, y que estructuran el primer informe mundial sobre los recursos hídricos. Cubrir las necesidades básicas; asegurar el suministro de alimentos; proteger los ecosistemas; compartir los recursos hídricos; gestionar los riesgos; valorar el agua; la gestión integral y la administración responsable son los siete retos principales. Se suman la promoción de una industria más limpia y respetuosa con la calidad, el papel fundamental en la producción energética, mejorar los conocimientos básicos sobre este preciado bien natural y evaluar los problemas específicos del crecimiento de las ciudades.
Los retos mundiales antes citados constituyen, en nuestro propio ámbito, el cometido y el fundamento de las confederaciones hidrográficas. La profesionalidad y experiencia de más de tres cuartos de siglo es hoy un referente y un modelo para otros países.
La Confederación Hidrográfica del Ebro fue la primera. Las puertas están abiertas para dar a conocer nuestra experiencia y nuestra gestión, así como para contribuir al conocimiento del medio hídrico.
La tarea cotidiana del Organismo es administrar el agua regulada y hacerlo con la implicación de los usuarios a través de los distintos órganos colegiados. La regulación es también un factor importante para ofrecer seguridad ante los riesgos (inundaciones o sequías). Lo vimos en el Ebro el pasado verano cuando el río tuvo caudal ambiental gracias a los embalses o en las pasadas inundaciones que originaron los afluentes sin regulación. Las nuevas obras de regulación avanzan despacio, es cierto. El compromiso es seguir adelante, salvo que lo impida el impacto ambiental o lo desestimen los usuarios a través de sus legítimos representantes.
Es nuestro trabajo --también el de otras Administraciones-- dar soluciones que cubran las necesidades básicas; es decir, asegurar el acceso al agua y a servicios de saneamiento en calidad y cantidad suficientes. Se está haciendo y se está mejorando con los abastecimientos alternativos a Zaragoza y entorno; a Lleida y su comarca y, entre otros municipios de la cuenca, a Graus (Huesca). Hay proyectos para seguir avanzando, que, además de compromiso, tienen declaración de interés general al incluirse en el Plan Hidrológico Nacional.
El saneamiento y la depuración están muy vinculados a la protección de los ecosistemas. La cuenca del Ebro ha ganado calidad con infraestructuras como la depuradora de Reinosa, inaugurada hace escasos días por la ministra de Medio Ambiente,
Elvira Rodríguez ; la planta que entrará en servicio en breve en Miranda de Ebro o la nueva depuradora de Logroño por citar tres ejemplos de los dos últimos años. La calidad del agua y protección del ecosistema no compete sólo a la Confederación, involucra a las Comunidades Autónomas, a los municipios, a las industrias y, directamente, a todos los ciudadanos en una sociedad mayor de edad.
La planificación, que es una obligación que marca la vigente Ley de Aguas, y la gestión dan respuesta a retos tan importantes como compartir los recursos hídricos con una equilibrada distribución. Aquí se enmarcan los sistemas de explotación y comunidades de usuarios y, por citar un modelo de solidaridad, el embalse de cabecera del Ebro que sigue siendo hoy la única garantía para el abastecimiento de los canales de Tauste, Lodosa e Imperial de Aragón, incluida la ciudad de Zaragoza.
El suministro de alimentos está vinculado al mundo rural y a la modernización del regadío. En el mundo desarrollado, tiene también estrecha relación con la urbanización y, en gran medida, con la necesidad de valorar el agua. Aspectos que tienden al imprescindible ahorro de un recurso escaso. El binomio mundo rural-mundo urbano y los planteamientos excesivamente economicistas tienen el
riesgo de olvidar los distintos valores del agua (económicos, sociales, ambientales y culturales) y, con ello, crear nuevos desequilibrios en el acceso al recurso.
La Administración hidráulica tiene un peso importante en estas responsabilidades, pero es muy imprescindible la implicación de la sociedad. Además, es necesaria la coordinación y colaboración institucional porque el reparto de responsabilidades define y limita la actuación de la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre los ríos de nuestro ámbito territorial. Un territorio de más de 85.000 kilómetros cuadrados de nueve comunidades autónomas.
Los retos para usar y preservar un bien preciado nos involucran a todos. Al abrir el grifo doméstico, al desechar el agua ya utilizada, al regar, al emplear el recurso para la producción agrícola, industrial y energética o, simplemente, al pasear junto a un cauce encontramos multitud de oportunidades para respetar el agua, que es tanto como respetar la vida.