LOCAL E (País Vasco)
País Vasco ,
EL PAIS Pág. 4  Sabado, 15/02/2003

Autor: MIKEL MUEZ
 
       
 
Itoiz comienza su cuenta atrás 
 
     
     
 

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Pamplona
El pasado 27 de enero, en el transcurso de una gris mañana de lunes, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) procedía a realizar una sencilla operación técnica a los pies del dique de 122 metros que corona la colosal obra del pantano de Itoiz. Un grupo de operarios colocaba el tapón del embalse. El deslizamiento de la plancha de acero, de 18 toneladas de peso, fue filmada y fotografiada por los responsables técnicos de la obra. Instantes después de cerrar el único túnel de desvío de las aguas del río Irati que quedaba abierto bajo la presa, Itoiz comenzó a almacenar agua.
Fue, sin duda, uno de esos momentos que nadie duda en calificar de 'históricos', década y media después de que se iniciase el todavía inconcluso conflicto jurídico sobre su construcción y como colofón a diez años de obras y de polémicas por las mismas.
Sin embargo, el inicio del llenado, un proceso gradual que no concluirá antes de tres o cuatro años, según fuentes estatales, no suscitó la convocatoria de acto oficial alguno ni sirvió de marco para que los políticos promotores de la obra, una de las mayores y más costosas infraestructuras realizadas nunca en la comunidad foral, se hicieran la foto preelectoral de rigor. La extraordinaria importancia del hecho apenas dio lugar a una escueta nota de prensa que se distribuyó acompañada de algunas imágenes.
Podría concluirse que la controversia sobre la legalidad administrativa, medioambiental y de seguridad que ha acompañado a esta obra desde sus orígenes ha levantado un extendido recelo en todos los ámbitos que sólo se despereza de vez en cuando al compás de los últimos pronunciamientos judiciales que quedan pendientes.
Itoiz será el trigesimoprimer embalse de España por su capacidad de almacenamiento (418 hectómetros cúbicos). Ha costado 165.591.521 euros y, de momento, ha formado en su fondo un charco de apenas 8,5 hectómetros cúbicos, un 2% de su capacidad total. Es la cantidad máxima a la que se puede aspirar como límite de precaución en tanto en cuanto no esté completamente desarrollado el preceptivo plan de emergencia de la zona afectada, un plan aprobado, con un proyecto técnico en fase de adjudicación de obras, que no se resolverá antes del próximo mes de junio y que la Coordinadora que se opone a la construcción del pantano recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
La pasada semana, con unos cauces de los ríos Irati y Urrobi muy crecidos por el temporal de lluvias y el deshielo, las aguas embalsadas alcanzaron y sobrepasaron ampliamente el nivel máximo topográfico de 506,5 metros autorizado para el que se denomina 'embalse muerto', es decir, el agua que se encuentra por debajo de la cota de los desagües de fondo del pantano. La localidad de Itoiz quedó repentinamente aislada por el pantano, que en pocas horas almacenó más agua (26 hectómetros cúbicos) que el embalse de Eugui, del que actualmente se abastece Pamplona.
Tras el verano, y de forma escalonada, el plan de carga de la presa prevé el paulatino llenado del gran vaso en forma de letra u que es Itoiz, anegando una superficie superior a las 1.100 hectáreas de terreno.
El Ministerio de Medio Ambiente, la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Gobierno foral, impulsores de la obra, consideran que el capítulo judicial que ha acompañado al proyecto casi desde sus inicios está definitivamente cerrado y que, al ser el pantano completamente seguro, el inicio de su llenado es una actuación lógica de lo que califican como último paso del proyecto. Las instancias oficiales siempre han despreciado los riesgos catastróficos anunciados en los informes elaborados por el ingeniero Arturo Rebollo y el profesor Antonio Casas por encargo de la Coordinadora. No hay riesgo alguno, han reiterado los responsables públicos del embalse, aunque esta misma semana la carretera quedase cerrada por los primeros deslizamientos de tierra en la ladera del estribo izquierdo de la presa auxiliar.
¿Qué queda entonces por hacer? Construidas ya las nuevas carreteras de circunvalación que sustituirán a las vías a inundar, falta todavía la deforestación de las gargantas de los ríos Irati y Urrobi, el traslado de algunos cementerios e iglesias de valor patrimonial de localidades que desaparecerán bajo las aguas y el desalojo de los habitantes, unas 60 personas que aún residen en estos recogidos pueblos, entre ellos Itoiz, Nagore, Orbaiz, Osa, Gorriz o Artozqui. La base permanente de toma de datos que la asociación Greenpeace, firmemente opuesta a Itoiz, conservaba desde hace años junto al embalse, fue desmantelada por la Guardia Civil el pasado enero.
El planeamiento urbanístico de Nagore está dispuesto para acoger a los desplazados que lo deseen en nuevas viviendas que se construirán junto a las propias aguas. El Ejecutivo foral planea ya la diversificación de usos del pantano con destino al ocio y la práctica de deportes acuáticos mediante la construcción de varios campings en la zona.
Aunque unos y otros han ido modificando sus discursos a través de los años, se mantiene la originaria promesa gubernamental de que las aguas de Itoiz fertilizarán 57.000 hectáreas de nuevos regadíos en el campo navarro y que no se escaparán aguas abajo del río Ebro para otros aprovechamientos más lucrativos del Levante español.
A ese destino prometido se han añadido en los últimos tiempos otros usos previstos, como el del abastecimiento para el consumo humano e industrial de Pamplona y otras áreas que suman unos 300.000 habitantes en 60 municipios.
Todo ello será posible a través del Canal de Navarra, una faraónica línea de agua de 177 kilómetros de longitud (entre Itoiz y Ablitas) cuyos tres primeros tramos se encuentran ya adjudicados y en construcción. El Estado sufragará el 60% del presupuesto total, que en 2000 estaba calculado en 623,4 millones de euros. Navarra pagará el resto.
La toma del canal está situada en la cota 534. Serán 45 metros cúbicos por segundo aprovechables a partir del año 2005. A falta de los últimos flecos jurídicos, sólo el tiempo constatará si las razones esgrimidas por unos y otros a lo largo de los últimos años estaban o no fundadas.