LOCAL REGIONAL palma
Baleares
El Mundo Pág.   Martes, 28/10/2003

Autor:
 
       
 
CORT Emaya 'engorda' la factura del agua pese a que ganó 5 millones de € de enero a agosto  
 
  Con los pantanos al 65% de capacidad, la empresa adquirirá 17 millones de metros cúbicos de agua desalada «en previsión de un mal año de lluvias»    
     
 

[4546 Caracteres]
INDALECIO RIBELLES PALMA.- La empresa municipal Emaya ha obtenido beneficios de más de cinco millones de euros por la venta de agua potable desde los meses de enero a agosto del presente año. La cifra es similar a las ganancias obtenidas durante todo el ejercicio del pasado año cuando la empresa de aguas y alcantarillado obtuvo un superávit similar por este concepto.
Las ganancias obtenidas por la venta de este bien de primera necesidad sirven para maquillar las cuentas de resultados y que los números cuadren las pérdidas que la empresa obtiene por otros concepto: recogida de basuras, alcantarillado o servicio de limpieza.
En este último caso, las cuentas de la empresa del último ejercicio reflejan una pérdida de 784.000 euros; en la recogida de basuras y eliminación de residuos, los números rojos superan el millón de euros, en concreto 1.200.000, mientras que en el alcantarillado de pluviales las pérdidas ascienden a 103.000 euros.
Los beneficios obtenidos en el consumo de agua al final de cada ejercicio hacen que, por ejemplo, este año Emaya haya entregado a las arcas municipales más de 3.600.000 euros obtenidos después de cuadrar los números. «En Palma pagamos el agua como vino de Rioja», afirmó en tono humorístico tras la reunión del consejo de administración que ayer celebró Emaya la regidora Rosa Marqués (PSOE). Una opinión que suscribirían miles de ciudadanos que han visto como las tarifas por el consumo del líquido elemento se han disparado.
Cada vez más cara De hecho, según el principal partido de la oposición, el precio del agua en la ciudad se ha visto incrementado en un 131.6% en el año 2002 respecto a 1998. Este dato supone que el agua ha subido ocho veces más que el IPC, ya que el metro cúbico valía hace cuatro años 1,45 euros (253 pesetas), mientras que durante este año ejercicio los ciudadanos lo han pagado a 3.87 euros (643 pesetas). Desde enero del próximo año el precio será de 3,94 euros.
Unos datos que corroboran el hecho de que Baleares sea ya la segunda comunidad de España que paga más caro el consumo de agua con el agravante en el caso de Palma de que la escala de tarifas provoca que el metro cúbico de agua sea más caro para las familias que menos consumo hacen. Es decir Emaya ha aumentado sobre todo las tarifas fijas, aquellas que no varían en función del consumo.
«Utilizan el agua como si fuese otro producto de mercado y desde luego el sistema de funcionamiento de la empresa está claro: obtener el máximo beneficio, aunque sea a costa de un bien de primera necesidad, y olvidando que es una empresa pública», afirma Marqués, representante socialista en el consejo de administración de Emaya.
Y los embalses casi llenos A ello se viene a sumar otro interrogante: ¿Por qué no bajan las tarifas en años como el 2002 o el actual con índices excelentes de pluviometría y los pantanos a más del 65% de capacidad?. Una cifra superior incluso a los niveles de reserva al que se encontraban el pasado año: un 53,65%, según fuentes de la empresa municipal referidas al pantano de Cúber y al Gorg Blau.
En teoría, y a simple vista desde el año 2002, el coste de producción del agua en Palma es cero ya que procede en su totalidad de estos embalses.
Sin embargo, la realidad es otra. Emaya está obligada a comprar desde el año 2000, y por un período de siete años, un mínimo de 8 millones de metros cúbicos de agua desalada, sea o no necesaria, para el consumo doméstico.
Este fue el acuerdo al que llegaron el ex alcalde Joan Fageda con la consellera de Medio Ambiente del Pacte de Progrés, Margalida Rosselló, para salvar la sequía del año 2000 y financiar aquellas desaladoras móviles, hasta siete, que garantizarían el suministro de agua a Palma, Calvià y Andratx.
Un acuerdo que a su vez fijaba que los ayuntamientos deberían hacer frente a los costes fijos anuales de explotación de las desaladoras (un total de más de dos millones de euros) y a su mantenimiento, por lo que como reconoce el propio Antoni Nadal desde Emaya, «aunque no necesitemos este agua, hay que comprarla y mientras menos compremos, como los costes siguen subiendo, más cara nos sale». Otra de las interrogantes es por qué para el año próximo Emaya doblará el consumo de agua de las desaladoras. Según el cuadro de previsiones para el próximo ejercicio la empresa adquirirá un total de 17,5 millones de metros cúbicos, el doble del volumen adquirido durante estos tres años.
«Prevemos una situación complicada y un mal año de lluvias para el próximo ejercicio», razonó el regidor Antoni Nadal.