Opinion editorial-opi
Nacional Vizcaya
EL CORREO Pág. 24  Lunes, 17/02/2003

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Los enfados del río Zadorra 
 
     
     
 

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Con demasiada frecuencia acostumbramos a tratar los temas del agua cuando ésta es escasa o abunda en términos de inundación. A veces es necesario que se produzcan episodios de inundación para que nos demos cuenta de que el río, en toda su extensión, es un sistema dinámico y vital. No es la primera vez, y probablemente tampoco será la última, que el río Zadorra abraza con la inundación su espacio de libertad fluvial, dejando a los arrendatarios de sus dominios sumidos en la desolación y el desasosiego.La semana pasada varios núcleos de la provincia de Álava quedaron afectados por las inundaciones, pero sin duda ha sido el comportamiento hidráulico del río Zadorra el que ha mantenido en alarma a los pueblos ribereños y principalmente a la periferia urbana norte de Vitoria. Una vez más, el río nos enseñaba sus escrituras de propiedad mientras sus aguas cubrían campos, caminos y carreteras y se anegaban sótanos y comercios. Ahora que las aguas vuelven poco a poco a su cauce y se sostiene que podía haber sido peor , se vuelve a abrir el conflicto del agua entre Vitoria y Bilbao a la hora de analizar las causas y buscar responsabilidades. Parece claro que el principal factor desencadenante del proceso fue una situación climatológica con nieve, rápido deshielo y aguaceros de baja intensidad con una duración media o larga, que son los que desencadenan situaciones de mayor riesgo, en la cuenca vertiente de los embalses. Pero el clima no puede rendir cuenta de su comportamiento. Es así de impredecible y caprichoso, para bien o para mal. Son muchos los que consideran que la gestión de los embalses del Sistema Zadorra (Urrúnaga-Ullíbarri) y, en última instancia, la situación de la curva de explotación, están en la raíz del problema.Debemos tener en cuenta que tanto el embalse de Urrúnaga (72 Hm3) como el de Ullíbarri-Gamboa (147 Hm3) son embalses de abastecimiento, y solamente cuando los volúmenes están por encima de la curva de explotación pueden ser turbinados por Iberdrola, propietaria de los embalses. De los tres usuarios del sistema (Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia, Aguas Municipales de Vitoria-Gasteiz e Iberdrola), los dos primeros mantienen discrepancias en el modelo de gestión del sistema. Mientras que el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia defiende que la cota de la curva de garantía debe ser lo más alta posible para asegurar el abastecimiento, Aguas Municipales de Vitoria-Gasteiz reclama la necesidad de rebajar dicha cota para asegurar un margen de resguardo superior, capaz de laminar las avenidas de la cuenca vertiente de los embalses. La polémica curva de garantía que en teoría debiera garantizar el abastecimiento, en cada momento, al área metropolitana del Gran Bilbao ha sufrido modificaciones. En la actualidad, por falta de acuerdo entre los integrantes de la junta de explotación del Sistema Zadorra, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha impuesto unas cotas en la curva de garantía que oscilan entre los 134 Hm3 en el mes de febrero y los 180 Hm3 durante los meses estivales. En el equilibrio está la virtud, pero es difícil en un embalse combinar las tres funciones: abastecimiento, producción hidroeléctrica y laminación de avenidas. De lo que no cabe duda es de que el comportamiento hidráulico de la cuenca del Zadorra está condicionado por los criterios de explotación en el sistema de embalses Urrúnaga-Ullíbarri, eficaces en situaciones de avenidas ordinarias pero con poco margen de laminación ante episodios extraordinarios. A estas alturas vuelve a surgir la pregunta de siempre: ¿es posible resolver el problema de las inundaciones en Vitoria? Considero que será difícil acabar con el problema, a pesar de que algunos intentos proyectan paliar los efectos de las inundaciones, como por ejemplo las intervenciones realizadas en el tramo final del río Alegría o el cauce alternativo para avenidas considerado en el Plan especial de defensa contra inundaciones del Zadorra en el casco urbano de Vitoria-Gasteiz en el tramo puente de Gamarra-puente de la autovía N-I . Lo que parece imprescindible, en cualquier caso, es aumentar la capacidad de laminación del sistema Urrúnaga-Ullíbarri, y, a la vez, justificar los niveles máximos de embalse admisibles en cada época del año.No podemos olvidar, tampoco, que desde que se construyó la presa de Ullíbarri-Gamboa, en 1956, el cauce del Zadorra ha ido perdiendo capacidad hidráulica, con una disminución notable de los niveles de l.mina y de las velocidades de flujo, lo que ha favorecido el desarrollo de un cauce con menor sección hidráulica y por lo tanto con menor capacidad de desagüe. También la disminución en la frecuencia de las avenidas ordinarias ha permitido procesos de colmatación y colonización de cauce por parte de la vegetación herbácea. Además, las intervenciones antrópicas realizadas en el sistema cauce-riberas y en la llanura de inundación, donde se ha producido una profunda alteración de los usos del suelo, han modificado profundamente la dinámica fluvial del sistema. Debemos recordar que antes de la construcción de los embalses la llanura de inundación, hoy profundamente alterada, era la encargada de laminar de manera natural las avenidas que se generaban en la cuenca vertiente. Hoy el panorama ha cambiado y nos encontramos con un cauce cuya amplia vega de inundación ha sido progresivamente ocupada al amparo de la falsa seguridad , que generaba la construcción de las presas. A la vez que ha ido aumentando la presión urbanística lo ha hecho la situación de riesgo, perfectamente reflejada en las inundaciones de enero de 1981, mayo de 1991, diciembre de 1996 y las recientemente sufridas . Algunas actuaciones realizadas en las décadas pasadas, como construcciones en terrenos inundables, superficies comerciales sobre antiguos cauces, alteración de la vegetación riparia, eliminación de meandros, etcétera, han contribuido, de una manera directa a incrementar los efectos de las avenidas. Dichos usos invasivos han derivado hacia otros de mayor vulnerabilidad intrínseca.Las soluciones para un caso general, es decir, sin entrar en la parte de la que es responsable la Confederación Hidrográfica del Ebro como garante de una adecuada explotación de los embalses, pueden venir de reconducir los usos de la vega de inundación hacia otros menos vulnerables y habilitar un espacio de libertad fluvial. En este último sentido, no hay que pretender que todo el caudal circule ­quepa­ de inmediato en un canal (trasladando el problema agravado aguas abajo, en una espiral de riesgos crecientes), sino todo lo contrario: procurar que volúmenes crecientes de agua salgan cuanto antes por el lateral del cauce, desbordando allí donde hagan más falta y causen menos preocupación; fertilizando la terraza, yéndose filtrando, y tardando lo más posible en volver al curso principal. En cuanto al Zadorra, probablemente bastaría reducir unos pocos hectómetros cúbicos de capacidad del sistema para paliar un amplio espectro de sus crecidas: aunque hay que seguir subrayando que la plena protección no existe y que, por lo tanto, de lo que se trata es de gestionar los riesgos mediante prevención y anticipación.Y una reflexión final. Si deslindásemos lo que es fruto de la acción de la naturaleza de lo que es achacable a la acción humana en este grave episodio de las inundaciones, deberíamos convenir en que hay muchas concepciones y muchas actuaciones derivadas que repensar. En particular, cremos que la gestión del Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia debe ser profundamente revisada. ¿Ha reflexionado alguna vez el Consorcio sobre las virtudes de las políticas de gestión de la demanda frente a las de oferta que, en lo fundamental, caracterizan su gestión? ¿Entiende el Consorcio la enorme importancia de las políticas de ahorro y eficiencia en el consumo de agua en el ámbito urbano e industrial? Si cree que lo comprende y actúa en consecuencia ­y debe demostrarlo­, ¿por qué la eficiencia de las redes de distribución de los municipios de su competencia está a años luz de la de las redes de distribución de Vitoria?, ¿por qué no diseña planes integrales de ahorro de agua, municipio por municipio, como ha diseñado, y va a aplicar, el Ayuntamiento de Vitoria? El Consorcio debe reducir la presión sobre el sistema del Zadorra con políticas complejas, valientes, creativas y generosas. En todo caso, en el largo camino de consenso y diálogo entre las administraciones implicadas, no se debe olvidar que aguas abajo de la presa existen pueblos y una ciudad, Vitoria, que, en determinadas condiciones climatológicas, han pasado más de una noche mirando con temor hacia el cielo.