SOCIEDAD AL DIA
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DIARIO VASCO | Pág.
Jueves, 03/07/2003 Autor: JORGE NAPAL/DV. SAN SEBASTIÁN |
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El deterioro del único canal del Añarbe obliga a buscar nuevas alternativas |
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Pie de foto:Una vista del embalse de agua del Añarbe, que abastece a 302.000 personas de la comarca de Donostialdea. [JOSÉ MARI LÓPEZ] | ||||
[4085 Caracteres] Se podría utilizar el río Urumea como conducto donde soltar el agua, antes de bombearla a Petritegi. El último estudio contabiliza 213 pequeñas fugas JORGE NAPAL/DV. SAN SEBASTIÁN Una vista del embalse de agua del Añarbe, que abastece a 302.000 personas de la comarca de Donostialdea. [JOSÉ MARI LÓPEZ] La Sociedad de Aguas del Añarbe, que abastece a 302.000 habitantes de San Sebastián y nueve ayuntamientos más de la corona de Donostia -Pasaia, Lezo, Errenteria, Hernani, Urnieta, Astigarraga, Usurbil y Lasarte-Oria-, estudia la posibilidad de utilizar el propio río Urumea como conducto alternativo al único canal de abastecimiento de agua que existe en la comarca y que cuenta ya con varias décadas de funcionamiento. El problema no es nuevo. La falta de alternativas dobladas de conducción del agua bruta del canal supone un motivo de «preocupación histórica». La construcción actual es una obra que data de los años 50, y presenta deterioros derivados de su uso. Enrique Noain, presidente de la sociedad pública (Añarbeko Urak, S.A) reconoce que «tenemos un pequeño punto débil», que si bien no hay que exagerar ni dramatizar, «tampoco hay que ignorarlo». Riesgo potencial Esta peculiaridad que ofrece la comarca -común a otras muchas ciudades españolas- de disponer de una única conducción de agua, en este caso, desde el embalse de Añarbe hasta la ETAP (Estación de Tratamiento de Agua Potable) de Petritegi, en Astigarraga, se traduce en un riesgo potencial: una interrupción prolongada en ese canal de agua por el que viajan a los hogares de los diez municipios guipuzcoanos entre 1.100-1.300 l/s (litros por segundo) impediría seguir fabricando agua potable por falta de materia prima. En opinión de Noain, la construcción del canal, que cuenta con una extensión de 11,642 km, fue «muy meritoria en su día, una obra muy compleja», pero se hizo en una década que no fue precisamente la idónea en cuanto a construcciones de hormigón y armaduras, por lo que ahora se han empezado a contemplar otro tipo de soluciones. Pequeñas fugas En los años 90, 94 y 99 se encargaron distintos estudios que analizaban las condiciones que presentaba el canal. El último trabajo contabiliza hasta 213 puntos en los que hay pequeñas fugas. «Son deterioros no dramáticos, pero entrar a repararlos supone tener que parar un mes», un periodo de tiempo que, evidentemente, es imposible abordar por esa falta de alternativas de conducción. De hecho, los cortes de agua nunca pueden exceder las seis horas, una limitacion que por otra parte es posible gracias a los depósitos de agua potabilizada con los que cuenta Aguas del Añarbe, el mayor de 20.000 metros cúbicos. Diez estudios Desde entonces se han estudiado hasta diez alternativas con un sólo objetivo: llevar el agua bruta desde el embalse hasta la ETAP de Petritegi. Habida cuenta del elevado coste que suponen las distintas posibilidades, surgió una idea. «¿Por qué no utilizar el mismo río Urumea como canal de conducción?». El plan pasaba por soltar el agua del embalse en el río, y en algún punto próximo a la potabilizadora succionar ese agua con bombas e impulsarla de nuevo a la ETAP. Es evidente que este sistema exige que el río conserve las condiciones de prepotabilidad adecuadas. Noain sostiene en este sentido que «esto no podría ser posible en un río que tuviera metales pesados o mercurio. Es decir, no habría sido posible hace veinte años, porque el Urumea no presentaba las condiciones idóneas». Pero ahora sí. De este modo, el objetivo del proyecto pasa por acudir lo más abajo posible del río para llevar a cabo el punto de toma y reducir así la conducción del agua a la potabilizadora, eludiendo la salinidad del mar. Toma en Epele En este sentido, la opción más viable supondría la toma de agua en Epele, en un recorrido que incluye la central hidroeléctrica de Lastaola, provista además de un azud, una pequeña presa o muro en el río para que el agua coja altura. «Presentaría las condiciones idóneas para instalar nuestras estaciones de bombeo», asegura Noain. |
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