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Sevilla
DIARIO DE SEVILLA Pág. G002  Lunes, 06/10/2003

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Construcción del mayor pantano de Sevilla Más del 50% de las obras de Melonares estarán concluidas el próximo año  
 
     
     
 

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Los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que están desarrollando actuaciones en un área de 15 kilómetros, ya trabajan en la cimentación de la presa principal
rosa llacer
n La presa de Melonares, el pantano esperado durante más de 20 años y que permitirá contar con 34 hectómetros cúbicos más de agua al año para Sevilla y su área metropolitana, es hoy un cortado entre dos colinas de rocas volcánicas alrededor de las cuales comienzan a dibujarse caminos y un pequeño poblado. A algo más de medio centenar de kilómetros de la capital hispalense, ingenieros y técnicos horadan el terreno poco a poco, en una sucesión de voladuras controladas que se prolongarán durante todo un año. Los cimientos de la presa, que describirá un arco de varios centenares de metros, se levantarán a lo largo de 2004 en este enclave colindante a la cuesta de Los Melonares, de la que toma nombra el pantano. En paralelo, y en cumplimiento de las exigencias de la Unión Europea (UE) para acceder a la financiación del 75 por ciento de las obras, se trabaja intensamente en las obras de compensación ambiental. El próximo año, más del 50 por ciento de todas las actuaciones estarán concluidas: dos azudes –presas sin regulación de agua–, una repoblación de más de 400.000 árboles y arbustos, un puente, tres cortijos y los cimientos de hormigón de la gran obra de ingeniería que cerrará el cauce del río Viar e inundará 1.476 hectáreas de terreno en cinco términos municipales.
"Todo va según lo previsto, pero estamos trabajando en un área enorme, con muchas precauciones medioambientales y en tareas completamente distintas , explica Enrique Grosso, ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y director de las obras. Sobre el terreno es fácil comprender el porqué de estas palabras. Aunque el número de empleados ha descendido tras concluir la repoblación del pasado año, los operarios de la UTE (Unión Temporal de Empresas) de Sando y Ferrovial se distribuyen a lo largo de 15 kilómetros de terrenos, más de 3.000 hectáreas en las que se conjugan las exigencias del plan de vigilancia ambiental y las tareas propias de la obra civil. En definitiva, muchos trabajos, todos distintos y separados por miles de metros. La principal dificultad para cumplir los plazos es precisamente ésta, si bien hasta el momento la UE sólo ha solicitado información sobre el cumplimiento de los planes económicos.
Este año será de arena. El próximo, de hormigón . Así describe Enrique Grosso las tareas que en estos momentos se están llevando a cabo en la presa principal. Hace sólo unos días, han llegado máquinas nuevas, conocidas como lagartos, que se encargan de retirar la tierra y la roca molida que dejan atrás las explosiones. Ya van una decena de voladuras y los kilos de explosivos utilizados se cuentan por miles, pero faltan muchas otras hasta que se llegue a los cimientos Melonares y se logre el desvío del río Viar que permitirá trabajar en la zona. Los caminos y las casas que ocuparán los guardas del pantano comienzan a tomar forma. No será, en cualquier caso, fácil y es que la presa principal se construirá conforme a una estructura inédita en Sevilla, el arco gravedad. Además, varios cientos de metros de diques de tierra se están levantando con el material extraído de las voladuras. Estamos trabajando en cuatro tipologías de presa completamente distintas , explica el ingeniero.
Y es que, pese a la creciente actividad en la presa principal, son los dos azudes de cola los que más hora de trabajo han necesitado hasta ahora. Con 400 metros de longitud y más de 20 metros de altura, el primero de ellos, el azud del Esparragal-La Zamarrona está clasificado por la legislación vigente como una gran presa, pero las 110 hectáreas que inundará no se destinarán a abastecimientos ni regadíos. Se convertirán en un gran lago, con varias islas artificiales que también están en construcción, para la avifauna de la zona. Pese a ser tres veces más pequeño que la presa principal y acumular 46 veces menos agua, ha obligado a construir un camino nuevo y a levantar un puente. Menos espectacular, el azud del Gargantafría, en el límite del área de compensación ecológica, también comienza a mostrar su futura fisonomía. Aguas abajo, creará un escondido lago de dos hectáreas.